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A principios de este año su inicio se postergó. Más de una vez. Y terminó quedando para el segundo cuatrimestre del año. Ahora, finalmente, las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires reconocen que en verdad no va a empezar nunca. La Escuela de Maestros informó esta semana el cierre definitivo del postítulo de ESI.
El postítulo de ESI se creó en simultáneo a la sanción de la ley. Funcionaba desde hace 18 años y ofrecía a docentes de todos los niveles recursos para incorporar la Educación Sexual Integral en el día a día.
Cada año la inscripción rondaba las 500 personas, de las que sólo 240 ingresaban por sorteo en función de las vacantes disponibles. La Ciudad de Buenos Aires, pionera en la implementación de la educación sexual integral, desconoce con esta decisión su propia historia. Y avasalla la normativa vigente: el artículo 7 de la ley 2110 dice que el Ministerio de Educación tiene la obligación de garantizar la formación y actualizaciones correspondientes para que quienes enseñan puedan tener “las herramientas para abordar el proceso de enseñanza sobre lo establecido en la siguiente norma“.
La decisión, que deja a su suerte a un equipo docente altamente calificado y comprometido con la temática, se enmarca en un posicionamiento más amplio que considera a la educación sexual integral un elemento de la “ideología de género”. En esos coinciden tanto la administración libertaria como la porteña. Basta con recordar que en enero de este año, la cartera a cargo de Sandra Pettovello aprovechó el verano para eliminar contenidos de ESI de la plataforma educativa estatal Educ.ar, por considerarlos “ideologizados”. Mientras que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció una “revisión” de sus materiales que los dejó temporalmente inaccesibles. Esta acción se justificó bajo el argumento de que dichos materiales promovían la "ideología de género" y el "adoctrinamiento" en las aulas.
En ese momento, desde la Secretaría de Educación, que depende del Ministerio de Capital Humano, argumentaron: “Elegimos contenidos no politizados y que se apoyen en la rama biológica. Después, en sus casas, que las familias les enseñen lo que se les canta, pero el Estado en esas cosas no se mete”.
Uno de los contenidos eliminados de la web fue la canción infantil “Hay secretos”, de la banda Canticuénticos, que utilizan docentes en el aula para trabajar en la detección y la prevención del abuso sexual en la infancia. Son muchos los casos documentados de niños y niñas que pudieron reconocer y expresar que habían sido víctimas de abuso sexual a partir de haber trabajado esa canción en la escuela. Tras esta medida, la reacción social fue tan contundente que el gobierno decidió dar marcha atrás.
Casi al mismo tiempo, las autoridades del gobierno de la ciudad de Buenos Aires aprovecharon el receso para hacer su propia “revisión exhaustiva” de los contenidos. Según informaron, el objetivo era “analizar los contenidos de forma neutral”, pero, mientras tanto, quitaron de las páginas oficiales los contenidos y materiales recopilados durante los últimos 18 años.
Por medio de la ley de acceso a la información pública, algunos docentes de la Ciudad pudieron acceder en los últimos días a una respuesta formal de parte del Ministerio en la que se explican los motivos por los que se dieron siguen faltando los contenidos de ESI en el portal.
“Se destaca que se ha llevado adelante una revisión integral de los materiales de ESI con el objetivo de garantizar su calidad, pertinencia y actualización en función de los diseños curriculares vigentes y del marco normativo aplicable. La totalidad de los que se visualizan actualmente en la web, fueron analizados y restablecidos a la página”. Y también: “En relación a la revisión integral de los materiales mencionada precedentemente, los documentos que en la actualidad no se encuentran disponibles en la web, han sido incorporados en la carpeta de drive, a la cual se le ha dado acceso al solicitante para que pueda visualizarlos”.
En los más de 18 años que lleva siendo ley la ESI, ha demostrado ser fundamental para proteger a chicos y chicas del abuso sexual, prevenir las violencias machistas, el bullying y los embarazos no intencionales. No es una cuestión de llamadas batallas culturales, sino de estadísticas: según el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, de los niños, niñas y adolescentes de entre 12 y 14 años que fueron abusados, entre el 70 y el 80 por ciento de ellos pudieron comprender lo que padecieron, recién después de recibir clases de Educación Sexual Integral.
Por su parte, el gobierno de Jorge Macri ha propuesto un reglamento escolar que limita la capacidad de los docentes para abordar temas de religión, sexualidad y género en el aula. Esta medida ha sido criticada por organizaciones docentes y de derechos humanos, quienes la consideran un ataque a las leyes de ESI y a la libertad de expresión de docentes y estudiantes.
Un informe realizado por el colectivo de docentes Movimiento Federal XMásEsi relevó que, durante el primer año de gestión de Milei, 13 de las 24 provincias del país están en proceso de desfinanciamiento de las políticas públicas relacionadas a la educación de niñas, niños y adolescentes.
“Es evidente que la ESI está en jaque por la falta de garantías del Estado nacional y de la mayoría de los gobiernos provinciales”, concluye el trabajo. El presupuesto 2025 directamente elimina las partidas específicas para la ESI. El desmantelamiento de los equipos representa una pérdida de la experiencia acumulada en la generación de políticas sobre el tema.
Según un informe elaborado por el Movimiento XMásEsi, los equipos residuales fueron subsumidos en equipos vinculados a otras temáticas: prevención y cuidados enfocado en consumos problemáticos (Chaco); trayectorias escolares (Chubut); contenidos transversales (Neuquén); convivencia escolar (Santa Cruz); educación emocional con “enfoque moralizante” (Misiones); educación emocional (Ciudad de Buenos Aires): ”Es evidente que la desjerarquización de la ESI augura una progresiva desaparición de sus temáticas específicas, y la distorsión más preocupante es la pretensión de que la ESI quede limitada a la 'educación emocional'”.