José Luis Daza: de Wall Street al corazón del Estado

José Luis Daza: de Wall Street al corazón del Estado

Nacido en Argentina, criado entre Chile y Uruguay y formado bajo la influencia de los Chicago Boys, el economista construyó su carrera como estratega financiero en EEUU antes de desembarcar en el gobierno de Milei. Ahora podría dejar el Gobierno para irse a su país como ministro de Kast. Su llegada al ministerio de Luis Caputo expone una trama de vínculos que abre una pregunta incómoda: qué rol cumple -y a quién responde- un hombre del mercado en el centro del Estado argentino.

El viceministro de Economía, José Luis Daza, responsable de articular las negociaciones por el préstamo que el Tesoro estadounidense acordó con el gobierno de Javier Milei, nació en Buenos Aires donde su padre estaba destinado por servicios diplomáticos. Sin embargo, su vida, su formación y su identidad pública se desarrollaron siempre lejos del país.

Creció en Uruguay y se formó en la Universidad de Chile, bajo el predominio intelectual de los Chicago Boys —el grupo de economistas que moldeó la política del régimen del dictador Augusto Pinochet en Chile—, y más tarde se consolidó en Estados Unidos como un especialista financiero global. 

Hasta hace un año, su nombre circulaba sobre todo en el mundo financiero: un hombre de Wall Street con peso en los mercados emergentes. En Chile era conocido por ser un referente económico de la derecha y un eventual candidato a cargos clave en futuros gabinetes. Por eso, su desembarco en el equipo de Javier Milei despertó algunos interrogantes. 

¿Qué vino a hacer a la Argentina un hombre que vivió casi toda su vida fuera del país, y que mantiene gran parte de sus vínculos todavía en Chile? ¿Por qué dejaría una carrera consolidada en Nueva York para involucrarse en la política local de un país que él mismo describía al borde del colapso?

Daza se iría del gobierno de Argentina al de Chile.

Según su propia mirada, todo se ordena por una convicción: si la agenda libertaria se aplica sin fisuras —achicamiento del Estado, desregulación, reforma tributaria, apertura—, “la Argentina podría ser el país que más crezca en el mundo” en las próximas tres décadas. Esa seguridad convive con su fascinación por Javier Milei, a quien definió como “rockstar”, “antipopulista” y el líder más “curioso y estratégico” que conoció. 

Su ingreso al gobierno sumó un detalle llamativo: su designación se formalizó con un pasaporte que no corresponde a la estructura de uno argentino.

Más que un técnico, Daza llegó al Ministerio como parte de un entramado de poder: su relación con Luis Caputo desde los años en JP Morgan, su capacidad comunicacional, su rol como enlace con Estados Unidos y su vínculo con Scott Bessent, figura clave en el acercamiento entre Milei y Donald Trump. A ese mapa se suma la trayectoria de su esposa, Tania Reif, economista y ex funcionaria del FMI. 

Mientras en Argentina ocupa un lugar central en el equipo económico, en Chile su nombre nunca dejó del todo la escena: fue parte del equipo económico de la candidatura presidencial de José Antonio Kast en 2021 y, según la prensa chilena, volvió a reunirse con él en la previa de las elecciones de 2025. Incluso Johannes Kaiser, de la derecha radical chilena -escisión de Kast- afirmó que su intención era convocarlo a su gabinete en caso de triunfar. Kaiser, hermano de Axel Kaiser, uno de los fundadores de la Fundación Faro, quedó en cuarto lugar en la primera vuelta con el 14% de los votos. 

Así, Daza se volvió una figura con peso en Buenos Aires y proyección en Santiago, rodeado por las mismas preguntas: ¿cuánto tiempo piensa quedarse en Argentina? ¿Volverá a Chile para retomar su influencia política?

El presidente electo de Chile, José Kast, y el presidente Javier Milei, esta semana.

Una infancia itinerante

Se podría decir que José Luis Daza es argentino por casualidad: nació en Buenos Aires el 5 de julio de 1958, mientras su padre, Pedro Daza Valenzuela -abogado, diplomático y político chileno- desempeñaba tareas diplomáticas en el país. Eran tiempos convulsos: Arturo Frondizi acababa de asumir la presidencia y el país atravesaba una etapa de reacomodamiento político y económico tras el golpe de Estado que había derrocado a Juan Domingo Perón en 1955.

Su vida porteña duró poco. A los cuatro años, según contó él mismo en una entrevista en Neura, los traslados diplomáticos lo llevaron primero a Santiago y después a Montevideo. 

