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Desde Roma
Establecida en 2017 por decisión del Papa Francisco, la VIII Jornada Mundial de los Pobres se conmemoró este domingo en el Vaticano con una misa presidida por el Pontífice en la basílica de San Pedro y luego un almuerzo con 1.300 refugiados y pobres en el aula Paulo VI. No es la primera vez que Francisco comparte comidas con pobres y desprotegidos.
En la homilía de la misa Francisco dijo “vemos el hambre y la carestía que oprimen a muchos hermanos y hermanas, vemos los horrores de la guerra y las muertes inocentes” (...) vemos como a nuestro alrededor crece la injusticia que provoca el dolor de los pobres (…) Sin embargo nos dejamos llevar por la inercia de aquellos que, por comodidad o por pereza, piensan que “el mundo es así” y “no hay nada que yo pueda hacer”.
Y agregó: “Mientras una parte del mundo está condenada a vivir en los sectores marginales de la historia, al tiempo que crecen las desigualdades y la economía castiga a los más débiles, mientras la sociedad se consagra a la idolatría del dinero, sucede que los pobres y los excluidos no pueden hacer otra cosa que continuar esperando”.
Francisco concluyó la homilía subrayando que “somos nosotros los que podemos y debemos encender luces de justicia y de solidaridad mientras se expanden las sombras de un mundo cerrado” y pidiéndole a todos los cristianos que mantengan los “ojos abiertos” frente a los sufrimientos del mundo porque se puede colaborar “con nuestro estilo de vida, con la atención y el cuidado del ambiente en el que vivimos, con la búsqueda constante de la justicia, compartiendo nuestros bienes con los más pobres, comprometiéndonos social y políticamente para mejorar la realidad que nos rodea”.
El mensaje para los pobres
Dedicado al mundo en ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, Francisco agregó su homilía y su almuerzo con los pobres al mensaje que ya había firmado el 13 de junio pasado, Dia de San Antonio de Padua, patrono de los pobres.
Ya en este mensaje había hecho hincapié en la necesidad de ocuparse de ellos, poniendo en evidencia en particular la pobreza aumentada en el mundo a causa de las guerras. “La violencia provocada por las guerras muestra con evidencia cuánta arrogancia mueve a quienes se consideran poderosos ante los hombres, mientras son miserables a los ojos de Dios. ¡Cuántos nuevos pobres produce esta mala política hecha con las armas, cuántas víctimas inocentes!”, escribió Francisco. Y añadió: "Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo".
Y a diferencia de lo que muchos piensan de los pobres, el Papa argentino destacó que "Los pobres tienen todavía mucho para enseñar porque, en una cultura que ha puesto la riqueza en primer lugar y que con frecuencia sacrifica la dignidad de las personas sobre el altar de los bienes materiales, ellos reman contracorriente, poniendo de manifiesto que lo esencial en la vida es otra cosa”.
“En este tiempo, en el que el canto de esperanza parece ceder el puesto al estruendo de las armas, al grito de tantos inocentes heridos y al silencio de las innumerables víctimas de las guerras, dirijámonos a Dios pidiéndole la paz -continuó Francisco-. Somos pobres de paz; alcemos las manos para acogerla como un don precioso y, al mismo tiempo, comprometámonos por restablecerla en el día a día. Estamos llamados en toda circunstancia a ser amigos de los pobres, siguiendo las huellas de Jesús, que fue el primero en hacerse solidario con los últimos. ”
Otros eventos organizados
Los pobres no son sólo un problema en África, Asia o América Latina. Aunque son menos que en esos continentes, en Italia también existen, y aumentaron con la pandemia. Como demostró el Informe sobre la Pobreza que cada año elabora la organización católica Caritas, en Italia los que viven en “pobreza absoluta” (es decir las familias o personas que no se pueden permitir las compras necesarias para tener una vida aceptable) son el 9,7% de la población, es decir 5,694 millones de personas.
Entre los invitados al almuerzo numerosos refugiados y desplazados de distintos países que se alojan en el Centro Astalli, una organización jesuita que se ocupa de esta gente en 57 países del mundo. También estuvo presente Giuseppe, un vagabundo sin residencia que hace algunos días recibió como regalo unos zapatos que el Papa Francisco había recibido a su vez como regalo algunos días atrás. El vagabundo había dicho a los que lo ayudaban que no podía caminar más con los destruidos zapatos que tenía.
El almuerzo fue ofrecido por la Cruz Roja italiana (lasaña de verduras, carne de vaca arrollada y rellena de espinacas y queso, puré de papas, fruta y postre). Las mesas estaban todas decoradas con flores amarillas y blancas (los colores vaticanos). Al final de la comida fue entregado a cada asistente una mochila con alimentos y productos para la higiene personal. Al Papa se lo vio sonriente y saludando a todo el mundo.
El Dicasterio de la Evangelización del Vaticano organizó además otra iniciativa, el pago de las facturas, de luz y gas por ejemplo, que las familias menos pudientes no pueden hoy afrontar. Lo hará a través de la gestión de distintas parroquias.
Antes de la misa, Francisco bendijo 13 llaves que representan los 13 países en los que la Familia Vicenziana, una organización católica que reúne asociaciones internacionales de caridad y numerosas congregaciones religiosas, que con el llamado “Proyecto 13 casas” para el Jubileo de 2025, construirá nuevas residencias o habitaciones para personas en dificultad. Entre los países beneficiados por este proyecto se encuentra Siria y en este caso las casas serán financiadas directamente por la Santa Sede. La organización que llevará adelante el proyecto “13 casas” contará asimismo, entre otras, con donaciones de distintas empresas.
La jornada Mundial de los Pobres incluyó este año también la apertura del 11 al 16 de noviembre, con horario continuado, del ambulatorio sanitario gratuito “Madre de la Misericordia”, creado por el papa Francisco en 2015, entre las columnas de la plaza de San Pedro del Vaticano, para la asistencia de los necesitados, junto a duchas, servicios de peluquería y barberos. Según datos de médicos que allí trabajan, en el mes de mayo, sólo por dar un ejemplo, fueron asistidas unas 800 personas. El ambulatorio cuenta con médicos de 18 especialidades y ofrecen también vacunas, antigripales y anticovid, entre otras.
Ofrezcan las casas vacías a los pobres
A todo esto se agrega la carta que el 15 de noviembre dirigió el Papa Francisco a sacerdotes y religiosos de la diócesis de Roma de la que él es el obispo, además de ser el Papa de toda la Iglesia católica. Les pidió que en vista del Jubileo 2025 -que empezará el próximo 24 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro-, pongan a disposición departamentos y edificios de su propiedad que estén libres, para alojar a los que no tienen casa o arriesgan perderla. “Deseo que todas las realidades diocesanas propietarias de inmuebles, ofrezcan su contribución para marginar la emergencia de viviendas, manifestando así su caridad y solidaridad para generar esperanza en los miles de personas que en la ciudad de Roma viven en condiciones precarias a nivel habitacional”, escribió Francisco.
“La Jornada Mundial de los Pobres es una oportunidad para tomar consciencia de la presencia de pobres en nuestras ciudades y comprender sus necesidades”, comentó por su parte monseñor Rino Fisichella, vice prefecto (el Papa es el prefecto) del Dicasterio para la Evangelización que organizó gran parte de los eventos de estos días.