ARTICLE AD BOX
Cuando Malcolm McDowell se enteró de que se estaba trabajando en un nuevo montaje de Calígula, se limitó a poner los ojos en blanco. "Eso es lo que hice", dice. "Porque nunca jamás quise volver a hablar de esa maldita película". El actor, famoso por sus papeles en If... y La naranja mecánica, tenía muchas esperanzas puestas en Calígula, un retrato del emperador romano con guión de Gore Vidal, dirigido por el cineasta italiano Tinto Brass y coprotagonizado por Helen Mirren, Peter O'Toole y Sir John Gielgud.
Aunque Brass y Vidal no estaban precisamente de acuerdo, el verdadero problema surgió con el financista de la película, Bob Guccione, fundador de la revista erótica Penthouse. McDowell había expresado su preocupación incluso antes de que se filmara la película, pero Vidal le respondió esperanzado: "Pensá en él como uno de los hermanos Warner". Pero Guccione se peleó con el director y despidió a Brass.
Lo peor estaba por llegar. Una vez terminada la película, Guccione rodó a escondidas escenas pornográficas con algunas chicas de Penthouse, y empalmó el material en la película. Cuando McDowell vio la versión final, estrenada en 1980 casi cuatro años después de concluir el rodaje, se sintió traicionado. "Aconsejo a la gente que nunca la vea. Es una película terrible: explotadora y pornográfica". Mirren, que interpreta a Cesonia, la esposa de Calígula, se lo tomó con buen humor, calificando la película de "irresistible mezcla de arte y genitales". Pero los críticos se mostraron horrorizados. Rex Reed, de The New York Observer, escribió: "Un abrevadero de bazofia podrida", mientras que Roger Ebert, otro crítico, la calificó de "basura repugnante, totalmente despreciable y vergonzosa". McDowell quedó conmocionado. "Me deprimió mucho. La verdad es que sí. Creo que entré en depresión. Me afectó mucho. Sinceramente, creo que fue una de las razones por las que me fui de Inglaterra". El actor estableció su nuevo hogar en Los Ángeles.
Le pregunto a McDowell si alguna vez habló de ello con sus buenos amigos y colaboradores, los directores Stanley Kubrick o Lindsay Anderson. "¡No creo que les importara! Quiero decir, es como, si te hacés la cama, tenés que acostarte en ella, ¿sabés? Quiero decir... es sólo una de esas cosas horribles. Eso fue una anomalía. Porque normalmente tenés una compañía de producción que tiene un cierto historial, tenés un estudio detrás de vos... están realmente muy interesados en que la película salga según el guión. No este megalómano. Básicamente, en un momento dado le dije: 'Bob, ¿por qué no interpretás el papel vos mismo?".
Al menos, Guccione tuvo la sensatez de contratar a Danilo Donati, el visionario diseñador de producción italiano que creó los extravagantes decorados de Flash Gordon, de Mike Hodges. Del mismo modo, el trabajo de Donati para Calígula asombra, desde los fastuosos decorados hasta el vestuario, las joyas e incluso las pelucas. Como dijo una vez Guccione en una entrevista con Penthouse, "Danilo Donati es la verdadera estrella de Calígula... a su lado, Brass es un patán tosco e incomprensible".
Aunque McDowell aconsejó a sus agentes que nunca le remitieran ninguna solicitud relacionada con Calígula, las cosas cambiaron cuando Thomas Negovan, galerista de arte y cortometrajista, fue contratado por la empresa gestora que se hizo cargo de la marca Penthouse. "Mucha gente a lo largo de los años les había dicho que los archivos en torno a Calígula eran notables", dice Negovan. "Y básicamente me pidieron que evaluara esa afirmación".
Traído al proyecto en 2019, Negovan ni siquiera había visto nunca al Calígula sexuado. "Nunca fui fan de Calígula, era fan de Malcolm McDowell", dice. Sin embargo, el productor pronto se familiarizó con la película original. "Es un desastre, se mire por donde se mire. Ahora entiendo su encanto. A todo el mundo le gusta ver un accidente de autos. Así que existe esa idea de gran presupuesto y terrible espectáculo cinematográfico en torno a esto que sí tiene encanto, y lo comprendo. Pero el problema es que gente como Malcolm McDowell ha sido el blanco de esa broma durante 50 años".
