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Hay muchos entresijos de la vida de Jorge Pistocchi en los que puede hacer base un documental. Bajo el sol del rocanrol, El universo creativo de Jorge Pistocchi se anima a hacerlo, y así aborda en profusa interacción de formatos y actores, distintas aristas y momentos en el devenir del creador de Mordisco, El Expreso Imaginario, Zaff! y Pan Caliente. Sus intenciones al crear estas revistas se cuentan pues, no solo a través de su valioso testimonio, sino también mediante el de quienes oficiaron de ladernos en cada una de sus aventuras. Cálido y evocativo pasado que el documento fílmico –cuyo estreno en público será este jueves 1º de agosto en el Gaumont– desarrolla con suma solidez.
Pero hay otras aristas que son más oscuras en la vida del periodista, editor y artista. Difusas. Que molesta escuchar de su mismísima boca. “Finalmente, tuvimos que cerrar la redacción… estábamos en permanente retirada, también”, cuenta Pistocchi, promediando el relato, sobre el cierre de Pan Caliente. “Y ahí yo me zambullí en la nada, porque no tenía idea de qué me deparaba el destino. Estaba sin un solo peso, separado de mi familia (…) había liquidado una fortuna en pocos años, había sacado cuatro revistas, y ahora estaba de vuelta solo, en la calle y sin un solo centavo. Aparte, la ingratitud… fue durísimo”. Entonces la película cuenta todo y no una parte –la feliz- del implicado.
Planteado por sus hacedores como un film-viaje sensorial, el ruedo consiste en periodistas, músicos, poetas, dibujantes y editores (Marta Kelly, Miguel Grinberg, Moris, Rocambole, Pipo Lernoud, Alfredo Rosso, Claudio Kleiman, Daniel Ripoll, Edelmiro Molinari, Quique Gornatti, Topo D'Aloisio y Rubén de León, entre otros y otras) hablando de lo que las publicaciones fueron para con el medio ambiente, los pueblos originarios, el rock y el buen vivir.
También de la posterior creación del “Centro Cósmico de La Paternal”; del vínculo de Pistocchi con el movimiento de fábricas recuperadas de la década del noventa –con epicentro en la AMAT- o con el movimiento del heavy criollo, en la época de V8-Hermética. Pero también de contracaras y contrastes en los que se vio envuelto el editor fallecido en 2015, sobre todo a partir de su ida de El Expreso. “La Expreso fue un espacio de pensamiento que resistió, pero a la vez comenzó a convertirse en un negocio, y en una herramienta de penetración”, señala el editor en otro de los pasadizos críticos del relato, al embestir duro contra Roberto Pettinato, que ocupó su lugar cuando la década del setenta dejaba paso a la del ochenta, y contra el empresario Alberto Ohanian, que habilitó el traspaso. En efecto, considera al primero como un trepador “bastante siniestro”. “Él decía que la revista que hacíamos era de hippies trasnochados, y que había que modernizarla”, recuerda.
Músicas al tono (“Rock de Matías”, de La Banda del Paraíso, la bella “Como un tren”, de León Gieco, y temas originales compuestos por Rubén de León y Jorge Senno, interpretados por Claudia Puyó, Miguel Cantilo y Enrique Avellaneda), más una obrita de teatro que recrea espacios y acciones de las revistas que Pistocchi creó, se entrelazan con testimonios vitales, de esos que van al hueso.
El de Lernoud, recordando que “Inconsciente Colectivo” nació de un artículo de José Luis D'Amato que Charly García justamente leyó en la Expreso. El de Kleiman, acentuando en la capacidad que tenía Pistocchi de “nuclear gente valiosísima a su alrededor”, o recordando a Fito Páez y Patricia “Peperina” Perea, en tanto corresponsales en Rosario y Córdoba, respectivamente. O el de Rosso, señalando que la revista dejó una marca en la historia.
Otro momento fuerza del relato dirigido por Mónica Simoncini y Omar Neri y producido por Mascaró Cine es el suceder fugaz pero intenso de Pan Caliente. No solo de la revista, y su jugado número sobre Malvinas –por caso- sino del Festival en su apoyo que se organizó en el Club Excursionistas, en 1982. Aquel que fue el único en que tocó Patricio Rey -sin el Indio en la voz-, y en el que la “Monona” y María Isabel se semidesnudaron, con todo lo que ello implicaba en dictadura. También el que recibió al recién repatriado Miguel Abuelo, con sus remozados Abuelos de la Nada. El que fundió las voces de Litto Nebbia y Celeste Carballo en torno de “Es la vida que me alcanza”. El que mostró a Destroyer, banda de Willy Quiroga, eternizó la bella “Bajaste del Norte”, vía León Gieco; le dio la bienvenida a la agrupación independiente MIA; y Alberto Muñoz, que concretó su sueño de recitar poemas en una cancha, porque creía que ahí estaba su público.
El material audiovisual hurga a propósito en el cálido y artesanal acto homenaje al Festival Pan Caliente que se realizó en la cancha de papi de Excursionistas -con palabras alusivas de quienes habían estado ahí -pero en serio-, bien mechado con extraordinarias imágenes de otro documental revelador justamente llamado El festival olvidado.
* Bajo el sol del rocanrol, El universo creativo de Jorge Pistocchi se exhibe desde este jueves y hasta el 7 de agosto en 3 funciones diarias, a las 12 15.30 y 21.45 en el cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635).