Su padre, miembro de la organización masónica Gran Logia de Chile y figura clave de la política exterior durante la dictadura de Pinochet —embajador ante las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA)—, expuso desde temprano a José Luis a escenarios políticos que marcarían su mirada sobre el mundo.

“Mi padre era increíblemente liberal y tolerante; enseñaba con el ejemplo”, recordaría años después. De su madre, en cambio, destacaba una firmeza sin concesiones: la flojera era, para ella, “el peor pecado”.

José Luis Daza fue un estudiante destacado desde temprano: lo adelantaron un año en el colegio porque “sabía demasiado”, según recordó en una entrevista su hermana Loreto, quien lo describió como capaz, sociable y directo. Paula, otra de sus hermanas, confirmó en un artículo, que estudiaba poco y aun así obtenía muy buenos resultados. Tras vivir sus primeros años en Argentina, la familia se trasladó a Montevideo, donde Daza atravesó una adolescencia marcada por el clima político que derivó en el golpe de 1973. A los 16 años regresó a Chile, donde inició un recorrido por distintos países y contextos.Los veranos transcurrían casi siempre en Santiago, donde los hermanos viajaban solos para pasar la temporada hasta el inicio del ciclo lectivo. Ese entorno itinerante y disciplinado influyó en su formación. Décadas después, ya radicado en Nueva York, Daza mantuvo un fuerte vínculo con Chile: según sus hermanas, nunca se perdió las fiestas de fin de año y hacía lo posible por regresar para las reuniones familiares.

Caputo, Bausili y Daza, en el streaming "Las tres anclas"

De querer ser médico a economista, de asesor a fundador de fondo de inversión

Su primer acercamiento a la universidad fue más circunstancial que vocacional. Influenciado por su novia de la adolescencia, se inscribió en Medicina en la Universidad Católica. Pero el amor no alcanzó para definir un rumbo profesional. Según contó él mismo en el podcast Shot Financiero, durante el curso de ingreso terminó en un consultorio de prácticas frente a un médico que atendía a un niño quemado, en situación vulnerable. La escena lo marcó: “Entendí que había muchos como él que, por cómo vivían -en hacinamiento-, eran propensos a ese tipo de problemas”. “Los médicos tenían límites”, pensó. Y en esa suerte de epifanía concluyó que, para cambiar las cosas, era “necesario cambiar las condiciones”.

Esa experiencia fue decisiva: abandonó Medicina y siguió la carrera de Economía de la Universidad de Chile.

Para entender su formación hay que volver a 1978, cuando Chile atravesaba una fase clave de su experimento neoliberal. Tras el ajuste iniciado en 1973, la dictadura fijó el dólar a 39 pesos para contener la inflación y presentó el resultado como el “milagro económico chileno”. Pero detrás del eslogan “Vamos bien, mañana mejor” persistían el desempleo superior al 17%, la caída del consumo y un endeudamiento que derivaría en la crisis de 1982. 

Ese modelo marcó a varias generaciones de economistas, incluida la de Daza, formado en la Universidad de Chile bajo la hegemonía de los Chicago Boys y con profesores que integraban el gabinete de Pinochet, como Jorge Cauas y Sergio Melnick. 

De esa etapa, Daza destacó las privatizaciones, la apertura económica y las políticas sociales impulsadas desde la Oficina de Planificación Nacional de Chile (ODEPLAN) encabezadas por Miguel Katz, hermano ya fallecido del presidente electo, José Antonio Kast: los módulos habitacionales de emergencia para familias en extrema pobreza y el sistema de subsidios habitacionales —los vouchers de vivienda— que reemplazó la construcción estatal por ayudas directas a las familias. Tiempo después, durante un acto de la Fundación Miguel Kast en 2023, definió a Miguel Kast, como un “héroe silencioso”.

Al terminar la carrera, aprovechó el destino diplomático de su padre en Washington para cursar un doctorado en Economía en Georgetown, donde tomó materias inexistentes en Chile, como marxismo y desarrollo económico. Ya graduado, trabajó en programas del BID para Argentina y Chile. 

Daza, Milei, Luis Caputo y Werning, este año, al festejar el final del cepo para personas.

En 1989, con 31 años, fue designado representante del Banco Central de Chile en Asia bajo el régimen de Pinochet y pasó tres años radicado allí, una experiencia que —según dijo en una nota radial— le dio una perspectiva global. 

Con ese recorrido en el sector público y organismos internacionales, regresó a Estados Unidos y en 1992 inició formalmente su carrera en el sector privado.

