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Pensar el reciclaje de naves espaciales no solo apunta a futuras misiones a la Luna o a Marte, sino que también abre la puerta a innovaciones que podrían trasladarse a la vida en la Tierra. Así, el espacio se convierte en un laboratorio clave para el desarrollo de soluciones sustentables a largo plazo.
CÓMO APLICAR EL RECICLAJE PARA LAS NAVES ESPACIALES
Un grupo de expertos en sostenibilidad y tecnología espacial elaboró una hoja de ruta destinada a aplicar los principios de reducir, reutilizar y reciclar en satélites y naves espaciales, abarcando todo su ciclo de vida: desde la etapa de diseño hasta su destino final.
Jin Xuan, ingeniero químico de la Universidad de Surrey y autor principal del trabajo, advirtió que el crecimiento acelerado de la actividad espacial (impulsado por megaconstelaciones de satélites y futuras misiones a la Luna y Marte) exige evitar que se repitan en el espacio los errores ambientales cometidos en la Tierra. Según explicó, un desarrollo verdaderamente sostenible solo es posible si tecnologías, materiales y sistemas funcionan de manera integrada.
El impacto ambiental de la actividad espacial no termina con el lanzamiento. Una vez que dejan de operar, la mayoría de los satélites no son reciclados ni reutilizados: suelen ser enviados a las llamadas “órbitas cementerio” o permanecen como desechos orbitales, con capacidad de interferir o colisionar con otros equipos. Xuan señaló que la motivación del equipo fue trasladar el concepto de circularidad al ámbito espacial, un terreno donde su aplicación sigue siendo limitada. Aunque la economía circular avanzó en industrias como la electrónica y la automotriz, rara vez se la contempla en satélites, cohetes o hábitats fuera de la Tierra.
Los autores sostienen que el punto de partida es reforzar los tres principios básicos. Reducir implica diseñar naves y satélites más duraderos, reparables y actualizables, lo que disminuiría la generación de residuos. En cuanto a la reutilización y el reciclaje, destacan la necesidad de invertir en sistemas de recuperación, como aterrizajes controlados mediante paracaídas o airbags, que permitan rescatar componentes estructurales. No obstante, advierten que cualquier pieza recuperada debería superar controles extremadamente rigurosos, debido al desgaste producido por las condiciones extremas del entorno espacial.
Otra prioridad clave es la recolección de desechos orbitales ya existentes. Para eso, se proponen tecnologías como redes o brazos robóticos capaces de capturar restos en órbita, con el doble objetivo de reciclar materiales y reducir el riesgo de colisiones que puedan generar una cadena de nuevos residuos.