ARTICLE AD BOX
Bárbara Muschietti es una prestigiosa productora argentina que emigró a Estados Unidos a los 18 años y consolidó una exitosa carrera en Hollywood junto a su hermano, el director argentino Andy Muschietti. Ambos son la dupla alrededor de las adaptaciones de IT, de Stephen King, entre otras películas. Tras los saludos con el cronista en la entrevista telefónica, confiesa que Norita, el documental de Jayson McNamara y Andrea Tortonese, la hizo "llorar un montón". No es para menos: se trata de un film muy emotivo que refleja la inclaudicable lucha de Norita Cortiñas, tras la desaparición de su hijo Gustavo y la fundación del movimiento Madres Plaza de Mayo. Los hermanos Muschietti son productores ejecutivos de Norita, junto a figuras internacionales, como el músico argentino Gustavo Santaolalla -ganador de dos Oscar- (ver nota aparte), la actriz estadounidense Jane Fonda -protagonista de más de cincuenta películas, ganadora de dos Oscar y siete Globos de Oro- y la prestigiosa periodista y escritora canadiense Naomi Klein, autora de libros emblemáticos como La doctrina del shock y No logo.
Bárbara Muschietti había visto el documental El mensajero del caballo blanco, de Jayson McNamara, que aborda la historia de Bob Cox, el editor del Buenos Aires Herald. "Jayson McNamara, que es un fantástico documentalista australiano que está absolutamente fascinado con la historia argentina, hizo ese documental sobre Bob Cox. Cuando lo vi quedé muy impactada. Le escribí y me dijo: 'Estoy haciendo ahora un documental sobre Norita'. Le pedí que me mandara lo que tenía. Me envió uno de los primeros cortes que tenían y me quedé fascinada otra vez porque Jayson y la argentina Andrea Tortonese son documentalistas increíbles. Y aparte por Norita, esta heroína increíble. Jayson me invitó a participar. En ese momento ya estaban Gustavo Santaolalla con la música, y Jane Fonda, Naomi Klein y Avi Lewis también. Fue una manera de darle un poco más de forma, y ver cómo se podía ayudar a este proyecto tan maravilloso", subraya Muschietti.
-Justamente mencionás que, entre los productores ejecutivos figuran Jane Fonda y Naomi Klein. ¿Qué sabían ellas del personaje histórico?
-Naomi Klein pasó tiempo en Argentina y con Avi Lewis ya tenían una noción de Norita. No hice el contacto con Jane Fonda, Naomi Klein y con Avi Lewis, no sé cuánto conocían a Norita, pero uno tiene que pensar que Norita es una figura relevante internacionalmente, una mujer que no ha parado de batallar por el mundo. Y lo ves en el documental. Se tuvo que acostumbrar a llamar a la familia desde el aeropuerto porque antes se iba sin avisar (risas). La acostumbraron a que llamara para avisar dónde estaba yendo. Era un torbellino.
-¿El hecho de que Norita tenga productores de mucho peso puede favorecer la proyección internacional de la película?
-Sé que sí. Inevitablemente son nombres que pueden hacer una llamada, que pueden hablar con otros amigos documentalistas, gente de la Academia. Y darle simplemente más ojos. Se trata de que más gente conozca la historia de Norita, más allá de los festivales, en los que le está yendo muy bien. Acaba de estar en Austin y la verdad es que eso nos trae un orgullo enorme. Y ha sido un trabajo tremendo también de las productoras.
-El 30 de mayo falleció Norita. ¿Este hecho tan doloroso para la sociedad hizo modificar el proyecto?
-No, el proyecto ya estaba terminado, pero lo que me alegra mucho es que Norita haya visto la película.
-Ambos directores tenían una relación muy cercana con Norita antes del documental. ¿Eso facilitó el trabajo para la construcción de la película?
-Sin duda, porque es una película muy íntima, donde Norita comparte cosas. Es una mujer que ha dedicado su vida a contar las cosas terribles que pasaron en la Argentina, aparte de muchas otras causas. Sin embargo, hay partes en el documental que son increíblemente íntimas y que son cosas que uno no las habla en una conferencia. Voy a mencionar simplemente la escena de los ravioles. Simplemente mencionarla me hace llorar.
-¿Qué aprendiste con esta película que desconocías de Nora Cortiñas?
-Muchísimo sobre las Madres. Yo vivo afuera desde hace bastantes años. Me fui de la Argentina cuando tenía 18 años por estudio, por trabajo y, aunque es y va a ser mi país toda la vida, hay cosas que no sabía. Una que yo no sabía era que habían desaparecido tres Madres. No lo sabía y me rompió el corazón. Sabía sobre otros crímenes, en los cuales Astiz estaba acusado, pero no conocía la historia de las Madres desaparecidas. Eso me pareció una cosa tan terrible. Y escuchar hablar a Ana Careaga de su historia, que yo conocía muy superficialmente, no en detalle. Es increíble la entereza con la que Norita, Ana y la gente que está en el documental cuentan sus historias. Y lo increíble que, a pesar de estos testimonios, haya negacionistas.
-Argentina está viviendo un momento político muy fuerte, producto de un gobierno que niega los crímenes de la dictadura y reivindica a los genocidas presos. ¿Estás al tanto de eso?
-Estoy levemente al tanto y el horror que me produce eso no lo puedo expresar. Me da vergüenza.
-¿Qué es lo que más admirás de la lucha de Norita?
-La lucha en sí. Uno lo ve claramente en el documental, pero la manera en que Norita pudo seguir viviendo, más allá de esta inmensa injusticia que le tocó vivir hasta el día de su muerte -porque lamentablemente a su hijo Gustavo nunca lo encontraron-, y que fuera una permanente buscadora de justicia, y sobre todo, de justicia para las mujeres.