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Leo Maslíah lleva 50 años de arte y, dada la velocidad de hacer que maneja, su obra total a la fecha es profusa, rica, multidireccional. En cinco décadas recorrió el mundo haciendo reír; actuando; tocando músicas increíbles; mostrando sus cosas sinfónicas, electroacústicas, jazzeras, alquímicas; publicando la friolera de 40 discos y símil cantidad de libros. Lo que se dice, un monstruo. Pero hay un recorte temporal que, al menos sus seguidores argentinos, jamás olvidan. El de los primeros discos, y sus iniciales visitas a la Argentina. A los bares de San Telmo, puntualmente, donde anidan los primeros y hermosos recuerdos a partir de canciones que estallaron el imaginario under porteño.
A ese período disquero fue pues el productor y músico Andrés Mayo a buscar el material para homenajear al artista, en vida, a través de un tupido disco homenaje. El mismo lleva por nombre Only Fans, contiene nueve de aquellas piezas iniciáticas, y el repertorio hará las delicias del fan tipo del uruguayo, que podrá asistir a su presentación en vivo, el miércoles 30 de octubre en La Tangente (Honduras 5317).
A las piezas contenidas y continentes, pues. De Cansiones Barias, disco debut de Maslíah (1980), el tributo recrea “El concierto” y “La chusma”, dos temas altamente pedidos cada vez que el montevideano cruza el charco. De su sucesor Falta un vidrio (1981), el que vuelve en otro traje es “La moto”. Del descomunal Recital especial se optó por recrear “Desubicado”. Canciones de otra índole (1984), en tanto, está presente a través de “Biromes y servilletas”, y así sucesivamente con pequeños hitos hechos canción durante aquellos años.
Años en los que Mayo, productor e ideólogo de Only Fans, dejaba lo que estaba haciendo –sea lo que fuere- cuando se enteraba que su ídolo se presentaba en algún bar. “Cada vez que me enteraba que tocaba Leo, dejaba cualquier cosa que estuviera haciendo para ir a verlo, al punto de convertirme en un verdadero fanático”, recuerda el productor y guitarrista. “Eran lugares muy chiquititos, en los que la gente se revolcaba en el piso de la risa… era como un extraterrestre, Leo, y tocaba solamente la guitarra en ese momento, no tocaba el piano. Cuando descubrí la genialidad de cómo tocaba la guitarra, además cantar canciones a la velocidad que lo hacía, claro, pasé a admirar no solamente su talento como compositor, sino también su calidad como intérprete de guitarra. Por eso, las canciones elegidas para este homenaje fueron las que él tocaba esencialmente con la guitarra”.
A excepción de la más tardía “La recuperación del Unicornio”, que cierra el disco con 19 músicos y músicas entonándola en una onda “Orozco” de León Gieco, el material –cuyos arreglos musicales pertenecen a Mariano Agustín Fernández- discurre en plan trova, de alguna forma. A canto y guitarra, dicho de mejor manera, entre las voces y las cuerdas de Ana Prada, Pablo Grinjot, Darío Jalfin, Mariana Bianchini, Carolina Peleritti, Nadia Szachniuk, Hernán “Cucuza” Castiello, Nahuel Briones, Kevin Johansen, Alina Gandini, Esteban Morgado, y el mismo Mayo, entre otros y otras.
“Cuando era chico, mi padre volvió a tocar el acordeón, y puteaba porque le costaba retomar, no era lo mismo que cuando era joven. Entonces, me propuse que no me pasara lo mismo a mí con la guitarra. De hecho, estuve mucho tiempo sin tocarla, pero cuando llegué a los 50 años, decidí hacerlo para que no me pase lo que le había pasado a mi viejo. Con todo esto quiero decir que este disco nació del deseo profundo de tocar la guitarra bien, y poder grabar algo”, señala Mayo.
Y tan a pecho se tomó el desafío personal, que terminó convocando a Morgado para que le diera una mano en recuperar cada una de las canciones grabadas “nota por nota”, tomando como referencia directamente las grabaciones en vivo, en vez de las partituras. “La razón por la que recuperé las versiones en vivo y no las partituras, a pesar que Leo me las había ofrecido, es que me pareció más honesto hacerle un homenaje a aquello que yo viví cuando era muy joven, como decía, en esos shows que me fascinaban, y en los que para mí está la esencia del verdadero Leo. Realmente, aquellos shows generaban una cuestión de sorpresa permanente”, recuerda Mayo. “El tipo era capaz de salir con cualquier cosa, de gambetear él solo a todo el equipo contrario, llegar a la puerta del arco, con el arco vacío, y tirarla afuera a propósito, porque justamente le divertía y divierte eso. Leo tiene una altura musical tan inteligente que puede hacer lo que quiera. No le importa ni siquiera meter el gol. Creo profundamente que lo que dejaba plasmado en aquellos conciertos era su esencia pura. Le brotaban naturalmente esas canciones. Hacía, no sé, diez canciones por mes de ese estilo, con ese humor. Mezclar esto con cuentos, y con intervenciones absolutamente desopilantes, era absolutamente diferente a cualquier cosa que se pudiera escuchar en ese momento”.
Una de esas canciones iniciáticas –“La Chusma”- fue la que le tocó en suerte a Ana Prada, coterránea y admiradora del homenajeado. “La verdad, no es de los que más me sabía de memoria”, admite la cantautora celeste. “Sí la había escuchado, la tenía de algún show en vivo, pero no era de las que más conocía. En fin, es una canción que parece sencilla pero no lo es, como todo lo de Leo, ¿no?, pero además, al tener que aprendérmela, me pareció genial la descripción que hace de una boda… Esa cosa de la tristeza del casamiento, de que no viene el novio, es terrible, es como una canción que la grababa y le decía a Andrés: 'tengo ganas de reírme y de llorar al mismo tiempo, porque es tragicómica'". La Prada tiene a Maslíah como un referente constante en su vida, desde que a sus 9 años llegó un casete a sus manos que le pareció una demencia. “Tenía temas como 'La moto', 'Superman', 'Agua podrida', todas canciones que sé totalmente de memoria. Me miraban como un bicho raro en la escuela, en todos lados, porque yo andaba cantando esas canciones, que a la gente le parecían rarísimas.
