Physical Address
304 North Cardinal St.
Dorchester Center, MA 02124
Physical Address
304 North Cardinal St.
Dorchester Center, MA 02124


Desde septiembre, el complejo sumó una propuesta novedosa: el curling, disciplina clásica de los Juegos Olímpicos de Invierno, donde una piedra se desliza sobre el hielo mientras los compañeros barren la superficie para dirigirla hacia el objetivo conocido como “la casa”.
POR QUÉ EL CURLING SIGUE CRECIENDO EN ARGENTINA Y QUÉ BUSCA
La llegada de este deporte al país fue impulsada por Ramiro Berardo, un docente universitario cordobés que vive en Ohio. Berardo descubrió el curling por accidente hace cinco años en el Columbus Curling Club y quedó tan cautivado que decidió traerlo a Argentina. Para conseguirlo, destinó una semana de sus vacaciones a cruzar el continente y organizar la primera clínica oficial en territorio nacional.
No obstante, el principal desafío estaba en los elementos necesarios, casi imposibles de conseguir en Argentina. Mediante una colecta en Facebook y con la colaboración de su club estadounidense, logró obtener una piedra junior de 15 kilos —más liviana que las de competencia—, además de escobas, calzado especializado y un hack móvil, pieza desde la cual los jugadores se impulsan. Ese material permitió iniciar las primeras prácticas y sostener los entrenamientos actuales.
El entusiasmo del grupo excede lo deportivo: también trabajan para consolidarse formalmente. Presentaron un estatuto en la Inspección General de Justicia para convertirse en federación y ya establecieron vínculos con la World Curling Federation y el Comité Olímpico Argentino, con la intención de obtener reconocimiento oficial.
El crecimiento fue notable. Inicialmente entrenaban una vez por semana, pero ante la creciente demanda sumaron un segundo encuentro los lunes y jueves de 20 a 21. “La idea principal es que más gente se anime a probarlo. Hoy somos alrededor de 20 jugadores y ya tenemos lista de espera, cuando al comienzo no llegábamos a diez”, relató Osa.
La limitación actual es material: solo cuentan con una piedra, lo que hace que las prácticas se vuelvan lentas si se incorporan más personas. A esto se suma la adaptación del hielo: la pista donde entrenan no cumple con los requisitos propios del curling, que necesita una temperatura más baja y un riego especial llamado “pebble” para mejorar el deslizamiento. “Tenemos que hacerlo a mano”, comentó Facu, quien además se encarga de difundir la actividad.
A pesar de los contratiempos, el proyecto avanza con fuerza. “A fin de noviembre nos llegarán dos juegos completos de piedras —32 en total—. Con eso podremos sumar más gente, agregar otro día de práctica y empezar a formar equipos internos para que luego surjan clubes que también quieran competir”, anticipó Facu.
En cuanto al sueño olímpico, el objetivo todavía parece lejano, aunque no imposible. “Es un desafío grande, pero con un equipo de cuatro jugadores entrenando, incluso afuera del país, ya se puede comenzar a competir y acumular puntos rumbo a Mundiales o Juegos Olímpicos”, explicó.
Paso a paso, el curling argentino empieza a construir su propio camino. Aunque falte infraestructura y todavía haya mucho desconocimiento sobre el deporte, la dedicación de este pequeño grupo demuestra que la aspiración de ver a Argentina compitiendo sobre el hielo está más vigente que nunca.