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A pesar de la desaceleración de la inflación
Si bien se advierte un repunte en el mes a mes, terminando el 2024 todavía no hay mejoras del consumo popular en el interanual.
El ritmo del consumo popular marca la trayectoria de una variable clave: qué tan apretados los hogares argentinos llegan a fin de mes. Y lo cierto es que más allá de la desaceleración de la inflación, la situación sigue siendo peor que en 2023.
De acuerdo a un informe del Instituto de Estadística y Censos porteño (IDECBA), el consumo de bienes de primera necesidad en supermercados y autoservicios mayoristas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cayó durante el tercer trimestre de 2024, por tercer período consecutivo, al retroceder 8,2% y 11,8%, respectivamente.
El reporte reveló que en supermercados se “mantuvo el ritmo de disminución de los primeros dos trimestres del año mientras que el consumo familiar realizado en autoservicios mayoristas aceleró su caída y registró la mayor retracción interanual desde el comienzo de la serie en 2017”.
“Gran parte de la merma general de ambos sectores es explicada por la disminución de las ventas de bebidas y almacén. Esta dinámica tuvo lugar en un contexto de estabilidad de bocas de expendio y metros cuadrados totales destinados a la venta tanto del sector supermercadista como de los autoservicios mayoristas”, agrega.
Por otro lado, la demanda en los shoppings de la Ciudad mostró una tendencia negativa por tercer período consecutivo (-10,6%), con una desaceleración de la marcha descendente de las ventas constantes. En tanto, “las compras en unidades físicas en comercios de electrodomésticos y artículos del hogar continuaron en baja (-7,8% en términos interanuales) aunque suavizaron la contracción en comparación con el primer semestre y computaron un registro intertrimestral positivo (+12,8%)”, dice el IDECBA.
Otros datos del sector privado reflejan un cuadro similar. Según la consultora especializada Scentia, en noviembre, el consumo masivo se desplomó un 20% respecto del mismo mes del año pasado y acumula un retroceso de 13,5% en lo que va del año.
En el desagregado por boca de expendio, la baja en los supermercados, de acuerdo a Scentia, es del 17,4%, mientras que en autoservicios es incluso mayor, del 22,6%. Las categorías más perjudicadas son bebidas sin alcohol y productos impulsivos, como golosinas y snacks.
Como se ocupa de remarcar el Gobierno, los indicadores económicos muestran una leve mejoría mes a mes. Tal es el caso del consumo, que mejoró en noviembre un 1,5% frente a octubre. Sin embargo, esto convive con la película, que muestra que la situación todavía es bastante peor que el año pasado, cuando la sociedad se hartó y rompió todos los termómetros al elegir a Milei como presidente.
Esto implica que si bien el camino de la desinflación es necesario y además demostró ser rendidor en términos de opinión pública, también puede convivir con una situación de insuficiencia de ingresos.