Los "incel", la amenaza machista y violenta

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“Voy a ir a la fiesta de Exactas con una escopeta. Esto no es un chiste. Tengo una escopeta y la voy a usar en la fiesta de Exactas. Vayan si tienen huevos”. La amenaza de un alumno de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA que hace unos días obligó a suspender aquel festejo despertó el alerta. Ahora, una investigación interna determinó que la intimidación provino desde un grupo de Telegram de "incels" (acrónimo de "célibes involuntarios" en inglés), creado por estudiantes libertarios de la institución. Los "incels" son hombres jóvenes que participan de foros caracterizados por contener mensajes misóginos, fomentar la violencia, difundir opiniones extremistas y radicalizar a sus miembros, como espacio de expresión de una violencia que luego deviene en acción concreta. Los precedentes a nivel mundial generaron un sería preocupación en la comunidad estudiantil y docente de esa casa de estudios, donde ya se tomaron acciones concretas frente al caso.

La alerta comenzó cuando se revelaron dos canales públicos de Telegram, conocidos como "DC INCELS", donde alumnos de la facultad compartían “chistes” misóginos y relataban violaciones y anécdotas sobre cómo acosaban a otras estudiantes. Además, en esos mismos espacios se publicaron historias que involucran a personas menores de edad y actos de zoofilia. En ese contexto es que uno de los 300 participantes que integran el canal amenazó con acudir armado a una fiesta universitaria organizada por el Centro de Estudiantes que se iba a desarrollar el viernes 23 de agosto.

Frente a la amenaza explícita de un atentado, los integrantes de la agrupación “Militantes de la identidad”, que tiene a cargo el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Cecen), dieron a conocer la amenaza, anunciaron la suspensión del evento y presentaron una denuncia formal ante la justicia.

“Tomamos conocimiento de que un estudiante de nuestra facultad amenazó con disparar un arma de fuego en la fiesta del Cecen del viernes 23 de agosto. Dijo que iba a llevar un arma y que iba a usarla contra los ‘kukas’, refiriéndose a los Militantes de Identidad”, señaló el comunicado publicado entonces en sus redes sociales. “Es importante remarcar que este estudiante ya había protagonizado conductas violentas hacia compañeras y compañeros de nuestra agrupación, a quienes increpó personalmente en la mesa del Pabellón II y también por WhatsApp, así como a otros estudiantes no agrupados, en especial mujeres”, agregó.

Por su parte, las autoridades de la institución iniciaron un sumario administrativo al alumno y lo suspendieron de manera preventiva por dos semanas, en las que se le prohibió el ingreso a los edificios. En un documento que lleva la firma del decano, Guillermo Durán, y la vicedecana, Valeria Levi, la Facultad repudió las amenazas y manifestó: “Como institución educativa, repudiamos este tipo de expresiones que nada tienen que ver con la vida en una sociedad libre y democrática, que buscan amedrentar y alarmar a nuestra comunidad, intentando sembrar temor y odio”.

Más allá de las acciones de prevención e investigación del suceso, la preocupación sigue presente entre la comunidad universitaria, en particular porque, detrás de la amenaza del joven, opera este grupo que se nuclea en un foro de "incels", del cual participan numerosos alumnos de la facultad con cierta organización, lo que indica la presencia de un problema más grande que el de un “loco suelto”.

La denominación “Incel” es un acrónimo de la expresión inglesa “involuntary celibate” (celibato involuntario) y fue acuñado por una mujer canadiense en 1997 que creó el Proyecto de “Célibe Involuntario” con el objetivo de generar comunidad, expresarse y compartir experiencias sobre la soledad. Según el programa por la igualdad de géneros de Ciencias Exactas (GenEx), luego de su creación, el ecosistema incel fue manifestándose en comunidades virtuales, integradas en su mayoría por varones, que fueron desarrollando una cultura propia. “A través de los foros incels fueron in crescendo las expresiones de misoginia, hostilidad, apología de la violencia hacia las mujeres y personas LGBTIQ+, deshumanizándolas y responsabilizándolas por su falta de interacciones sexo-afectivas, llegando incluso a promover o realizar actos de violencia extrema”, explica el GenEx en un documento.

Esta subcultura digital de hombres que dicen ser incapaces de tener relaciones románticas y relaciones sexuales con mujeres a pesar de su deseo, porque estas no se sienten atraídas hacia ellos y son demasiado selectivas, suelten estar muy vinculados con movimientos de ultraderecha y con el supremacismo blanco a nivel internacional.

En los últimos diez años, varios incidentes de violencia en masa, sobre todo en Estados Unidos, fueron perpetrados por hombres que se identificaban como “incels” o hacían públicas sus opiniones en ese sentido. Ese fue el caso de Elliot Rodget, que en 2014 mató a siete personas en la Universidad de California tras asegurar que no soportaba seguir siendo virgen. “Soy el tipo perfecto y aun así se juntan con hombres odiosos en lugar de a mí, el caballero supremo”, dijo Rodget en un post de Facebook previo a su atentado. Otro ejemplo es el de Alek Minassian, el joven canadiense de 25 años que en 2018 asesinó a diez personas tras atropellarlas con una camioneta en Toronto, luego de publicar un un mensaje que decía: "¡La 'Rebelión Incel' ya ha comenzado! ¡Derrocaremos a todos los 'Chads' y 'Stacys'! ¡Saluden todos al supremo caballero Elliot Rodger!".

Debido a este contexto es que la amenaza del estudiante de la UBA no pudo ser ignorada y la comunidad académica tuvo que avanzar en medidas no solo contra la situación en particular, sino contra el ambiente de odio y violencia que se normalizó dentro de estos espacios digitales.

Página 12 consultó con estudiantes de Exactas que decidieron mantener su identidad reservada por temor a las repercusiones violentas que pueda haber por parte de estos grupos. Estos advirtieron que estas situaciones de acoso y violencia no son nuevas, pero que el contexto nacional y el gobierno actual radicalizaron a estos jóvenes que están “más sacados e impunes que nunca”.

“Nos enteramos del grupo porque empezaron a circular las capturas de pantalla. Lo que más nos llamó la atención es que el grupo era abierto, es decir cualquiera podía leerlo e incluso sin formar parte”, contó una de las estudiantes en diálogo con este medio.

Consultados sobre cómo se transita la facultad a semanas del suceso, otro estudiante manifestó: “Hay una denuncia presentada, que parece avanzar ya que llamaron a declarar a las denunciantes, el alumno está suspendido, o sea que no lo vemos en las clases, y las actividades se están haciendo normalmente. En principio todo continúa con normalidad, pero la tensión se hace presente en la diaria, hay que ver cómo avanza el caso”.

“Creo que esto que pasó nos da el puntapié para poner sobre la mesa la necesidad de tener actividades de sensibilización y espacios para generar lazos comunitarios. Vemos que no alcanza con tener un lugar donde hacer denuncias si eso no llega a nada”, sostuvo otra estudiante.

Informe: Lucía Bernstein Alfonsín.

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