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En tiempos donde la gestión ambiental cobra cada vez más relevancia, conocer qué elementos del hogar pueden ser reutilizados o reinsertados en circuitos de reciclaje se vuelve fundamental. Este objeto, presente en prácticamente todas las casas tiene un valor importante en términos de recuperación de materiales que muchas personas desconocen.
CÓMO PODÉS RECICLAR EL ALUMINIO QUE UTILIZAS PARA COCINAR
Cada año, el reciclaje de aluminio permite ahorrar hasta un 95% de la energía que se necesitaría para producirlo desde la bauxita y evita la liberación de más de 440.000 toneladas de CO₂. Para hacerlo correctamente, existen cinco pautas fundamentales que ayudan a evitar errores en la separación de residuos.
1. La primera consiste en identificar qué elementos pueden reciclarse. El aluminio está presente en una enorme variedad de envases: latas, papel aluminio, bandejas, aerosoles, tapas y tubos. Siempre que el envase sea total o mayormente de aluminio, debe depositarse en el contenedor correspondiente según las normas de cada municipio. Muchos creen que solo las latas son reciclables, pero es falso: cualquier objeto de aluminio reconocido como tal tiene valor y puede recuperarse, siempre y cuando esté vacío y no contenga residuos peligrosos.
2. La segunda regla apunta a vaciar los envases sin necesidad de lavarlos. No se requiere enjuague, sino simplemente eliminar restos grandes de producto o líquidos. El mito de que hay que higienizar todo es erróneo: gastar agua de más no es ecológico y los residuos mínimos no afectan el proceso, ya que el material pasa por controles de calidad periódicos. Lo importante es que el aluminio esté claramente identificable y en condiciones de ser manipulado.
3. La tercera recomendación tiene que ver con separar los materiales cuando es posible. Si un envase combina aluminio con plástico o papel y puede dividirse, es preferible hacerlo, aunque no es obligatorio. En caso de no poder separarlo, se sigue la regla del material predominante. Esta práctica mejora la eficiencia del reciclaje y reduce el descarte en las plantas.
4. La cuarta pauta remarca la importancia de colocar el aluminio en el contenedor correcto. En algunos municipios va junto al plástico y metal, en otros con el vidrio o en un contenedor específico para metales. Las indicaciones locales mandan, ya que un mal descarte puede impedir que el material sea recuperado.
5. Por último, está el gesto que marca la diferencia: compactar el aluminio. Cuando los envases pequeños se arrugan y se convierten en una pequeña bola, aumentan sus chances de ser detectados por las máquinas de clasificación. Si se dejan planos o dispersos, pueden perderse en las cintas. Un simple “bollo” facilita la detección, mejora la eficiencia del sistema y multiplica el impacto positivo del reciclaje.