Llegada a JP Morgan

“Me convertí en un estratega”, reconoce Daza al explicar cómo se integró a Wall Street, al JP Morgan y al equipo de mercados emergentes. Sus vínculos fueron decisivos: llegó recomendado por Nick Rohatyn, referente del Banco Central y luego su socio durante 19 años en JP Morgan. “Llegué y no sabía mucho qué iba a hacer. Hablé con un chileno, Aldo Roldán, y él me dijo: ‘José Luis, si venís a Wall Street, donde está la esencia del flujo de capitales, ¿qué querés hacer? ¿Ser economista o estar cerca del mercado?’ Yo le dije: ‘Quiero estar cerca del mercado’. Ahí me convertí en un estratega”, recordó en el podcast Shot Financiero.

Daza situó ese inicio en un Wall Street pujante, “dominado por argentinos”, los llamados “Golden Boys” surgidos al calor de las reformas de los ’90. Entre ellos, Luis Caputo (Ministro de Finanzas del gobierno de Mauricio Macri y actual Ministro de Economía de Javier Milei), Guillermo Mondino (hermano de Diana, primera canciller del actual gobierno y secretario de Finanzas y jefe de gabinete de Asesores Económicos del gabinete de Domingo Cavallo), Alfonso Prat Gay (Ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación de Mauricio Macri), entre otros. 

Aunque su carrera avanzaba rápido, sintió que debía profundizar en su formación y se sumó al Trader Program, donde coincidió con “el Toto” Caputo, con quien forjó una amistad muy cercana y que más tarde sería determinante. 

Ya en JP Morgan, participaba de evaluaciones en distintos países y acompañaba a inversionistas a reuniones del FMI, espacios que le permitieron afianzar su rol de estratega y construir relaciones en el centro de las decisiones financieras globales.

A finales de la década del ‘90, un suceso disruptivo dentro de su carrera lo marcó. Aunque sabía que Hugo Chávez tenía restricciones en Estados Unidos, le intrigó la posibilidad de invitarlo a una videoconferencia, una modalidad novedosa para la época. Llamó al entonces ministro de Economía venezolano y, finalmente Chávez lo recibió con un guiño a la ‘hermandad chilena’, lo que facilitó que aceptara. La conferencia se realizó sin contratiempos y, poco después, el dirigente venezolano terminó ganando las elecciones en un país con escasez de dólares.

Tiempo más tarde, mientras Daza estaba en su oficina, recibió una llamada del exministro: “El presidente dice que tú prometiste ayudarlo con financiamiento, con plata. Quiere que lo llames y viajes”. Avisó a sus superiores y partió rumbo a Caracas. Allí conoció de cerca al líder venezolano, a quien describió como uno de los políticos más hábiles que vio. “Era un político brillante. Tenía una capacidad para seducir en lo personal: uno salía de las reuniones sintiéndose más inteligente. Era un hombre sumamente inteligente, pero con una ensalada de frutas en la cabeza”, recuerda. La relación continuó al punto de que Daza llegó a llevar a Chávez a Nueva York, donde visitó Wall Street, almorzó en el comedor central del JP Morgan e, incluso, asistieron juntos a un partido de béisbol. “Todavía tengo una foto con él”, dijo en el reportaje de Guillermo “Willy” Laborda.

Despegue definitivo: Fundación del QFR

Rodearse de gente de excelencia fue siempre la premisa de Daza. Por eso, luego de varios años como asesor, decidió apostar por un proyecto propio. En ese paso, fue clave el argentino Demian Reidel, físico formado en el Instituto Balseiro, Máster en Matemática Financiera de la Universidad de Chicago y Doctor en Economía de la Universidad de Harvard, a quien conoció en Nueva York cuando ambos trabajaban en equipos de investigación de mercados emergentes en Goldman Sachs y, más tarde, en JP Morgan.  

Ese vínculo se trasladó luego a un negocio financiero: el fondo QFR, junto al también argentino David Sekiguchi. Creado en 2005, QFR Capital Management llegó a administrar 4.500 millones de dólares, según afirmó Daza en Shot Financiero. 

Durante la crisis financiera de 2008, Daza y sus socios demostraron su expertise: el QFR no solo lograba sortear un contexto adverso sino que había alcanzado su cénit y consolidado su reputación. 

