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La falta de divisas sigue siendo el mayor problema económico para el gobierno de Javier Milei en este año electoral, sostuvo el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, mentor principal del experimento de la Convertibilidad en la década del 90, y actor central de su episodio final, el estallido de diciembre de 2001. En los comentarios que publicó el ex funcionario en su blog personal, enumeró "las alternativas que el gobierno tiene para no arriesgar un clima de desestabilización por la expectativa de un salto devaluatorio posterior a las elecciones".
Cavallo se formula la pregunta, en su análisis, si "podrá mantenerse hasta las elecciones el clima de estabilidad que se ha logrado instalar al inicio de 2025, y mi respuesta es afirmativa", se responde.
"Porque aun cuando una brecha cambiaria que se resiste a bajar obligara al gobierno a aumentar el ritmo del crawl (tasa de devaluación mensual) para desalentar la idea de que habrá un gran salto cambiario posterior a las elecciones, la verdadera ancla nominal de una economía que ya ha derrotado a la inercia inflacionaria, es el ajuste fiscal y no el tipo de cambio".
Es decir, que no observa que de la mano de una probable corrección al alza del ritmo de devaluación mensual, se presente un alza en la tasa de inflación mensual. Le otorga todo el mérito al ajuste fiscal y, además, sus consecuencias contractivas sobre el consumo interno: un cambio de criterio con respecto a la política de la convertibilidad, de rigidez absoluta en la tasa cambiaria (el emblemático "uno a uno" entre el peso y el dólar), o bien un "sincericidio" al admitir que el mérito de la estabilidad se asienta en una recesión salvaje, al menos para los sectores mayoritarios.
El problema de las reservas
"En el frente externo todavía se mantiene el problema de las reservas externas netas negativas, a pesar del fenomenal superávit comercial del año 2024", comenta Cavallo en su blog. Por lo tanto, sostuvo, "el principal interrogante que hoy se debate fuerte entre analistas e instituciones financieras fuera del gobierno, y que seguramente se debe estar debatiendo también dentro del gobierno y en las negociaciones con el FMI, es cómo conseguir que a lo largo de 2025 se logre pasar a un nivel positivo de reservas externas netas".
Advierte, al respecto, que "las reservas externas netas no se pueden conseguir con endeudamiento externo del Banco Central: la única forma de aumentar las reservas netas es generando superávit de la balanza de pagos, sea por superavit de la cuenta corriente o de la cuenta capital por arriba del déficit de la cuenta corriente".
Tras señalar que un desembolso de ayuda del FMI "no significará tampoco un aumento de las reservas netas como el que se necesita para poder eliminar el cepo cambiario", afrima que "los mecanismos más eficaces para aumentar las reservas netas en las actuales circunstancias son:
a) la eliminación del dólar blend para las exportaciones, de tal forma que el 100% de los ingresos por exportaciones sean vendidos al Banco Central;
b) el aumento de los incentivos fiscales a las exportaciones, es decir una acentuación del proceso ya iniciado de reducción de las retenciones a las exportaciones agropecuarias y de las economías regionales;
c) el aumento de los reembolsos de impuestos internos a la exportación de manufacturas; y
d) disponer que el pago de servicios turísticos y las importaciones de bienes de consumo final considerados no esenciales se deban pagar por el contado con liquidación y no requieran divisas del Banco Central.
Admite que con estas propuestas "la brecha entre el tipo de cambio CCL y el tipo de cambio oficial manejado por el crawling peg tenderá a aumentar a causa de que ya no entrarán en ese mercado el 20% de los ingresos por exportaciones y aumentará la demanda para pagos de las importaciones no esenciales", reconociendo de algún modo que su menú enciende una mecha en el mercado de dólares financieros (CCL y MEP).
Pero para contrarrestar una sobredemanda que alimentaría la brecha, el mentor del desastre del 2001 le propone a Milei "permitir que los capitales destinados a financiar inversiones extranjeras directas puedan ser ingresados a través del mercado CCL (o del mercado libre que lo reemplace)". Da por descontado que una lluvia de inversiones externas, "aprovechando esta prerrogativa, podría contribuir a que se vaya cerrando la brecha de una manera genuina y sin drenar las reservas del Banco Central".
Nada nuevo bajo el sol: grandes beneficios anticipados para los capitales extranjeros, y todo los riesgos (si sale mal) para la población. Igual que el cierre de la crisis de la dictadura (1982, Cavallo presidente del Banco Central, nacionalización de deudas externas de grandes capitales) y que el dramático fin de la convertibilidad (2001, con los capitales privados huyendo antes del estallido y la feroz crisis cayendo sobre las cabezas de la población).