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Este lugar, cargado de historia y rodeado de montañas que parecen tocar el cielo, es perfecto para quienes desean alejarse del bullicio urbano y disfrutar de una conexión genuina con la naturaleza.
CÓMO ES LA ESCAPADA AL PUEBLO QUE ESTÁ EN LAS ALTURAS DE SALTA
El entorno de Olacapato es un fiel reflejo del altiplano y la puna, donde predominan el frío intenso, los cielos despejados y una vegetación mínima. El pueblo está rodeado por un escenario imponente de volcanes y salares, que conforman un paisaje tan inhóspito como majestuoso. Sin duda, su mayor atractivo radica en la altura y en la fuerza visual de su entorno natural.
Los viajeros que llegan hasta este rincón pueden recorrer sus calles de tierra mientras contemplan las montañas colosales que dominan el horizonte. La puna se convierte, además, en el paraíso ideal para la fotografía de paisajes extremos, donde los amaneceres dorados y las noches estrelladas ofrecen espectáculos únicos para la cámara y la vista.
La historia minera dejó marcas visibles en los alrededores: aún se pueden visitar antiguas vías de tren abandonadas, restos de talleres y estaciones fantasma que evocan una época de esplendor y esfuerzo.
En el terreno gastronómico, Olacapato mantiene viva la tradición culinaria del Noroeste argentino. Los visitantes pueden disfrutar de empanadas salteñas, tamales, humitas y guisos de quinua, cabrito o llama, platos que combinan sabor, historia y calor en un entorno de altura.
Llegar a este enclave requiere preparación y espíritu aventurero. Desde la ciudad de Salta, se accede por la Ruta Nacional 51, atravesando San Antonio de los Cobres. Algunos tramos, especialmente los que se desarrollan a mayor altitud, demandan vehículos 4×4 y previsión de combustible, ya que abundan los caminos de ripio y escasean los servicios y señalización.
Para quienes buscan una escapada llena de silencio, paz y escenarios impactantes, Olacapato se impone como un destino imprescindible de la primavera salteña.