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En el mapa turístico de Córdoba, hay destinos que combinan descanso, sabores regionales y paisajes serranos sin necesidad de grandes traslados. Para quienes buscan cortar con la rutina durante un fin de semana, las Escapadas cortas ganan protagonismo y se posicionan como una alternativa cada vez más elegida.
En este contexto, una propuesta cordobesa se destaca por reunir todos esos elementos en un solo lugar. Con infraestructura pensada para el descanso, identidad local y un entorno natural privilegiado, se consolida como una opción perfecta para una pausa breve, pero revitalizante, sin salir de la provincia.
CÓMO ES LA ESCAPADA A LAS TERMAS CORDOBESAS IDEALES PARA RELAJAR
A unos 25 kilómetros de Serrezuela, en el departamento Cruz del Eje, se encuentra El Quicho, un paraje semidesértico próximo a las Salinas Grandes que esconde uno de los atractivos naturales más singulares del norte de Córdoba: manantiales termales que alcanzan casi los 40 grados.
Las Termas de Quicho se diferencian del paisaje serrano tradicional y ofrecen un entorno llano, silencioso y rural, ideal para quienes buscan descansar, desconectarse y pasar una jornada al aire libre lejos de las multitudes y sin recorrer grandes distancias.
El origen del lugar se remonta a la década de 1980, cuando trabajadores intentaban perforar un pozo para abastecer de agua a una escuela rural. En lugar de agua potable común, apareció un surgente cristalino de características mesotermales y alta temperatura. Con el paso del tiempo, estudios realizados confirmaron las propiedades de estas aguas, valoradas por la comunidad local. Se trata de aguas cloruradas sódicas, aptas para usos terapéuticos, con efectos beneficiosos para afecciones linfáticas, secuelas de traumatismos y enfermedades de la piel, además de un marcado efecto relajante y analgésico.
Durante muchos años, el agua brotaba sin control en una excavación rudimentaria. A partir de 2021, una intervención municipal permitió embalsar el surgente en un piletón que brinda mayor seguridad y mejores condiciones para los visitantes, junto con un predio ordenado y servicios básicos. Este crecimiento impulsó el turismo termal en la región: Serrezuela pasó de contar con unas 60 plazas de alojamiento a superar las 300, consolidando la actividad como un motor económico local.
A eso se suma una oferta gastronómica basada en platos tradicionales, como el cabrito, las empanadas caseras y productos caprinos, además de aceitunas y aceite de oliva, fruto de una actividad olivícola en expansión. El acceso al predio es gratuito, aunque el uso de las instalaciones del camping tiene un costo de 1.000 pesos por persona.