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Cambios en la red de transporte público
Mientras crece la oferta de medios de pago digitales en colectivos, el Estado mantiene el control del sistema SUBE y la administración de subsidios.
Desde esta semana, nuevas líneas de transporte del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y algunas provincias permiten abonar el boleto con tarjeta de crédito, débito y dispositivos electrónicos. Sin embargo, la implementación llega de manera despareja y, aunque se presenta como una modernización, la SUBE sigue siendo la herramienta central para sostener los subsidios y controlar el funcionamiento del sistema.
La Secretaría de Transporte de la Nación anunció que colectivos de distintas jurisdicciones sumaron la opción de pagar con tarjetas contactless y billeteras virtuales. En la Ciudad de Buenos Aires, se incorporaron las líneas 7, 25, 26, 42, 65, 76, 84, 90, 99, 106, 109, 115, 132 y 151, mientras que en el AMBA se sumaron la 9, 29, 96, 164 y 185. También hubo avances en la provincia de Buenos Aires, San Miguel de Tucumán y Jujuy.
El dato se celebra desde los escritorios oficiales, pero en la calle la situación es más compleja. No todos los usuarios tienen acceso a medios de pago digitales, y las terminales de cobro no siempre funcionan de forma homogénea.
El valor estratégico de la SUBE
Lejos de desaparecer, la SUBE mantiene su lugar estratégico en el esquema de transporte. Desde Transporte aseguran que continuará como base del sistema, ya que permite fiscalizar recorridos, controlar subsidios y garantizar la Tarifa Social Federal, que cubre un 55% del valor del pasaje para jubilados, beneficiarios de AUH y trabajadores informales.
La coexistencia de ambos métodos refleja las tensiones de un sistema que busca aggiornarse, pero sigue dependiendo de estructuras estatales para sostener su funcionamiento. Y mientras en ciudades como Mendoza, Rafaela y Río Cuarto los pagos digitales avanzan, en muchas localidades del conurbano y el interior la SUBE sigue siendo la única opción real.