Desde entonces, Daza se convirtió en una influencia en el ámbito financiero internacional. Sin embargo, QFR atravesó distintos desafíos que lo llevaron a su cierre definitivo durante la pandemia. Tras la caída del proyecto, cada uno tomó caminos distintos, aunque no del todo alejados: años después volverían a cruzarse dentro del gobierno de Javier Milei.

Su socio argentino, asesor clave del gobierno libertario

José Luis Daza construyó una red de vínculos en la Argentina. Al frente del fondo QFR, uno de los rasgos más relevantes de su recorrido fue asociarse con figuras del ámbito económico argentino. 

Reidel no fue un socio menor en la estructura de ese proyecto; ocupó cargos clave en el Estado argentino al ser vicepresidente segundo del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri y luego jefe de Asesores del presidente Javier Milei.

En declaraciones públicas, Reidel se refirió a Daza como su principal mentor en finanzas y no ocultó un vínculo que se mantuvo visible incluso en actos recientes, donde los elogios cruzados reafirmaron su cercanía.

La trayectoria de Reidel también estuvo atravesada por controversias. En marzo de 2025 quedó en el centro de la escena cuando se viralizó un video en el que sostenía que Argentina tenía condiciones para desarrollarse como un Centro de Inteligencia Artificial (IA) —por sus extensas tierras, disponibilidad de agua y ausencia de conflictos armados o terremotos—, pero remataba que el principal problema “es que está poblada por argentinos”. La frase generó un fuerte rechazo y lo obligó luego a pedir disculpas públicas.

Actualmente ocupa un cargo estratégico: encabeza el Plan Nuclear Argentino en Nucleoeléctrica Argentina (NASA).

El tercer socio de QFR, David Sekiguchi, también está dentro del entorno de poder no tan lejos del presidente: formó parte del equipo económico que asesoró a Patricia Bullrich durante su campaña presidencial de 2023.

Su familia, sus contrastes y su vida personal 

Aunque gran parte de su trayectoria estuvo marcada por sociedades profesionales con argentinos, su círculo más íntimo siempre siguió anclado en Chile. 

Daza siempre mantuvo una relación cercana con su hermana Paula, apenas un año y medio menor, quien construyó una carrera pública de alto perfil como médica y figura clave en la política chilena (tuvo a su cargo el manejo de la pandemia en Chile y fue vocera de las campañas presidenciales de José Antonio Kast en 2021 y de Evelyn Matthei este año). Él, en cambio, eligió un camino más reservado y desarrolló su vida profesional en Nueva York. La menor, Loreto, se dedicó a la escritura y publicó biografías políticas de alto impacto, convirtiéndose en la narradora de la familia.

En Estados Unidos, Daza conoció a su actual esposa, Tania Reif, también vinculada al mundo financiero. “La familia de José Luis siempre tuvo un ojo en la política, y para él la política es amor y obsesión”, señaló ella en una entrevista. Reif nació en Iowa pero creció en Venezuela; primero se formó como arquitecta y urbanista, y luego reorientó su trayectoria hacia la economía motivada por las crisis cambiarias e inflacionarias que vivió su familia. Realizó un doctorado en Columbia, obtuvo un premio por su tesis sobre crisis cambiarias y se incorporó al FMI, donde participó en misiones internacionales. Conoció a Daza en el 2000 y con el tiempo iniciaron una relación. Se casaron en 2015 y fijaron residencia en Greenwich Village, en las afueras de Manhattan.

El amigo de Caputo, la amiga de Bessent

A lo largo de su ascendente carrera, Tania Reif construyó algo más que una trayectoria técnica: al igual que su marido, fue tejiendo una red de relaciones estratégicas con figuras del mundo financiero global y de los organismos multilaterales, especialmente en el ecosistema de los mercados emergentes. En ese recorrido forjó una identidad propia que le valió distintos apodos según la etapa: primero “la chica del FMI” y, más tarde, “Lady Cripto”, al especializarse en criptomonedas y lanzar en 2021 su firma Senda Digital Assets, consultora dedicada al asesoramiento en criptoactivos y finanzas híbridas para inversores en América Latina.

Entre los vínculos más relevantes que cultivó se encuentra el de Scott Bessent, actual secretario del Tesoro de Estados Unidos y pieza central en el último acuerdo entre Donald Trump y Javier Milei. 

La relación entre ambos se consolidó como un vínculo de confianza estratégica. Con Bessent al frente del Tesoro estadounidense, Daza en la cartera económica argentina y la experiencia de Reif en el diseño de escenarios financieros complejos, su rol aparece como un engranaje relevante en la arquitectura que rodea el swap argentino.

