Un mundo recobrado - 6 puntos
(Uruguay/Argentina/, 2025)
Dirección: Laura Bondarevsky.
Guion: Laura Bondarevsky y Luciano Bertone.
Duración: 74 minutos.
Intérpretes: Verónica Gerez, Carla Moscatelli, Victoria Martínez, Marzia Migliora y la voz de Laura Paredes.
Estreno en Cine Arte Cacodelphia.
Documental con dosis de reconstrucción ficcional, patchwork de material de archivo personal y público, fotografías y entrevistas a cámara, relato integrado por recuerdos personales y la memoria histórica, Un mundo recobrado –que viene de ganar dos premios en el Festival de Cine de Derechos Humanos– es una obra catártica al tiempo que un deseo puesto en pantalla. La excusa de la película de Laura Bondarevsky, que utiliza la voz de la actriz Laura Paredes para leer sus propias reflexiones y a un puñado de actores para (re)imaginar hechos reales del pasado, es el vínculo que la unió fuertemente, durante la infancia, a una mujer de origen ruso que supo cuidarla y mimarla. Su abuela adoptiva, según se desprende sin demoras del relato en primera persona.
Pero el film comienza como si se tratara de una fábula épica, con un carro tirado por perros en medio de la nieve, trasladando a una mujer embarazada que acaba de romper aguas. Es la madre de Yenia Dumnova, protagonista central de lo que vendrá y testigo nada muda de los cambios y convulsiones sociales y políticas de dos continentes, de la Rusia comunista de los años 40 al Uruguay de los 60, el Chile de Allende y más allá.
“A veces pienso que hacer una película sobre Yenia es hacer una película sobre un mundo que ya no existe, y me obligo a recuperar ese mundo como una forma de cambiar este”, afirma Paredes/ Bondarevsky mientras los fragmentos audiovisuales muestran una marcha de jóvenes en la capital uruguaya, años antes del golpe de estado de 1973. Antes, a partir de la actuación de la actriz Verónica Gerez, otro de sus alter egos, la realizadora describe a una Yenia adolescente durante los duros años de la Segunda Guerra, el trauma de la muerte de su mejor amiga bajo las bombas y la solidaridad de una anciana ermitaña. De allí a la posguerra y el encuentro en el subte de Moscú, el más profundo del mundo, con un joven uruguayo que acababa de llegar desde el otro lado del globo terráqueo. El comienzo de una historia de amor tan intensa que, como se adelanta en el prólogo, sólo pudo acabar con ambos abandonando este mundo al unísono, como si el uno sin el otro no existiera como posibilidad física.
Un mundo recobrado incluye entrevistas a amigos y colegas de Yenia, que a poco de llegar a Montevideo comenzó sus tareas creativas, artísticas, humanas y de militancia junto a un grupo teatral en el legendario escenario de El Galpón (las habilidades descubiertas y dominadas en esa etapa le servirían años después para escapar de peligros muy reales, como en un film de espías). Bondarevsky también conversa con sus padres, exiliados en Suiza luego del golpe del 76, comienzo de una amistad con Yenia y del vínculo putativo entre esta y la jovencita Laura.
Ese mundo recobrado del título no es otro que el de la propia realizadora y su infancia, pero también el de un momento de la Historia en el cual los sueños podían llegar a convertirse en realidad gracias a la lucha colectiva, más allá de las inevitables pizcas de voluntarismo e idealización. Esa cruza de añoranza íntima y generacional le dan forma a este ensayo que hace de la deriva uno de sus pilares narrativos, el homenaje a un ser humano único e incomparable que, dicen todos quienes la recuerdan, iluminó el pasado y sigue iluminando su presente.