Un médico anestesiólogo del Hospital Durand fue denunciado por violencia obstétrica y violencia de género en el ámbito laboral, a raíz de distintos episodios que ocurren desde hace más de diez años en el quirófano, en los que, según las acusaciones, agrede y no escucha a las pacientes y también a profesionales de la salud con quienes comparte el trabajo. La situación se hizo pública a partir de la difusión de los hechos por parte de la Comisión de Género y del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital.
Enrique Mayorini Dalfo, anestesista de guardia los días viernes, fue denunciado ante las autoridades del Hospital por la violencia “sistemática” que “lleva más de diez años repitiéndose”. “Durante años, pacientes, familiares y profesionales del equipo de salud hemos sido víctimas de hostigamientos y gritos, prácticas médicas violentas, maltrato verbal y físico, abuso de poder”, publicó el Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital.
Además, la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°28 de la ciudad está investigando lo ocurrido, a partir de varias denuncias recibidas.
Las conductas que se repiten, según diversos relatos, son:
• Invalidación del dolor referido por las pacientes.
• Realización de anestesias generales sin consentimiento informado ni justificación clínica adecuada, que impiden a la persona gestante estar despierta en el nacimiento.
* Impedimento del ingreso de acompañantes.
* Maltrato verbal e incluso físico a pacientes.
* Hostigamiento al personal de salud.
* Cuestionamiento de capacidades técnicas de las cirujanas.
* Comentarios misóginos, gordofóbicos y racistas.
Algunos de los comentarios y prácticas de Dalfo Mayorini en distintas intervenciones en el Servicio de Obstetricia y Ginecología son, de acuerdo a los testimonios de las denuncias son: “Vomitate toda, acá los partos son así”; “No, que no pase (el padre), porque si se desmaya lo atienden ustedes, yo no pienso a atender a nadie”; “Termino con esta gorda de 130 kilos y voy” (frase dicha frente a la paciente); “Me dio dos golpes en la frente y me dijo que me calle si no quería vomitar” (relato de una paciente); “No, ¿para qué se la dan? (a la bebé). Llévensela ya a la Neo, loco” (frase dicha a la neonatóloga luego de un nacimiento al querer acercar su bebé a la paciente).
A comienzos de junio, una mujer fue a una cesárea de urgencia, por presión alta. En diálogo con esta cronista relató que al principio Mayorini Dalfo la trataba bien pero en un momento ella sintió el corte que le hacían y se quejó. El le dijo que era normal sentir, pero no dolor. “Ahí empecé como a irme y escuchaba por momentos lo que hablaba, yo le quería decir que me dolía pero no podía decirlo y después empecé a gritar porque me cortaba más profundo y me dolía. El me dijo por qué me decís ay. Y le dije que me dolía y ahí me fui”, relató. Ella, que ya había pasado por una cesárea, sabía que no tenía que sentir ese dolor. Cuando perdió el conocimiento no supo si fue porque la durmieron toda o porque se desmayó. “Yo quería estar consciente cuando nacía mi bebé pero me desperté horas después”, dijo. “Pareciera que disfrutaba de ver sufrir a las mujeres”, dijo. Según le contó luego su marido, que no pudo participar del parto porque Mayorini Dalfo se lo negó, ella estuvo como veinte minutos gritando de dolor. El marido presentó una nota al director del Hospital, Fernando González en la que pidió explicaciones y que se tomaran medidas para que el médico fuera sancionado. En la nota dice: “Escuché al anestesista gritarle a mi mujer y maltratarla, lo mismo que a los médicos ginecólogos que estaban con ella y que la trataron en todo momento bien e intentaban que el anestesista se calmara”. Luego de un rato “el Dr. Dalfo vino de forma prepotente y amenazante a decirme que mi mujer gritaba porque no estaba preparada para ser madre y no debería haberse embarazado. Fue un momento de mucha tensión”.
En relación a lo vivido en esa cesárea, una médica actuante dijo en una nota a las autoridades que “este tipo de situaciones lamentablemente no son aisladas en nuestra guardia. Resulta sumamente difícil desarrollar nuestras tareas profesionales en un clima de maltrato y desconsideración, tanto hacia los pacientes como hacia el equipo de salud”. En este caso, la mujer “terminó sedada completamente, con intubación orotraqueal, sin poder presenciar el nacimiento de su hijo; y su pareja, que aguardaba ese momento con profunda expectativa, tampoco pudo acompañarla. Ninguno de ellos merecía atravesar este momento de esa manera, con sus derechos vulnerados”.
En otro caso, ocurrido en mayo, la paciente le susurraba a la médica que tenía miedo por el actuar violento del anestesiólogo. “Durante todo el procedimiento no paró de hostigar. La paciente se quejó con gritos del dolor durante todo el procedimiento, moviendo las piernas de manera descontrolada. Tuve que realizar el procedimiento en estas condiciones: con un colega hostigando y con la paciente moviéndose y quejándose por el dolor. Eso no solo genera un clima laboral tenso y angustiante, sino que también es peligroso por la integridad de la paciente, nadie puede operar en condiciones seguras de esta manera”, relató una médica en una nota presentada a las autoridades del hospital.
Vale aclarar que si bien Mayorini Dalfo también atiende en otros servicios, las profesionales del servicio de Tocoginecología y Obstetricia dijeron que pareciera tener un ensañamiento especial con su área, donde predominan las mujeres.
Este diario intentó comunicarse con Mayorini Dalfo para preguntarle por estos hechos pero hasta el cierre de esta edición, no dio respuesta.
Llama la atención que, según los relatos, Mayorini Dalfo ejerza este tipo de violencias desde hace años y que no se hayan tomado medidas para resguardar la seguridad de las pacientes. En las notas presentadas, las profesionales señalan las numerosas leyes que infringe con su accionar: las leyes nacionales de parto respetado, de violencia hacia las mujeres y de derechos del paciente; y la ley de violencia de género en el ámbito laboral del sector público de la Ciudad de Buenos Aires. Recién ahora, a partir de que las denuncias se hicieron públicas, Mayorini Dalfo se tomó licencia médica por razones de salud, lo cual lo mantiene lejos de las pacientes.