Dirigida por Gareth Edwards
El inicio de una nueva trilogía sobre la saga iniciada por Steven Spielberg hace 32 años cumple con su perfección técnica y las escenas de acción, sin abandonar el esquematismo de lo repetido.
Jurassic World: Renace - 6 puntos
Jurassic World: Rebirth, Estados Unidos, 2025
Dirección: Gareth Edwards
Guion: David Koepp
Duración: 134 minutos
Intérpretes: Scarlett Johanson, Mahershala Ali, Jonathan Bailey, Rupert Friend, Manuel García-Rulfo, Luna Blaise, David Iacono.
Estreno exclusivo en salas.
El lenguaje tiene sus modas y cada generación lo adapta a su tiempo. Hace 30 años nadie decía “cringe” para hablar de la vergüenza ajena o “hype” para referirse a la expectativa en torno a un evento próximo. De igual modo, hoy ya no se usa una frase que antes se repetía como una verdad en relación al cine: “las segundas partes nunca fueron buenas”. Como los dinosaurios, la frasecita parece haberse extinguido. Su caída en desuso hasta resulta lógica si se tiene en cuenta que en el siglo XXI las sagas gobiernan la lógica de la industria. En su actual modelo de negocios las películas se piensan en múltiplos de tres. Por ejemplo, hablando de dinosaurios, con el estreno de Jurassic World: Renace, la saga Jurassic Park inicia lo que será su tercera trilogía.
Siete son los episodios de esta serie que comenzó con aquella realizada por Steven Spielberg, estrenada hace 32 años, una de las precursoras en el uso de efectos digitales. Las diferencias entre ese mojón inicial y este último eslabón son notorias, no solo en términos de la cantidad de tecnología digital visible en pantalla. Aunque sería más indicado decir invisible, porque si en algo coinciden ambas producciones es en su calidad visual, permitiendo que el espectador nunca dude de la realidad de lo que se le muestra. Pero así como el lenguaje tiene sus usos y costumbres que cambian con el tiempo, cada época tiene también sus tópicos favoritos en materia de fantasía científica. Por eso, si en Jurassic Park la palabra clave era “clonación”, en Jurassic World: Renace la palabra es “mutación”.
Como en esas películas donde el protagonista está atrapado en un bucle temporal, Jurassic World: Renace propone un nuevo regreso a las islas de los parques originales, ahora en ruinas. La razón detrás de este eterno retorno vuelve a ser el negocio. Esta vez el lugar del malo lo ocupa una compañía farmacéutica, que quiere extraer material genético de las tres especies de dinosaurios más grandes que habitaron el mar, el aire y la tierra. El propósito: desarrollar una droga para tratar afecciones cardíacas y extender la vida humana unos 20 años.
Aunque sus escenas de acción son tan entretenidas como se espera, Jurassic World: Renace está llena de excesos. Entre otras cosas, abusa de los traumas previos de sus protagonistas e incluye personajes comunes que acaban involucrados sin querer queriendo, mientras otros simplemente están ahí para cubrir la cuota de los que van a morir sin que nadie los extrañe, ni en la pantalla ni en la platea. Desde lo narrativo, la película es como una Odisea a la inversa. Porque si la ida está plagada de monstruos y peligros de todo tipo, al final los sobrevivientes viajan hacia los títulos de cierre lo más campantes, como si el camino de regreso no fuera el mismo infierno por el cual llegaron.