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No sería correcto decir que, tras la salida de Eduardo Rodríguez Chirillo de la titularidad de la secretaría de Energía "se reconfiguró el entramado de poder en el sector", porque en realidad, ese entramado se venía reconfigurando desde antes. Más precisamente, fue la decisión de la empresa estatal malaya Petronas de abandonar el megaproyecto de la planta de GNL asociada a YPF lo que cambió todo el panorama.
Las acusaciones sobre la responsabilidad por la huida del más importante inversor que tenía Argentina a la vista (30.000 millones de dólares a ser financiados totalmente por el socio que dejó de serlo y se fue) se cruzan, aunque nadie se atrevería a negar que el manejo burdo de la decisión de mudar la radicación de la planta, de Bahía Blanca a Punta Colorada (orden de Milei acatada por el titular de YPF, Horacio Marín), habría sido el detonante.
Entre los principales grupos empresarios del sector energético y los integrantes del gobierno nacional, nadie es ajeno al negocio que representa la exportación de GNL. Todos juegan. Y eso quedará expresado en el conjunto de cambios en el área energética, que comenzaron con el nombramiento de María Tettamanti pero seguirán en en el transcurso de las próximas dos semanas. En ellos, y en los nuevos proyectos sobre la mesa que surgirán por estos días, estará reflejada la nueva estructura de poder en el sector energético. Según los más influyentes, el sector "clave" en el reparto de utilidades del modelo económico en marcha, incluso por encima del agroexportador y el minero.
Muchos se mostraron sorprendidos por la decisión de Petronas de salir del proyecto de la planta de GNL, programada para ser construída en Bahía Blanca, pero mudada a Punta Colorada por una decisión comunicada sólo por YPF (el comunicado estaba firmado por la petrolera local y ni siquiera mencionaba a Petronas). Para satisfacción del gobernador rionegrino, Alberto Weretilnek y con la intención, expuesta por Javier Milei, de perjudicar al gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
Punta Colorada es una localidad en la costa, sin estructura portuaria como para recibir barcos de navegación en aguas profundas, ni conexión con áreas productoras ni depósitos de gas o petróleo que le permitieran, en lo inmediato, ser un puesto de exportación de hidrocarburos. Su transformación para ese objetivo hubiera demandado una inversión de no menos de 2000 millones de dólares y como mínimo dos años de obras. Además, por falta de infraestructura complementaria se descuenta que el costo de operación hubiera resultado más alto que el de Bahía Blanca.
La decisión de instalar la planta de GNL en Bahía Blanca había sido tomada entre 2017, cuando se iniciaron los estudios conjuntos de YPF y Petronas para la radicación, y el año 2022 en el que se anunció.
Por otra parte, la relación entre Petronas e YPF proviene desde el mismo origen de la estatal malaya. Malasia, colonia británica hasta 1957, tomó la decisión recién 17 años después de su independencia de conformar una petrolera estatal para ejercer las regulaciones que no tenía sobre el sector. Eligió el modelo argentino de YPF conocido en ese momento, 1974.
A partir de 2012, tras la renacionalización de YPF, se entablaron las conversaciones para una asociación y en 2014 se firmó el primer acuerdo de explotación conjunta, con la perspectiva de tener, en algún momento, una participación fuerte en el mercado global de gas licuado, en el cual Petronas ya era una potencia. Pero esa relación se vio alterada con la llegada de Milei al gobierno. Los compromisos de YPF para los avances técnicos con vistas al inicio de las obras se fueron incumpliendo desde el inicio de 2024 y el anuncio inconsulto del traslado de la planta colmó la paciencia de los directivos en Kuala Lumpur.
El golpe afectó tanto a YPF como al gobierno. En la petrolera ya hay un clima enrarecido entre los cuerpos técnicos y la dirección que ejerce Horacio Marín, un hombre de Tecpetrol. En la petrolera de Techint, en cambio, no vivieron justamente como un duelo la caída de Petronas del negocio. Al contrario, dieron la orden de apurar los estudios sobre un proyecto para emplazar una planta de GNL, también en Bahía Blanca, que se encuentra en etapa de "diseño de ingeniería".
El proyecto aún debería pasar por el estudio de factibilidad de inversión, pero se anticipa que estaría en condiciones de producir dos millones de toneladas de GNL por año. Además, el proyecto contempla poder ir agregando módulos en el tiempo para seguir incrementando la capacidad de producción, incluso pensando en proyectos asociados con otras empresas.
Sostienen, quienes se entusiasman con esta idea, que las facilidades para ampliar el transporte del gas desde Vaca Muerta están dadas, dado que ya existen líneas en funcionamiento, proyectos en marcha para aumentar la capacidad de transporte y no sería complicado incluso construir gasoductos paralelos a los existentes.
Por supuesto, las ventajas de operatividad del puerto de Bahía Blanca son insuperables. Y al licuar el gas en tierra, además, brinda la posibilidad de vender el GNL para usos internos. Por ejemplo, para ampliaciones de planta de la industria petroquímica o de fertilizantes, con instalaciones cercanas a Bahía Blanca.
A su vez, PAE garantizaría la factibilidad del proyecto puerto de Punta Colorada, en territorio rionegrino, a través de las exportaciones que haría mediante los barcos y a la vez plantas flotantes de Golar, que le permitirían transformar gas en 2,4 millones de toneladas de GNL al año con destino a la exportación.
En el caso de PAE, a diferencia de la infraestructura que hubiera requerido la planta en tierra de YPF-Petronas, el trámite es mucho más sencillo. Sólo requiere una conexión de alrededor de 100 kilómetros para enlazar el gas que la misma empresa produce en la cuenca del Golfo San Jorge, en Chubut, que transferiría a la planta flotante. Según anunció la empresa, esta capacidad de producción podría estar disponible en 2027.
La imprudencia de Milei y su equipo en el manejo del proyecto Petronas puso en alerta a los principales grupos referentes del sector. Por eso construyeron una suerte de alianza para tener el control de las decisiones en el área. Además de Tecpetrol y PAE, estás vinculados en el compromiso otros tres grupos con apuestas fuertes en el sector energético: Grupo América (Eurnekian), Pampa Energía (Mindlin) y Vila-Manzano. Avalaron y, hasta en algún caso, dispusieron los cambios en el sector energético, que incluso podrían llegar a tocar al directorio de YPF.
La prioridad fijada en el negocio de exportación de hidrocarburos quedó garantizado, aunque no ya por vía de megaproyectos. En definitiva, aseguran quienes manejan el negocio, "no es necesario recurrir a las ballenas si el mismo trabajo te lo pueden hacer delfines".
Tampoco van a permitir que los celos del presidente Milei por el ascenso del gobernador bonaerense les vaya a arruinar el negocio. La nueva administración de la Secretaría tendrá una conexión más directa y "asegurada" con los bunkers empresarios. Las disputas entre Luis Caputo y el ex secretario Eduardo Rodríguez Chirillo ya habían costado más de un tropezón. El último ya no está y el primero deberá alinearse con "los objetivos estratégicos" que, en el tema en cuestión, está representado en el "núcleo de los 5".