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La ex ministra quiso cruzarse con la vicepresidenta por haberle puesto trabas a la invitación de Karina Milei. La charla telefónica con Mayans. La presencia de Villaverde, la única senadora electa que no pudo jurar.
Karina Milei casi ni le sacó los ojos de encima durante la jura. Era la primera vez que se cruzaba a Victoria Villarruel en más de un año. Enemigas íntimas desde antes de que Javier Milei asumiera como presidente, Karina tuvo que aguantar dos años sin tener un embajador de confianza que pudiera hacerle frente en el Senado. El desembarco de Patricia Bullrich vino a cambiar eso: la nueva vocera de Karina en el Senado fue la única que se ganó un aplauso de pie de la secretaria de la Presidencia. Un gesto que Bullrich correspondió a su manera. Es decir: peléandose públicamente con Villarruel.
El jueves había sido una jornada oscura para La Libertad Avanza. Después de horas de negociar y rogar y pedir favores, el oficialismo tuvo que reconocer que no tenía los votos para aprobar el pliego de Lorena Villaverde. Bullrich tuvo que aceptar que su primera misión como jefa del Senado había fracasado: la rionegrina acusada de tener vínculos con el narcotráfico no podría jurar y tendría que resignarse a que la despellejaron viva en la comisión de Asuntos Constitucionales. O aceptar que había perdido la pelea, renunciar a su banca y volver a la Cámara de Diputados.
Una vez que se acordó que el diploma de Villaverde volvería a comisión, el peronismo celebró su victoria en silencio y acordó llevar a cabo una jura lo más pacífica posible. El jefe del peronismo, José Mayans, conversó por teléfono con Bullrich y le explicó que lo ideal sería atravesar la jura sin peleas. “Van a estar todos los parientes, no podemos estar cuatro horas peleándonos”, le dijo el formoseño. Era la primera vez que la ex ministra lo llamaba por teléfono. “Estoy de acuerdo, que sea en paz. Ya habrá tiempo para los alegatos”, aceptó Bullrich.
El acuerdo duró poco. Al principio, la jura transcurrió sin problemas. Karina Milei observaba desde el palco central, escoltada por Diego Santilli y Manuel Adorni. Atrás, en las sombras, la acompañaba también Lule Menem. Todos aplaudían y se sonreían cuando juraba alguno de los senadores electos de LLA, aunque solo se pararon cuando fue el turno de Bullrich.
Algunos senadores levantaron una ceja cuando Villaverde ingresó al recinto y se sentó en una de las bancas. Estaba lookeada para la jura –había ido con un conjunto claro como todas las senadoras electas de LLA– y se abrazó con entusiasmo a Bullrich cuando la vio, pero tuvo que abandonar el recinto a los pocos minutos: sería la única de las senadores electas que no juraría.
El resto juró sin problemas. Incluidos el chaqueño Jorge Capitanich y el rionegrino Martín Soria, que habían sido impugnados por Bullrich a modo de venganza por la impugnación a Villaverde. Capitanich estaba furioso y había jurado que, si le dejaban tomar la palabra, lo haría para destrozar a Bullrich. “Dijo que le iba decir ‘montonera’ y que era una chanta, pero pudimos contenerlo”, admiten en Unión por la Patria.
Al final de la sesión, sin embargo, Bullrich pidió tomar la palabra. Se había acordado que nadie diría nada, pero la ex ministra quería decir unas palabras. No para agradecer el voto popular o anunciar que se pondría rápidamente a la obra para avanzar con las reformas del Gobierno. No. Bullrich quería cruzar públicamente a Villarruel, en su recinto, por haberle negado la posibilidad de llevar a Karina Milei como una de sus invitadas.
Villarruel le negó la palabra.
La novela de las invitaciones había comenzado, como el rechazo a Villaverde, la noche anterior. Bullrich le había pedido a Villarruel que habilitara el ingreso de Karina Milei para la jura, pero Villarruel se negó. La presidenta del Senado le explicó que el pedido formal tenía que llegar del Poder Ejecutivo. “Pero te lo estoy pidiendo yo”, le respondió Bullrich. Pero no hubo manera: hasta que no llegó, vía ceremonial, el pedido del Ejecutivo, Villarruel no cedió.
“Quería plantear que hay normas que tenemos que cumplir todos. Todos somos iguales ante la ley. A todos nos dieron 3 invitaciones, de hecho nosotros tuvimos una senadora cuya hija vino sin documento y no la dejaron entrar, y había algunos con 15 o 20, un montón de gente”, se quejó Bullrich al día siguiente, una vez que finalizó la jura.
“Un principio básico de este Congreso es que todos tengamos el mismo trato”, insistió la nueva jefa de bloque de LLA. Bullrich admitió que tenía un diálogo cotidiano con Villarruel, pero cuando los periodistas presentes le preguntaron si había mejorado la relación entre ambas no respondió.
Bullrich no quiso quedarse mucho tiempo en el Senado. Poco después de la jura atravesó Pasos Perdidos y encaminó viaje a la Cámara de Diputados. Se iba a reunir con el otro embajador de Karina en el Congreso, Martín Menem.
La senadora rionegrina estuvo unas horas en el Senado, pero no pudo jurar. Su futuro dependerá de lo que definan Bullrich y Menem en las próximas horas.
Hay dos caminos. Formalmente, el diploma de Villaverde volvió a la comisión de Asuntos Consitucionales para ser debatido en profundidad. El objetivo es ganar tiempo hasta que las autoridades del oficialismo decidan que hacer con la rionegrina. La propuesta había sido del jefe del bloque radical, Eduardo Vischi, la noche anterior. Lo sugirió poco después de advertirle a Ezequiel Atauche, el ex jefe de bloque del oficialismo, que la mitad de su bloque no acompañaría el pliego de Villaverde.
No es una decisión fácil. Si LLA quiere tratar el pliego de Villaverde tendrá que pedirle a Milei que lo incluya en el temario de sesiones extraordinarias. Y, luego, tendrá que dedicarse a juntar los votos mientras trabaja en sancionar el Presupuesto 2026. “Si no tienen los votos ahora no creo que los tengan más adelante. Nadie quiere poner los dedos”, advierten en el peronismo.
La alternativa es que Villaverde renuncie a su banca y vuelva a la Cámara de Diputados, donde todavía le quedan dos años como diputada nacional. La rionegrina ya envió su renuncia como diputada nacional, pero Menem todavía está a tiempo de no tratarla.
La decisión final se conocerá en la sesión preparatoria de la Cámara de Diputados del próximo miércoles. Ese día se aceptarán las renuncias de todas las y los diputados que tengan que asumir otros cargos, como el caso de Nadia Márquez o Silvia Lospennato (que se sospecha que no abandonará su banca para ir a la Legislatura). Si la renunica de Villaverde no aparece es porque el oficialismo reconoció la derrota y se resignará a que la rionegrina continúe en Diputados.
MCM/CRM