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Dentro de este marco de tradición, un pequeño pueblo bonaerense logró destacarse como referente de los costillares más reconocidos de la región, consolidándose como una alternativa ideal para disfrutar durante un fin de semana.
CÓMO ES LA ESCAPADA A VIVORATÁ, EL PUEBLO BONAERENSE QUE DESTACA POR SU GASTRONOMÍA
Vivoratá es una pequeña localidad del partido de Mar Chiquita, en la provincia de Buenos Aires. Reconocida por su tranquilidad y por una arraigada tradición culinaria, se ha transformado en un destino tentador para quienes desean una experiencia auténtica en el interior bonaerense.
Ubicada a unos 450 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —aproximadamente cinco horas de viaje en auto— se accede a través de la Ruta Nacional 2 y, más adelante, la Ruta Provincial 55, pasando cerca de ciudades como Mar del Plata y Balcarce. Su cercanía con atractivos como Sierra de los Padres y las playas del Partido de Mar Chiquita convierte a Vivoratá en una opción ideal para complementar una escapada de fin de semana.
El pueblo combina la hospitalidad de sus habitantes con una propuesta gastronómica que sorprende a cada visitante. Allí, la sencillez convive con la calidad en cada plato, logrando que la estadía sea una experiencia difícil de olvidar. Rodeado de extensas llanuras, campos productivos y sectores de monte nativo, el entorno natural ofrece calma y paisajes pintorescos, perfectos para quienes buscan aire puro y contacto directo con la naturaleza.
Entre las actividades preferidas se destacan los paseos por la campiña, las visitas a estancias cercanas y la posibilidad de disfrutar de comidas típicas elaboradas de manera tradicional. También se realizan ferias y encuentros culturales que convocan a turistas de toda la provincia.
La vida cotidiana en Vivoratá conserva costumbres que pasaron de generación en generación. El asado reúne a las familias, las celebraciones locales ponen en valor la música y la gastronomía regional, y las ferias de productores mantienen viva la identidad del pueblo. Este apego a la tradición llevó a que se lo describa como un “lugar detenido en el tiempo”, donde la arquitectura original, las calles serenas y el ritmo pausado contrastan con el agitado estilo urbano.
Un ejemplo de este espíritu comunitario es la Fiesta Provincial del Costillar, que desde 2006 se organiza cada año y se convirtió en una de las celebraciones más destacadas de la zona. Durante tres días, miles de visitantes disfrutan de costillares preparados al asador por especialistas locales, acompañados de espectáculos musicales, danzas folclóricas y expresiones culturales típicas. La entrada libre y gratuita permite que todos puedan sumarse a la experiencia.
Además, el evento ofrece propuestas para toda la familia: competencias de jineteada, pruebas de riendas y exhibiciones de destrezas gauchas, junto con un paseo de artesanos y emprendedores donde se pueden adquirir productos regionales.
En síntesis, la Fiesta del Costillar refleja el orgullo de Vivoratá por su herencia cultural y fortalece los lazos entre vecinos y visitantes. Esta celebración, que ya es un símbolo de la localidad, atrae a turistas de distintas provincias y mantiene vivo el espíritu tradicional que caracteriza a la comunidad.