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Más allá del caso particular, el auge de series y películas centradas en los asesinos seriales más escalofriantes del mundo refleja un fenómeno cultural cada vez más extendido: la fascinación del público por el lado oscuro de la mente humana y por los relatos que combinan horror, crimen y psicología.
QUÉ SIGNIFICA QUE TE GUSTEN SERIES DE ASESINOS SERIALES SEGÚN LA PSICOLOGÍA
El principal motivo que los especialistas destacan para explicar esta fascinación es la curiosidad morbosa, una inclinación humana hacia lo inusual, peligroso o extremo, que permite explorar los límites del miedo y el riesgo sin exponerse realmente a ellos.
Observar o escuchar relatos de crímenes reales —o incluso de ficciones muy verosímiles— actúa como una especie de entrenamiento psicológico: ayuda a reconocer señales de peligro, patrones delictivos y consecuencias, satisfaciendo al mismo tiempo la necesidad de comprender lo desconocido. Numerosas investigaciones sobre morbid curiosity y sobre el consumo de true crime sostienen que este es uno de los motores principales detrás del fenómeno.
Otra explicación tiene un componente utilitario y de salud emocional, sobre todo en mujeres. Diversos estudios señalan que muchas espectadoras consumen este tipo de contenido como una herramienta de prevención: buscan detectar comportamientos de riesgo, aprender estrategias de autoprotección y fortalecer su instinto de cuidado, más que por simple morbo o entretenimiento. Este enfoque pedagógico explica por qué las audiencias femeninas suelen ser mayoría en el género.
El psicólogo Coltan Scrivner amplía esta idea al señalar que “gracias a nuestra capacidad de imaginar y simular mentalmente situaciones, podemos aprender sobre asesinos seriales dentro de un entorno seguro”, sin poner en juego la integridad física ni emocional.
Además, existen razones emocionales y sociales. Este tipo de historias permite experimentar miedo o tensión en un contexto controlado, desarrollar empatía hacia las víctimas y compartir reflexiones con comunidades que analizan teorías, pistas y dilemas éticos.
Desde una mirada cultural, expertos subrayan también la influencia de la narrativa policial, el auge mediático y la histórica fascinación humana por lo extremo como factores que amplifican el atractivo del género.
No obstante, varios investigadores advierten sobre los riesgos éticos y psicológicos que pueden derivarse de este consumo: desde la revictimización de las familias afectadas hasta la posible romantización de los criminales o la banalización de tragedias reales al transformarlas en simples productos de entretenimiento.