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En pleno mundo del futbol, su historia dio un giro inesperado en 2013. Ese año, la pérdida de su padre lo atravesó de lleno y lo empujó a una etapa oscura marcada por una depresión profunda. Aunque ya se desempeñaba como profesional, Francesco Acerbi admite que entonces perdió el control de su vida y terminó refugiándose en el alcohol.
Quienes lo rodeaban intentaron tenderle una mano y acompañarlo, pero él mismo reconoce que no lograba encontrar la salida de ese pozo emocional.
CUÁL ES LA HISTORIA DE FRANCESCO ACERBI, EL JUGADOR QUE SUPERÓ LA ENFERMEDAD Y LLEGÓ A SER FIGURA DEL INTER
El punto de quiebre llegó poco después, de manera inesperada: durante los estudios médicos de rutina previos a su incorporación al Sassuolo, los médicos detectaron un tumor en uno de sus testículos. Ese diagnóstico, lejos de hundirlo aún más, terminó convirtiéndose en el inicio de un cambio radical en su vida personal y deportiva.
En la revisión médica previa a su llegada al Sassuolo, los estudios encendieron la primera alerta: a Francesco Acerbi le diagnosticaron un tumor en un testículo. La cirugía permitió extirparlo y, en un comienzo, el panorama resultó alentador. Sin embargo, poco después, un control antidopaje arrojó valores hormonales fuera de lo habitual. Aquella señal obligó a profundizar los exámenes y la confirmación fue dura: la enfermedad había reaparecido, incluso con mayor agresividad.
A comienzos de 2014 inició un tratamiento de quimioterapia que lo mantuvo alejado de las canchas durante un período prolongado. Más allá del impacto deportivo, ese segundo golpe fue decisivo en lo personal: lo enfrentó consigo mismo y lo llevó a replantear su manera de vivir. Con el tiempo, Acerbi llegó a expresar que la enfermedad terminó siendo un punto de inflexión positivo. “El cáncer fue mi suerte; agradezco a Dios haberlo atravesado”, dijo en más de una oportunidad, al reconocer que ese proceso le permitió abandonar hábitos dañinos y reconstruir, paso a paso, su vida y su carrera.
Desde el plano médico, el doctor Elmer Huerta, asesor de salud de RPP, señala que el cáncer testicular —el mismo que enfrentó Acerbi en dos ocasiones— es el más frecuente en varones de entre 15 y 35 años. Suele presentarse como un bulto indoloro y, por su carácter silencioso, puede avanzar sin síntomas evidentes. No obstante, los avances en quimioterapia permiten hoy tasas de curación superiores al 95 % cuando se detecta a tiempo. Por eso, casos como el del defensor italiano no solo conmueven: también cumplen una función clave de concientización y prevención.