El patrimonio del viceministro: Bienes millonarios y un pasado en Wall Street

“En el mundo, los que trabajan en el sistema financiero ganan mucha plata”, resumió un experimentado economista que hace algunos años ocupó altos cargos públicos en Argentina. Ese fue, efectivamente, el ámbito en el que Daza —como gran parte de su generación— obtuvo ingresos millonarios. Probablemente, allí haya consolidado parte del capital que hoy declara: casi veintidós mil quinientos millones de pesos (es decir, alrededor de 15 millones de dólares a la cotización oficial) en bienes, depósitos y dinero, según su declaración jurada presentada en 2024.

Los documentos oficiales detallan que el funcionario posee, como parte del patrimonio del grupo familiar, una casa de unos 300 metros cuadrados en Estados Unidos, incorporada en junio de 2003, y un departamento de aproximadamente 200 metros cuadrados en el centro de Manhattan, adquirido en mayo de 2010. A esto se suma una extensa cartera de títulos y acciones de empresas de distintos países, y su participación en la sociedad Senda Digital Assets LP, administrada por su esposa, Tania Reif.

Entre sus activos financieros, Daza declara títulos y acciones en el exterior en firmas como YPFMicrosoftAmazonBanco MacroBlackstone y Lending, además de dinero en efectivo en Argentina equivalente a 9,77 millones de pesos.

La magnitud de su patrimonio abre una pregunta inevitable: ¿Por qué alguien con una carrera exitosa en Wall Street optaría por incorporarse al gabinete argentino?

Su llegada al “rockstar” y la dicha de ser parte de su equipo 

Cuando Daza recibió el llamado para sumarse al gabinete argentino como viceministro de Economía, su diagnóstico sobre el país era brutal. Describía un Estado “omnipotente”, eje de un “ecosistema corrupto” que, según su mirada, involucraba a empresarios, políticos, prensa y sindicatos. También advertía la fragilidad institucional con la que Javier Milei había llegado al poder: “Un presidente sin partido, con seis senadores sobre setenta y dos, sin Congreso, sin la Corte Suprema, sin la prensa, sin los sindicatos ni los gobernadores”, enumeraba. La pregunta era inevitable: ¿Por qué aceptar un cargo tan sensible con esa visión?

Según contó en una entrevista en Neura, cuando “Toto” Caputo lo convocó dudó, pero sus hijos terminaron inclinando la balanza. “Me dijeron: siempre nos hablaste de lo que tiene que hacer un país para salir adelante y Argentina lo está haciendo, ¿qué otra cosa de trascendencia podés hacer que tratar de ayudar?” recordó.

Pero esa motivación familiar no fue la única. También estaba la figura de Milei: “En mi vida he tenido la suerte de conocer muchos líderes. De Asia, Estados Unidos, Latinoamérica. Gente creativa, de izquierda, de derecha, pero ninguno intelectualmente más curioso, más potente, más estratégico que Javier Milei”, afirmó. El 8 de noviembre de 2025 escribió en X que Milei era un “rockstar” y “el líder político más interesante y carismático del mundo”. Cerró así: “Un honor trabajar para @JMilei”.

Desde esa admiración se entiende también su lectura de la gestión. “Había un consenso de que el gobierno no iba a poder pasar el primer año. Que no había chances de que pudiera tener éxito”, recuerda. Que el país no haya caído en hiperinflación, sostiene, es poco menos que un milagro. Y atribuye ese resultado a un operativo económico que describe como histórico: “Lo que hicieron con Caputo al frente del Ministerio de Economía fue extraordinario. En el primer mes cortaron un déficit fiscal del 5% del producto”.

Daza no solo admira el estilo Milei; también cree ver en él un experimento político inédito. Lo definió como “el antipopulista”: el presidente que hizo exactamente lo contrario de lo que prescribe la teoría económica tradicional. “Antes de la elección, profundizó la austeridad fiscal. Al día siguiente de ganar, anunció un aumento del gasto social”, escribió. Para Daza, eso constituye un caso histórico de responsabilidad y coherencia.

Su objetivo al frente del gobierno argentino, dice, es contribuir a “tener la economía con la mayor eficiencia de impuestos del mundo”. Y asegura que, con Milei, no va a existir “país en el mundo con más oportunidades de inversión”. Todo descansa, según él, en “la inteligencia estratégica para hacerlo”.

