"Novocaine": entre el humor físico y el bullying

hace 17 hour 2
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Dirigida por Robert Olsen y Dan Berk

Novocaine 6 puntos

Estados Unidos, 2025

Dirección: Robert Olsen y Dan Berk

Guion: Lars Jacobson

Duración: 110 minutos

Intérpretes: Jack Quaid, Amber Midthunder, Ray Nicholson, Jacob Batalon, Betty Gabriel.

Estreno en salas.

Borges decía que, a lo largo de su obra, no había hecho otra cosa que escribir una y otra vez los mismos cuentos, cambiando argumentos, escenarios, personajes, solo para volver sobre dos o tres temas que lo obsesionaban. Y extendía ese concepto a la literatura universal, afirmando que, por ejemplo, La odisea, La eneida y La divina comedia eran en escencia la misma historia. Con Hollywood pasa algo parecido, pero de un modo más consciente y prosaico: cuando descubren que una idea funciona, la reproducen en sus líneas de montaje en busca de subirse a la ola de su éxito. Hoy el nuevo trend son las películas al estilo John Wick y Novocaine es la más reciente de sus réplicas.

Hay que reconocerle a Novocaine el mérito de haber encontrado una variante con gracia. Nathan Caine es un joven al que le va bien en su trabajo como subgerente en un banco, pero que casi no sale de su casa, donde se la pasa jugando online. Un día, una cajera llamada Sherry, de la que está enamorado en secreto, lo invita a almorzar y ahí Nathan confiesa que padece un trastorno genético que le impide sentir dolor físico. La película construye a su personaje yendo en la dirección contraria de esa característica, contrapesando su insensibilidad física con una gran capacidad empática y un alto registro emocional.

El conflicto surge cuando, tras un asalto a la sucursal donde trabajan, Sherry es tomada como rehén y el chico enamorado persigue a los ladrones dispuesto a rescatarla. A partir de ahí, el relato se convierte en un tour de force en el que el protagonista enfrentará todo tipo de peligros. A diferencia de John Wick, dueño de habilidades únicas para enfrentar esas situaciones, el único poder de Nathan es su defecto, mito de origen que comparte con varios superhéroes. Con esa premisa, Novocaine lleva el humor físico al extremo, convirtiendo a Nathan en una versión de carne y hueso del Coyote, el famoso dibujo animado de la Warner que la película se encarga de citar de forma explícita.

Sin embargo, hay un elemento significativo del que ni los directores ni el guionista de la película parecen conscientes. Durante la primera cita con Sherry, Nathan es reconocido por un excompañero de la escuela que lo sometía a golpizas cotidianas, disfrutando de esa posibilidad de causar un daño inocuo solo en apariencia. Sin notarlo, la película asume ese mismo rol abusador, convirtiendo a su protagonista en un “fenómeno” al cuál infligir todo tipo de vejaciones aprovechándose de su defecto. Siguiendo esa lógica, quienes se ríen de sus desventuras desde la comodidad de la platea (incluído quien escribe), no serían ajenos al dilema ético que propone Novocaine, ocupando el rol de una claqué cuyas risas la convierten en cómplice de esta variante cinematográfica de bullying

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