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Ganar la calle, caminar el territorio, redoblar el boca a boca y hasta las típicas mateadas con diputados y senadores, son los pilares en que el Frente Amplio basa su estrategia para sumarle votos a la candidatura presidencial de Yamandú Orsi. La elección en Uruguay se define el domingo 24 y hacia adentro del FA, su fuerza motriz es el Movimiento de Participación Popular (MPP), liderado por José Pepe Mujica. La lista 609 es el musculo principal de una coalición que en la práctica funciona como partido y que en la primera vuelta recibió una adhesión inédita en la historia política uruguaya.
Sea cual fuere el resultado del balotaje entre Orsi y el nacionalista Álvaro Delgado, la bancada del MPP es la más grande en la Asamblea General - el equivalente a nuestro Congreso - desde que cayó la dictadura. Seguramente será clave en la correlación de fuerzas del parlamento bicameral.
El MPP es la expresión política más votada desde 2004 a la fecha. En un artículo reciente, el semanario Búsqueda reflejó en una declaración del politólogo Daniel Chasquetti que la lista de Mujica es la “más exitosa de la historia electoral uruguaya”. Para argumentarlo, citó el antecedente de la lista 15 del Partido Colorado en los comicios de 1954. Ese año el batllismo ganó con un caudal electoral que, en la historia del país, solo superó el MPP en el primer turno de octubre pasado.
“El MPP trabajó y militó como si nunca hubiese terminado la campaña o como si nunca hubiésemos dejado de dar giras por el país, presentar proyectos de ley y eso notoriamente nos hizo muy visibles como oposición”, señala el diputado nacional Gabriel Otero, ex intendente del municipio A de Montevideo y referente del popular barrio La Teja.
Cercano a Mujica – sus padres fueron compañeros de militancia en Tupamaros del expresidente – reivindica que “Pepe nunca se quedó quieto y ha estado permanentemente en contacto con la población. En plena pandemia se ponía el tapaboca y se sentaba en una esquina a hablar con la gente. A pesar de que ya andaba por sus ochenta y pico en aquel momento y hoy tiene 89 años” cuenta el diputado del MPP. Aún hoy hace campaña, dice el expresidente “porque me lo pidieron los compañeros”.
La representación electoral del Movimiento de Participación Popular en el Parlamento se tradujo en nueve senadores (tenía cinco) y 36 diputados. En la Cámara Alta, la 609 que encabezó Alejandro Pacha Sánchez consiguió el 41% de las adhesiones dentro del Frente Amplio. Le siguió en votos la lista 1001 del senador comunista Oscar Andrade, con el 14,7%, mientras que tercera quedó la boleta de La Amplia, liderada por Carolina Cosse, la candidata a vicepresidenta de Orsi con el 10,5%. La lista al Senado de los Seregnistas del economista Mario Bergara obtuvo el 8,4% y la de Cristina Lustemberg, una pediatra que fue subsecretaria de Salud sacó el 6%. Por último, la del Partido Socialista alcanzó el 5,4%.
El desempeño electoral del MPP ofrece un dato elocuente que se refleja en la influencia que tendrá en la Cámara Baja. Si bien el FA no logró la mayoría en Diputados – son en total 99 – sumó 48 y el Movimiento de Mujica de esta cifra obtuvo 36 bancas. Para Búsqueda “sus representantes de por sí cumplirían los requisitos constitucionales, por ejemplo, de interpelar a un ministro prescindiendo del resto de la oposición, dado que son más de un tercio de la Cámara Baja”.
Con la mayoría en el Senado recuperada y una composición más compleja en Diputados que lidera con mínimo margen la Coalición de derecha de Blancos, Colorados y otros partidos menores, el Frente Amplio se vería obligado a negociar, al menos con el partido del disruptivo Gustavo Salle, quien logró colocar dos diputados de su fuerza, Identidad Soberana. Esos legisladores podrían ser claves para inclinar las votaciones hacia cualquiera de las fuerzas mayoritarias.
En el principal distrito del país, Montevideo, según el diputado Otero “de 19 diputados del Frente, nueve son nuestros. Cuando asumió el gobierno de Lacalle Pou nosotros seguimos con la misma prioridad en la militancia que era salir a la calle. Y para eso, como el resto de los sectores del Frente, salimos con el tema de la junta de firmas contra la LUC cuyo referéndum se votó en 2022”. La LUC es la llamada Ley de Urgente Consideración que el gobierno de Luis Lacalle Pou sometió a votación. Ese plebiscito lo ganó el oficialismo de manera apretada para mantener tal como estaban sus 135 artículos, algunos muy draconianos en materia de seguridad.
En la página oficial del MPP se lee sobre el crecimiento electoral del movimiento en el FA: “Desde 2004 hasta hoy, el Espacio 609 se ubica como la lista más votada del Frente Amplio. Pero es una responsabilidad, porque como dice Pacha (por el senador Sánchez), sin nuestros compañeros no vamos a ningún lado. Ser la lista más grande no es para imponerse sobre los compañeros sino para seguir la construcción de un nuevo país. Y ese tono continuará en una próxima administración. Las ideas no son buenas o malas porque vienen de uno o 38 legisladores sino porque son buenas ideas. El proyecto frenteamplista es más grande que cada una de sus partes”.
En la línea anterior está la explicación de la fortaleza del FA. En sus plenarios y asambleas suele escucharse una palabra, una sola, que encarrila las discusiones entre sus distintos sectores, que van desde los socialdemócratas y la democracia cristiana a los ex tupamaros y los comunistas. Se llama consenso. Cuando una voz la pronuncia, se tienden puentes detrás de un objetivo común que ha hecho del frente fundado en 1971 una fuerza electoral competitiva.
El Frente Amplio gobernó quince años de sus 53 de existencia y dos veces perdió en segunda vuelta. En su interior, el MPP nació en 1989 como un movimiento y no un partido, “con definiciones ideológicas pero sin la rigidez y la disciplina de las organizaciones partidarias clásicas”. Así se autodefine la fuerza que lidera Pepe Mujica.