“Por eso yo hoy estoy acá porque creo que hay una posibilidad de que Argentina sea el país que más crezca en el mundo por los próximos treinta años, con la condicionante, si implementamos la agenda del presidente Milei de reducir el tamaño del Estado, de tener una reforma tributaria que simplifique los impuestos, si desregulados, si abrimos la economía, totalmente”, dijo en una entrevista. 

Su manejo del discurso público —destacado por su principal asesor, Felipe Núñez— lo posicionó dentro del equipo económico liderado por Luis Caputo, especialmente en la tarea de explicar con claridad las medidas del Gobierno y ordenar el vínculo con los organismos internacionales. “José Luis tiene una fortaleza comunicacional muy grande”, afirmó Núñez en una entrevista con La Tercera y señaló que el Ejecutivo “necesitaba un viceministro que fortaleciera la relación con el FMI”, un rol que, según dijo, resultó central para destrabar las negociaciones.

En la misma línea, el politólogo Ignacio Labaqui (UCA) sostuvo que, dentro del equipo económico, Daza “es mejor comunicador que el resto del equipo económico a la hora de explicar las medidas de gobierno” y que su rol “ha sido relevante en la interlocución con el FMI”.

Más allá de su trayectoria y de su rol dentro del gabinete, su llegada al cargo estuvo acompañada por algunas singularidades administrativas vinculadas a su documentación. Su designación se formalizó utilizando un pasaporte que no figura en el Registro Nacional de las Personas (Renaper) y que, por los datos consignados, se presume chileno.

Ante un pedido de acceso a la información, el organismo respondió, en una nota fechada el 5 de septiembre de 2025: “”Con los datos aportados (DAZA NARBONA José Luis – Pasaporte Nº 555043996), a la fecha, no se registran antecedentes en los archivos del organismo“.

La respuesta oficial no precisa si la inexistencia de registros refiere al pasaporte utilizado en el nombramiento o a su documentación argentina, lo que dejó abierta la interpretación.

Este punto resultó llamativo a la luz de su doble nacionalidad. Si bien Daza cuenta con DNI argentino —con numeración iniciada en 19 millones—, ese número no se corresponde con los rangos habituales para personas de su generación. Nacido en 1958, su documento debería ubicarse en series más bajas: Diana Mondino, nacida el mismo año, y Horacio Rosatti, nacido en 1956, figuran con DNI que comienzan en 12 millones. Incluso funcionarios más jóvenes, como Luis Caputo y Pablo Quirno —nacidos ocho años después—, poseen documentos que inician en 17 millones.

Como dato adicional, al consultar el Registro de Infractores de la Cámara Nacional Electoral, Daza figura inscripto, aunque sin constancia de votos emitidos, información sujeta a futuras actualizaciones del organismo.

El rol de Daza en Economía es central: aunque no existe formalmente la figura de viceministro, como secretario de Política Económica actúa como la “mano derecha” del ministro y su amigo, Luis Caputo. 

Un exfuncionario del área explicó que allí conviven dos niveles de información: la estadística pública del INDEC y el Banco Central, y la información reservada sobre escenarios, proyecciones y definiciones estratégicas, donde la confianza entre ministro y secretario es determinante. En ese ámbito se manejan datos sensibles, desde negociaciones de deuda hasta gestiones de financiamiento externo, como las conversaciones que Daza mantuvo con Scott Bessent, titular del Tesoro de Estados Unidos y viejo conocido suyo de Wall Street.

En Chile, su presencia pública reciente estuvo ligada a asesorías y conferencias, como en el XXI Seminario Internacional de Inversiones, organizado por Moneda Patria Investments realizado en agosto de este año donde generó ruido al afirmar que en el país “casi nadie sabe de finanzas”. 

Con la segunda vuelta presidencial en marcha y José Antonio Kast bien posicionado, su nombre volvió a circular como posible ministro y él mismo se pronunció cuando Kast pasó al balotage. Sin embargo, Daza cortó con las especulaciones durante un seminario de Libertad y Desarrollo del que participó en el panel llamado «Las coordenadas para reactivar Chile«al señalar a Jorge Quiroz como “el indicado para liderar el programa y el equipo económico”, respaldando al coordinador del candidato para el cargo que muchos le atribuían.

Su gesto dejó interrogantes; ¿Daza descarta definitivamente volver a Chile para asumir funciones en un eventual gobierno de Kast? ¿Seguirá anclado en Buenos Aires, pese a que su vida, su familia y gran parte de sus vínculos están afuera? ¿Cuál es, finalmente, su objetivo político y personal dentro del gabinete argentino?

*Este perfil se publicó originalmente en el nuevo medio digital erévnia

MC