Por qué contar con los dedos ayuda a los niños según la psicología

Por qué contar con los dedos ayuda a los niños según la psicología
Contar con los dedos, una práctica tan habitual como subestimada, cumple un rol clave en el desarrollo cognitivo infantil, según coinciden especialistas en psicología y Salud conductual. Lejos de ser un “vicio” que deba corregirse, este gesto natural acompaña los primeros aprendizajes matemáticos y fortalece la relación entre el cuerpo y el pensamiento.

En los primeros años de vida, los niños aún están construyendo la noción abstracta de número, y los dedos funcionan como un soporte concreto. Por eso, cada vez más docentes y psicólogos coinciden en que acompañar este proceso, en lugar de corregirlo, es clave para un desarrollo saludable de las habilidades cognitivas y emocionales en la infancia.

QUÉ IMPORTANCIA TIENE CONTAR CON LOS DEDOS PARA LOS NIÑOS SEGÚN LA PSICOLOGÍA

Diversos estudios en psicología educativa indican que los niños que utilizan los dedos para contar entre los 4 y los 6 años y medio desarrollan mejores habilidades para la suma hacia los 7 años, en comparación con quienes no recurren a esta estrategia.

Una investigación realizada por la Universidad de Lausana, en Suiza, y difundida por la Asociación Estadounidense de Psicología, señala que contar con los dedos constituye una etapa clave en el camino hacia competencias matemáticas más complejas. Aun así, esta práctica suele ser cuestionada en el ámbito escolar, donde muchos docentes esperan que los alumnos abandonen rápidamente este recurso.

El uso de los dedos es una estrategia frecuente y natural en la infancia para resolver problemas matemáticos. Sin embargo, un estudio francés reveló que cerca del 30% de los maestros de primer grado interpreta esta conducta como una señal de dificultades en la comprensión de los números. Investigaciones previas, que analizaban a los niños en un único momento, mostraban que quienes contaban con los dedos obtenían mejores resultados en aritmética hasta los 7 años, pero que después de esa edad la tendencia parecía invertirse.

Lo que no estaba claro hasta ahora era si los niños que ya no usaban los dedos a los 7 años nunca los habían utilizado o si simplemente habían dejado de hacerlo tras incorporarlos en etapas anteriores. La nueva evidencia sugiere que muchos de ellos fueron “ex usuarios de dedos”, lo que refuerza la idea de que esta herramienta no limita el aprendizaje, sino que lo potencia en sus primeras fases.

En ese sentido, los investigadores sostienen que fomentar el conteo con los dedos no implica un estancamiento, sino un apoyo sólido para el desarrollo matemático infantil.