¿Se reciclan? Qué podés hacer con los electrodomésticos usados

¿Se reciclan? Qué podés hacer con los electrodomésticos usados
El manejo de los electrodomésticos usados se ha convertido en un tema cada vez más relevante, tanto por razones ambientales como por el espacio que ocupan en los hogares. Esta cuestión involucra tanto opciones de reciclaje como alternativas de reutilización.

Con el aumento del consumo de tecnología y aparatos electrónicos, surge la pregunta sobre qué hacer con los equipos que ya no funcionan o que fueron reemplazados por modelos más modernos. Desde programas de reciclaje hasta donaciones o reparaciones, las posibilidades buscan reducir el impacto ambiental y fomentar un consumo más responsable.

QUÉ HACER SI QUERÉS RECICLAR LOS ELECTRODOMÉSTICOS USADOS

El reciclaje de un electrodoméstico es un proceso complejo, ya que contiene múltiples componentes que requieren ser desmontados y separados por personal especializado para evitar accidentes. Lo más seguro es que los dispositivos lleguen a plantas de tratamiento de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).

El primer paso para reciclar electrodomésticos consiste en contactar al fabricante. Muchas empresas cuentan con programas que permiten solicitar la recolección domiciliaria de estos aparatos, facilitando que los usuarios los entreguen de manera segura.

Entre los elementos peligrosos se encuentran pilas, baterías, acumuladores, condensadores y luminarias fluorescentes, debido a que contienen sustancias como litio o mercurio. Una vez extraídas estas fracciones peligrosas, el material pasa por un triturador de dos ejes, que abre el equipo sin dañar los componentes internos.

Después, en una fase manual sobre bandas transportadoras, los operarios retiran materiales como tarjetas electrónicas, motores y cables. El resto del aparato se somete a un triturador de cuatro ejes, reduciendo las piezas a fragmentos de aproximadamente cinco centímetros.

Luego, el proceso incorpora separación mecánica, clasificando los materiales en tres grupos: metales ferrosos (como hierro), que se envían a fundición; metales no ferrosos (como aluminio, cobre y bronce); y plásticos, que representan cerca del 60 % de los RAEE.

Todos estos materiales, tras ser separados y recuperados, se reincorporan a la cadena productiva, aunque la responsabilidad no recae únicamente en fabricantes e importadores, sino que implica a gobiernos y consumidores, fomentando un cambio en los hábitos de la sociedad.