Se retiraba del boxeo pero su pelea final tuvo un hecho inesperado: de quién se trata

Se retiraba del boxeo pero su pelea final tuvo un hecho inesperado: de quién se trata
Hace más de dos décadas, el boxeo femenino vivió un episodio inédito: el fallecimiento de Becky Zerlentes, académica y atleta estadounidense de 34 años.

Ocurrió en Denver, donde la deportista se transformó en la primera mujer en morir durante un combate en Estados Unidos, un hecho que reavivó la discusión sobre la seguridad en los deportes de contacto.

CUÁL ES LA HISTORIA DE BECKY ZERLENTES, LA BOXEADORA QUE MURIÓ EN LA PELEA DE SU RETIRO

El 3 de abril de 2005, la boxeadora Becky Zerlentes, oriunda de Colorado, subió al ring para enfrentarse a Heather Schmitz en el torneo Guantes de Oro. Lo que parecía un combate más dentro del calendario terminó en tragedia: la deportista, de 34 años, perdió la vida tras el enfrentamiento.

El hecho tuvo lugar en el Coliseo de Denver, durante el Campeonato Estatal de Boxeo Femenino Sénior de Colorado. Zerlentes, quien había sido campeona regional, disputaba la pelea bajo las normas de seguridad establecidas, incluido el uso de casco protector.

Los dos primeros asaltos transcurrieron sin sobresaltos, pero en el tercer round un golpe seco en la sien izquierda la dejó inconsciente sobre la lona. Según su mánager, Jeanne DePriest, “nadie pensó que fuera un golpe tan fuerte”. A pesar de la rápida asistencia médica, la boxeadora jamás recuperó el conocimiento.

El informe forense de Denver determinó como causa de muerte un traumatismo craneal producido por un impacto contundente. Tras analizar las grabaciones, la policía descartó cualquier sospecha de homicidio, confirmando que todo ocurrió dentro de lo reglamentado.

La noticia conmovió especialmente a Fort Collins, donde Zerlentes trabajaba como profesora de geografía y economía en el Front Range Community College. Su vida no se limitaba al boxeo: competía en triatlones, practicaba natación y artes marciales, y acumulaba un historial amateur de seis victorias y cuatro derrotas. Su compromiso con la docencia y el deporte la convirtió en una persona muy querida por colegas y alumnos.

En la madrugada posterior a la pelea, su esposo Stephan Weiler recibió una llamada desde el Denver Health Medical Center: los médicos informaron que el daño cerebral era irreversible y que el soporte vital estaba fallando. Weiler relató que probablemente su esposa ya había fallecido clínicamente en el ring.

Ante la situación, tomó la decisión de autorizar la donación de órganos, una causa que Becky apoyaba con convicción. “Alrededor del mediodía supimos que su estado empeoraba. Decidí dar el consentimiento porque sabía que la ventana para donar se estaba cerrando, y Becky defendía esa causa con mucha fuerza”, recordó.

El fallecimiento de Zerlentes impactó tanto en Denver como en la comunidad académica de Fort Collins. Estudiantes, amigos y colegas destacaron su calidez humana y su perseverancia, reconociéndola como un ejemplo dentro y fuera del cuadrilátero. Su oponente, Heather Schmitz, expresó su pesar: “No quería hacerle daño, así que me siento muy mal por lo sucedido”.

A 12 años de la legalización del boxeo femenino en Estados Unidos, el caso de Becky Zerlentes reabrió la discusión sobre la seguridad en los deportes de contacto y los riesgos asumidos por quienes compiten. Su historia sigue siendo un recordatorio de los dilemas y desafíos de esta disciplina, así como del legado de una mujer que combinó la pasión por el deporte con la vocación académica.