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A sus 66 años, el exjugador de básquet Magic Johnson continúa siendo una referencia internacional de fortaleza y compromiso social. Su historia es hoy un símbolo de resiliencia, amor y entrega, y demuestra que incluso las experiencias más dolorosas pueden convertirse en motores de cambio, ayuda y sanación colectiva.
Su impacto trascendió ampliamente el deporte. Logró quebrar el silencio que rodeaba al VIH, impulsó políticas de salud más integradoras y promovió una mirada más humana hacia quienes conviven con el virus. Su esposa, Cookie, también asumió un rol fundamental, apoyando a las familias afectadas y promoviendo el acompañamiento emocional y la contención.
CÓMO ES LA HISTORIA DE MAGIC JOHNSON, DIAGNOSTICADO CON VIH Y SU CAMBIO EN EL DEPORTE
Con el paso de los años, Johnson recorrió iglesias, escuelas y foros públicos para compartir su experiencia, derribar prejuicios y fomentar el acceso a la información y a los tratamientos. Su testimonio contribuyó a modificar la percepción social del VIH, demostrando que un diagnóstico temprano y la medicación adecuada permiten llevar una vida plena.
El impulso para esta transformación nació tras recibir una noticia que sacudió su mundo en lo más íntimo. En medio del temor y la incertidumbre, uno de los momentos más difíciles fue contarle a su esposa. El exjugador confesó que ese instante fue incluso más desafiante que enfrentar en la cancha a figuras como Michael Jordan o Larry Bird, por el miedo a que su familia estuviera en riesgo.
La reacción de Cookie fue tan inesperada como decisiva. Al escucharlo, se arrodilló junto a él y lo invitó a rezar. Ese gesto de fe marcó un punto de inflexión para ambos y dio inicio a una nueva etapa, atravesada por la esperanza. Poco después, los estudios médicos confirmaron que ni ella ni su hijo EJ habían contraído el virus, lo que fortaleció aún más su determinación.
A partir de allí, Magic decidió transformar su vivencia personal en una causa pública. Entendió que debía usar su visibilidad para informar, concientizar y combatir la desinformación, especialmente dentro de las comunidades negra y latina, donde el VIH seguía siendo un tema tabú. “Quise salir a hablarlo, sobre todo en esos espacios donde las cifras eran tan altas”, explicó en su momento.
Todo había comenzado en 1991, cuando el anuncio de una de las grandes estrellas del básquet mundial provocó un impacto inmediato dentro y fuera de las canchas. Al confirmar públicamente que era portador del VIH, la noticia cayó de lleno en una sociedad atravesada por el miedo, los mitos y la estigmatización.
Sin embargo, lejos de quedar reducido a una tragedia personal, su testimonio logró convertir el temor en conocimiento, el prejuicio en conciencia y su caso en un emblema de prevención y esperanza.