Lo que Negovan descubrió en un almacén de Los Ángeles eran polvorientas latas llenas de negativos de cámara originales y material de audio. Todo estaba inutilizado, no se había visto ni oído antes. "Nadie había tenido motivo para revisar todas estas cajas en décadas", dice. "Así que sabían que estaba ahí. Sólo que nunca las habían abierto". Fue suficiente para iniciar un meticuloso proceso de reconstrucción de la película hasta acercarla a la visión original de Vidal y Brass.
Con casi tres horas de duración, Calígula: The Ultimate Cut ("El corte definitivo") es un animal muy diferente a su escabrosa predecesora. Aunque algunas escenas conservan cierto erotismo -todavía abundan los penes erectos-, se ha eliminado el aire de sucia explotación sexual. "No se suponía que fuera una película porno", dice Negovan. "¿Creés que Helen Mirren y John Gielgud aceptaron un trabajo en una película porno sin argumento? No, esa es la cuestión. Como si tuviera guión. Tenía decorados increíbles, vestuario increíble. Y la gente sudó de verdad para hacer esta película".
Negovan también sudó, y al principio se quedó en blanco cuando intentó ponerse en contacto con McDowell, Brass y Mirren. Sólo consiguió contactar con McDowell a través de Instagram con Mark Critch, el creador de la serie de televisión Son of a Critch, protagonizada por el actor. Fue Critch quien aconsejó a McDowell que viera el nuevo montaje. "Estaba en la cama, en Terranova, en St John's, la roca más lejana de la costa este de América", recuerda McDowell. "Y me quedé asombrado: todo se me vino a la cabeza. Me quedé vagamente aturdido. Me quedé sentado en silencio un buen rato pensando en lo que había visto".
McDowell se remontó a sus intenciones originales al interpretar a Calígula, famoso por devastar el tesoro recaudado por su predecesor Tiberio (interpretado en la película por O'Toole). "Era muy popular porque siempre estaba regalando soberanos de oro al pueblo. Creo que la gente lo quería de verdad. Era todo un personaje. Y era una especie de original. Decidí interpretarlo como un anarquista, pero destruyendo el Imperio Romano desde arriba".
Negovan volvió al guión original de Vidal como punto de partida. "Lo que hice en mi cabeza y en mi corazón fue crear como el diagrama de Venn: aquí está el círculo de Malcolm, aquí el de Gore, aquí el de Tinto y aquí el de Bob. Bob, contratar a gente como Danilo Donati para hacer esos increíbles decorados estaba en completa oposición a la visión de Gore. Pero cuando te fijás en lo que todos querían, hay un espacio, hay una bandera que está en medio de ese círculo, que es la sensación de realismo y exactitud histórica".
Con tanto metraje nuevo, Calígula: The Ultimate Cut rescata sin duda la reputación de la película de la mala muerte. El papel de Helen Mirren, por ejemplo, se ha ampliado enormemente, pasando de 17 minutos de material en el montaje de Guccione a casi una hora aquí. "Los últimos 45 minutos de la película son totalmente nuevos", agrega McDowell. "O nunca antes vistos. Supongo que Guccione se aburrió y dijo: 'Terminemos acá , que lo maten y ya está. Estrenémoslo'".
Los que teman que la película haya sido desinfectada pueden estar tranquilos. La escena en la que un celoso Calígula viola a la virginal Livia y a su novio, el oficial Próculo, en su boda, permanece intacta. Cuando Critch sugirió a McDowell que proyectaran la película en un acto benéfico para niños en St. John's, creyendo que se habían eliminado los elementos pornográficos de la película, se quedó estupefacto. "Le dije: 'Sí. Pero eso no es porno'. Así era Calígula", recuerda McDowell, alegre. "El poder supremo corrompe. El poder absoluto corrompe absolutamente".
Aun así, McDowell está encantado con este nuevo montaje, con que se haya resucitado una interpretación perdida que hizo hace medio siglo. "Estoy encantado de que la verdadera película esté ahora ahí para que todo el mundo la vea". Su única tristeza es Brass, que ahora tiene 91 años. "Sigue vivo, pero creo que tiene algún tipo de demencia. Así que nunca se enterará de este nuevo montaje. Creo que estaría muy contento con su película porque todas las secuencias importantes están en ella. Y son realmente hermosas". Calígula ya no es el blanco de las bromas de nadie. Como dice McDowell: "Incluso 50 años después, casi no hay nada igual".
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.