Physical Address
304 North Cardinal St.
Dorchester Center, MA 02124
Physical Address
304 North Cardinal St.
Dorchester Center, MA 02124


Con el debut del nuevo sistema de votación, los partidos cambian su estrategia de fiscalización: ya no temen el robo de boletas, sino errores o maniobras en el cierre de mesas. Cómo es el control interno y el conflicto entre el PRO y La Libertad Avanza dejó a Milei sin fiscales en La Matanza.
En cada elección hay un desafío para los partidos políticos: cuidar las boletas en el cuarto oscuro durante toda la jornada para evitar robos que perjudiquen a sus candidatos. Pero este domingo, con el debut de la Boleta Única de Papel (BUP), la máxima preocupación de los candidatos se trasladará a un momento central: el conteo de sus votos una vez que se cierren las escuelas a las 18.
El cambio podría generar la escena atípica de que el presidente de mesa no esté acompañado por fiscales partidarios a lo largo del día, salvo al final. Es que con la BUP —que contiene a todos los candidatos en una misma papeleta y será entregada exclusivamente por el presidente de mesa a los votantes—, los armadores de las principales escuderías entienden que la fiscalización ahora pasa a ser importante solo para el conteo de los votos, según pudo recoger elDiarioAR de fuentes tanto del oficialismo como del peronismo.
Así, el reto de las fuerzas políticas pasa por estas horas por aceitar un esquema que les permita tener un fiscal propio en cada mesa de votación al menos cuando finalice la jornada electoral, y sobre todo en los lugares más “calientes” y sensibles, como el conurbano bonaerense. Solo en la provincia de Buenos Aires hay 38.760 mesas electorales repartidas por todo el territorio.
Y es en el corazón de la PBA donde estalló días atrás un inesperado conflicto para el Gobierno: el PRO le retiró a La Libertad Avanza sus fiscales de La Matanza, bastión peronista y corazón del conurbano, con más de un millón de electores. El conflicto surgió por una disputa entre el diputado Alejandro Finocchiaro —exministro de Mauricio Macri— y el referente libertario Luis Ontiveros. Según trascendió, no apareció el dinero para “bancar” a un grupo de 1.000 fiscales este domingo. El pago para la participación como fiscal oscila entre 40 mil y 80 mil pesos en PBA según el partido.
“La dificultad de esta elección está en el cierre. Ya no necesitamos tener fiscales para abrir las mesas, sino para cerrarlas. Si no tenés quién te cuente los votos, ¡sonaste!”, admitió a este medio una diputada nacional aliada al Gobierno y que coordina la fiscalización en Córdoba, una de las principales apuestas de Milei.
“Es verdad que ahora el laburo ya no es durante el día, porque con dos o tres personas caminando la escuela controlás las mesas, pero sí tenés que tener una persona sentada en cada mesa aunque sea media hora antes del cierre. El cierre lo tenés que mirar. Tenés que tener un fiscal por mesa”, coincidió un intendente que supervisa la fiscalización de Fuerza Patria en la zona norte del conurbano.
Los fiscales partidarios son auxiliares de las autoridades de mesa, designadas por la Justicia Electoral. Aunque no es obligatorio para las fuerzas políticas, las más grandes movilizan un verdadero ejército cada domingo de elecciones para custodiar sus votos. El objetivo es cuidar voto a voto ante un escenario que puede ser de paridad en algunos distritos. “Si vamos parejos, necesitamos que el recuento provisorio sea lo más fiel posible”, dijo una voz consultada.
Según la normativa, el fiscal tiene permitido entrar y salir libremente del local de votación; estar presente cuando se acondicionan las cabinas, cotejar la identidad de los electores con el padrón que le entregó su agrupación y firmar el acta, el certificado de escrutinio y el telegrama. Este domingo hay un cambio clave: a diferencia de otras votaciones en las que se utilizaba la boleta partidaria y el fiscal firmaba los sobres, ahora los representantes partidarios no deben manipular ni firmar la Boleta Única de Papel.
La imposibilidad de robar boletas fue uno de los argumentos usados en el Congreso para aprobar la reforma electoral que implementó la BUP. Sin embargo, el histórico sistema de papeleta partidaria nunca tuvo graves denuncias de fraude durante los últimos 40 años de democracia, aunque siempre hubo quejas sectoriales por faltantes o robos de boletas en el cuarto oscuro y hasta conteos sospechosos en mesas específicas.
Incluso hay voces que cuestionan el nuevo sistema por las “trampas” que habilita. “Ahora es mucho más fácil comprar votos, porque la persona a la que se mandaría para votarte no tiene otra que marcar la boleta y mandarte una foto. Esa foto no se puede truchar. Antes, en cambio, te mandaban una foto con la boleta en el sobre, pero después la podían sacar”, comentó en off un operador peronista del conurbano.
Para asegurar el trabajo de los fiscales, en Córdoba, por ejemplo, la alianza del PRO con LLA implementó un sistema innovador: una app propia donde los fiscales designados deben loguearse al ingresar a su escuela y mesa. Eso permite a los coordinadores monitorear la asistencia de su tropa.
¿Cuánto se paga por la fiscalización? “No pagamos. El día que pagaste, fuiste”, aseguró la diputada consultada, que confía en la militancia política. Pero elDiarioAR corroboró que en algunos partidos y distritos se paga. “Ochenta mil por cabeza”, comentó un especialista en campañas electorales del peronismo. “LLA da viáticos de $40.000 mas vianda”, dijo un operador libertario.
Dinero o no, el esquema de los partidos sí incluye asistencia básica: una vianda y una bebida, además de papel higiénico, toallitas femeninas o medicamentos para situaciones inesperadas. Porque a la hora de custodiar los votos, todo sirve.
MC/MG