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No obstante, el entonces competidor de taekwondo, tras quedar fuera del torneo en su primer enfrentamiento, no tardó en fijarse una nueva meta. Aunque había manifestado su deseo de competir en Tokio 2020, decidió dar un giro sorprendente a su carrera deportiva: clasificar a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018.
CUÁL ES LA HISTORIA DE PITA TAUFATOFUA, EL ATLETA QUE CAMBIÓ DE DEPORTE EN POCO TIEMPO
En los Juegos Olímpicos de Río 2016, Pita Taufatofua se convirtió en una auténtica sensación mundial. El atleta de Tonga acaparó todas las miradas durante la ceremonia inaugural al desfilar como abanderado de su país, luciendo su torso desnudo, completamente cubierto de aceite y vistiendo la tradicional ‘ta’ovala’, una prenda de tela que los tonganos —hombres y mujeres— se atan a la cintura en eventos formales, considerada el equivalente cultural de la corbata en Occidente.
Aquel brillo satinado y su porte imponente lo transformaron en un ícono instantáneo. Taufatofua, clasificado en taekwondo, disciplina que practica desde los cinco años, encabezó la delegación de siete atletas tonganos.
El deseo de convertirse en olímpico nació mucho antes. En 1996, cuando el boxeador Paea Wolfgramm, único medallista olímpico de Tonga, regresó al país con la plata en Atlanta, el joven Pita, de apenas 13 años, lo conoció fugazmente. Ese encuentro encendió en él una inspiración que marcaría su destino. “En ese instante supe que debía ser un deportista olímpico, quería ser como él. Nadie me creyó, pero esa idea se quedó grabada en mi mente, incluso en los momentos más difíciles de mi familia”, recordaría años después.
Nacido el 5 de noviembre de 1983 en Australia, pero criado en Tonga, Taufatofua es hijo de padre tongano y madre australiana con raíces británicas. Estudió en Tonga Side School y Tonga High School, y aunque su desempeño en Río fue modesto —fue eliminado en su primer combate por 16-1—, su imagen dio la vuelta al mundo.
En apenas una hora, Tonga registró más de 40 millones de menciones en redes sociales, y medios internacionales como The Wall Street Journal lo describieron como “la entrada más impactante de un abanderado en la historia olímpica”.
Dos años más tarde, el tongano volvió a escribir otra página insólita en su carrera: participó en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018, convirtiéndose en el primer atleta de Tonga en competir en una cita invernal, esta vez en esquí de fondo. También fue el abanderado de su delegación.
Terminó en el puesto 114 —favorecido por dos descalificaciones—, pero completó los 15 km de la prueba con una sonrisa. “Fue un milagro. No me caí. Solo pedía a Dios tener fuerzas para llegar a la meta sin tropezar delante de todos”, confesó al terminar. Con humor, añadió: “La mayoría teme fallar o ser criticada, y por eso no se atreve a intentar nada”.
Además de su faceta deportiva, Taufatofua ha demostrado ser un atleta multifacético. Antes de los 18 años ya trabajaba como modelo, y tras Río 2016 se involucró activamente en causas humanitarias como embajador de UNICEF, impulsando proyectos para niños sin hogar y promoviendo la protección del medioambiente. Su historia despertó tanto interés que incluso Hollywood quiso llevarla al cine, pero él rechazó la propuesta: “Dije que no porque iban a mostrarme como no soy”.
Para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el tongano volvió a buscar la clasificación en taekwondo, aunque inicialmente intentó hacerlo en canotaje. Una lesión en la espalda y las restricciones de viaje durante la pandemia impidieron concretar ese objetivo.