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Para muchas personas, la música está directamente ligada a la salud emocional y al bienestar cotidiano, ya que suele acompañar buena parte de las actividades diarias. Es habitual que esté presente mientras se estudia, se cocina, se ordena la casa o se realizan distintas tareas, ocupando un espacio constante dentro de la rutina.
Desde la psicología, este vínculo despierta especial interés, ya que se analizan los comportamientos asociados al hábito de escuchar música. Los especialistas advierten que, en algunos casos, existe una tendencia a mantenerla sonando de forma permanente a lo largo de toda la jornada, lo que también es observado como un rasgo particular del comportamiento.
QUÉ SIGNIFICA ESCUCHAR MÚSICA TODO EL TIEMPO SEGÚN LA PSICOLOGÍA
Diversos estudios científicos demostraron que la música tiene una influencia directa sobre la mente y el cuerpo. Desde el sitio oficial de Clarity Hearing, una clínica especializada en audición, señalan que esta práctica cotidiana puede generar tanto efectos positivos como consecuencias negativas, según la forma en que se la utilice.
Los especialistas explican que quienes escuchan música de manera permanente suelen estar buscando una respuesta emocional y física a ese estímulo. Tal como indican desde la clínica, las melodías pueden transmitir calma, provocar irritación, levantar el ánimo o incluso generar desmotivación. Las investigaciones coinciden en que la música actúa como un regulador del estado de ánimo y que, si se elige correctamente, puede contribuir a lograr un mejor equilibrio emocional.
Sin embargo, ese mismo poder para despertar sensaciones también puede derivar en consecuencias desfavorables para la salud física. Escuchar música durante períodos excesivamente prolongados, aun a volúmenes moderados, puede afectar con el tiempo la sensibilidad del oído. Cuando este hábito se repite con frecuencia, el deterioro auditivo se vuelve una posibilidad concreta.
Por otra parte, los especialistas advierten que el uso constante de música también puede funcionar como una forma de escapar del silencio, del aburrimiento o incluso de los propios pensamientos. En determinadas situaciones, se transforma en un escudo frente a la incomodidad emocional o el malestar interno.
En una línea similar, un estudio difundido por la National Library of Medicine identificó qué tipo de música favorece la relajación profunda, especialmente durante el baño. Según sus conclusiones, las composiciones clásicas generan los mejores resultados, ya que estimulan procesos de bienestar tanto emocional como corporal. Además, las melodías de alta frecuencia —como las de 528 Hz— demostraron ser especialmente eficaces para reducir el estrés.