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Desde Caracas
Una semana después de los comicios presidenciales en los que Nicolás Maduro consiguió su reelección, el chavismo y la principal facción opositora volvieron a marchar este sábado en simultáneo pero sin violencia. Al mismo tiempo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue sin publicar las actas oficiales de la votación y aumenta la presión internacional sobre el gobierno.
La marcha oficialista
La marcha del oficialismo arrancó temprano con concentraciones multitudinarias en distintos puntos del país, principalmente en los estados de La Guaira, Aragua, Anzoátegui y Yaracuy. Miles de militantes de los partidos y organizaciones que apoyan a Nicolás Maduro se encolumnaron tras la bandera de Venezuela (ya que el 3 de agosto es el día nacional de la insignia) y se agruparon masivamente en los distintos lugares de encuentro. En Caracas, sobre todo desde el barrio popular Petare -histórico bastión del chavismo- salieron cientos y cientos de motorizados (grupos de militantes que marchan juntos en moto) con una impronta muy diferente a la de la primera movilización del lunes: aquel día llevaban sus rostros tapados por pañuelos y mostraban una postura desafiante; este sábado iban a cara descubierta, tocando todos al mismo tiempo sus bocinas.
En un clima mucho más distendido del que se esperaba, las horas pasaron en calma en el centro de la capital. Muchas personas caminaban con gorras y sombrillas para protegerse del intenso sol caraqueño. Como ya es costumbre, primó el color, el baile y la música. Se repitieron una y otra vez las canciones del repertorio bolivariano: “Viva Venezuela, mi Patria querida”, “yo voy a mi gallo Nico” y la famosa cantinela del Partido Socialista de Venezuela: “¡Chávez soy yo, Chávez eres tú, aquí estamos los guerreros del PSUV!”.
Bajo la consigna de movilizarse por “la paz nacional”, las distintas filas confluyeron en el Palacio Miraflores, donde Maduro volvió a dar un discurso desde “el balcón del pueblo”. Luego de cantar el himno nacional junto a sus seguidores, el presidente sentenció: "Venezuela tiene leyes e instituciones para que, de manera soberana, sin ninguna intervención extranjera, resolvamos nuestros asuntos". También insistió en que "la derecha fascista intentó atacar el sistema electrónico del CNE y tumbar el sistema, pero afortunadamente se logró dar el primer boletín y se desmontó la primera fase del golpe electoral".
La marcha opositora
Por el lado de la oposición, la convocatoria principal fue en Las Mercedes, zona acomodada del este de Caracas, sobre la emblemática avenida Francisco de Miranda. Por lo anunciado en redes sociales, se preveía una gigantesca convocatoria. Sin embargo, si bien hubo miles de personas, el evento estuvo lejos de los números esperados. La gran protagonista del acto, como lo fue a lo largo de toda la campaña, fue María Corina Machado, quien se movilizó subida a un camión que recorrió el espacio en donde se concentraban sus seguidores (unas dos ó tres cuadras). Hace tan solo dos días, la ex diputada había publicado en un medio estadounidense que se mantendría al "resguardo" porque "temía por su vida", pero este sábado se mostró en público sin mayores problemas.
Lo más llamativo de este evento fue la ausencia de Edmundo González Urrutia, el candidato a presidente por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) quien asegura haber ganado la elección. "¿Dónde está Edmundo?", preguntaban varios de sus seguidores confundidos. El propio Maduro, incluso, se burló de la situación unas horas más tarde. "¿Se escondió? ¡No da la cara! Imagínense ustedes cuando el pueblo salga a pedir algo y el tipo no aparezca", ironizó en Miraflores.
En su acto, y sin su candidato, Machado volvió a afirmar que la PUD ganó las elecciones y que ellos "habían podido demostrarlo" con las actas electorales cargadas en un sitio web que anunciaron durante la semana. El viernes, Maduro se había ocupado del tema: junto al presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, expusieron supuestas evidencias que implicarían la falsedad de la documentación presentada por la oposición. "Detectamos una gran farsa con más de 9.400 actas forjadas por la ultraderecha venezolana, sin datos de miembros de mesa, testigos, operadores de máquinas y hasta firmas planas. ¡Jamás tuvieron la disposición de reconocer los resultados electorales!", aseveraron frente a medios nacionales e internacionales con videos y papeletas en las que iban señalando cada prueba referida.
Las actas
La cuestión de las actas, de todas formas, continúa siendo la más espinosa en el panorama post-electoral venezolano. El CNE, cuyo directorio se conforma por cinco rectores -tres del chavismo y dos de la oposición- denunció un hackeo informático desde Macedonia del Norte como la razón por la cual los documentos aún no están publicados, siete días después de los comicios. El viernes, el presidente del organismo electoral, Elvis Amoroso, dio el segundo boletín electoral luego del ofrecido el mismo día de las elecciones y ratificó el triunfo de Maduro con casi el 97% de las actas escrutadas: 6.408.844 votos para el actual presidente y 5.326.104 para González. Mientras la mayoría de los líderes de la región condenan esta demora y subscriben a la hipótesis del fraude, hay otros que aún esperan por los datos para tomar una decisión. En un seminario en México, Cristina Fernández de Kirchner pidió "por el propio legado de Hugo Chávez, que se publiquen las actas". En la misma línea, Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador habían emitido un comunicado conjunto en el que exigían lo mismo con el objetivo de poder legitimar el proceso y disipar las sospechas.
Mientras los tiempos de presentación de los documentos -sobre todo los políticos- corren, Maduro ya comenzó a ocuparse del tema por otras vías. El miércoles, se apersonó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y presentó un recurso de amparo para que se citara el viernes a los diez candidatos que participaron de la contienda y se cotejaran todas las actas mediante un peritaje. Dos días después, González Urrutia fue el único que no acudió a la sede del organismo, lo que dio pie al presidente para mostrar la silla vacía y volver a decir que las actas de la oposición son apócrifas. Según dijo, en caso de demostrarse la falsedad se constituiría un delito electoral penado con prisión por la ley venezolana.
Calma espesa
Tras el anuncio del triunfo chavista en la medianoche del domingo y las sospechas de fraude planteadas por la oposición, la semana había comenzado signada por la tensión latente de una violencia que Venezuela ya conoce. Sin embargo, luego de varios incidentes y disturbios ocurridos el lunes y martes, a partir del miércoles el país se adentró en una espesa calma y la vida cotidiana fue recuperando paulatinamente su ritmo. La próxima semana será trascendental respecto a la presentación de las actas. Por lo pronto, el caos que se auguraba no se adueñó de las calles. Cada segundo cuenta en la Venezuela post-28 de julio.