"Leo es así, tiene esa genialidad única e irrepetible… un sello propio con una ironía, una fineza, un grado de elevación poética en la crítica, en lo áspero, en lo ácido, en eso de reírnos de nosotros mismos, como especie humana, ¿no? Es una locura la visión de sus canciones”, se desvive en elogios Ana que, además compartir giras y shows con el cantautor, fue vecina suya en Montevideo. “Nos cruzábamos en la feria, y en la lavandería… era muy divertido”, evoca.
Quien no tuvo la misma suerte fue “Cucuza” Castiello. Cuando Mayo lo convocó para colocar su tanguera voz en “El Concierto”, directamente no conocía el tema. “Digo que lo trabajé entre comillas, porque en realidad apelé a lo más natural, a lo que más fácil me sale, a lo tanguero. Así que, por ese lado y con la tranquilidad y a la vez la responsabilidad de cantar un tema de Maslíah, encaré el tema”, señala Castiello. “Andrés me mandó la versión original, y la pista de lo que habían grabado con Morgado, y yo, después de buscarle la vuelta, fui a ponerle la voz con impronta tanguera. Capaz por eso salió una versión más descriptiva”.
La cantora y compositora salteña Nadia Szachniuk, otra partícipe del homenaje, ofrece su mirada sobre el canto colectivo y multitudinario que determinó “La recuperación del Unicornio”, el tema final. “Leo representa en la música una ventana hacia las formas libres, las ideas libres, los recursos ilimitados, el coraje creativo, todo eso a la vez y sustentado en una rigurosidad interpretativa extremadamente profesional como pianista, escritor, e intérprete en general. Él nos hace reír, pensar, discutir, incomodar, nos enseña que cualquier reflexión puede sonar. Cualquier gesto musical, regional, nacional, internacional, identitario o no, puede dialogar discursivamente con un relato tantas veces absurdo, pero que nos entrega siempre algo significativo, memorable. En fin, en lo puntual de mi participación, nos divertimos mucho visitando el mundo incomprobable del unicornio azul que por fin fue encontrado”, ríe Nadia.
“Grabar ese tema fue algo bastante dificultoso”, retoma Mayo. “Me interesaba mucho que estuvieran personas que no habían podido participar de las canciones, y que vinieran a hacer el homenaje cantando todos en vivo. Se me ocurrió que fuéramos 19 músicos en simultáneo, y que grabáramos alrededor de una serie de micrófonos. Tiene la magia del vivo… todos cantando juntos, en una especie de We are the World latino, pero que no pretende decir 'somos el mundo', sino que somos 'esta parte' del mundo, y hacemos las cosas de esta manera”.
-¿Por qué elegiste este tema para la interpretación multitudinaria?
-Porque me parece que tiene, por un lado esa cosa desopilante de ser un gaste a Silvio Rodríguez, que ahora no es importante, pero en esa época sí lo era, y también, esta otra cosa de no tener melodía, y entonces le podés poner la que quieras.
La banda musical que sustenta las piezas de Only fans está conformada por el “Mono” Hurtado, en contrabajo; Juan Giménez Kuj, en bajo; Carlos Libedinsky, en bandoneón; Juan Pablo Di Leone, en flautas; el clarinetista, Emiliano Álvarez; Francisco Huici, en saxos; Rodrigo Villar, en acordeón; y Mario Gusso, en baterías, excepto en “La moto”, cuyo batero es Martín Ibarburu. “Privilegié para la elección de los músicos el hecho de que tuvieran algo que ver con la obra de Leo”, asegura Mayo. “O al menos que no fueran ajenos a ella, y no vinieran a participar en un disco más, sino que supieran de corazón quién es Maslíah. Esto me llevó a encontrar personas como Kevin Johansen y a partir de ellas se acercó un grupo interesantísimo de gente que yo no conocía, pero que es admiradora de Maslíah de la primera hora como Nahuel Briones”.
-¿Por qué éste homenaje aquí, y ahora, Andrés?
-Porque Leo es mi único y verdadero ídolo musical. Llevo 35 años trabajando en esto, me crucé con todo tipo de artistas, conozco música de todo el mundo, pero en Maslíah encuentro algo realmente especial, relacionado no solamente con la calidad en la composición de letra y música, sino también con la brillantez de su obra en general. Esa cosa única de no parecerse a nadie. Esa autenticidad que tiene, además, porque no le importa nada hacer cosas para complacer a su público. Es tan prolífico y personal, que merece absolutamente un homenaje en vida. Además, cuando me propuse volver a tocar la guitarra, lo tenía como uno de los principales referentes, por eso me pareció muy lindo combinar ambas cosas. Que el homenaje sea a él, y a su guitarra.
-¿Está al tanto él? ¿Les dio alguna devolución?
-Está al tanto, sí. Le fue llegando material, y fue siguiendo el proceso. Pero no lo etiqueté en todas las publicaciones, porque tampoco quería ni molestarlo, ni estar excesivamente pendiente de cada reacción suya, porque si me ponía o no un like me iba a empezar a afectar, y no quería que me pasara eso. Quería que sepa que las versiones fueron hechas con total honestidad, y con total cariño y respeto por su obra. Y bueno, si alguna versión no le gusta, lo puedo entender aunque lo voy a lamentar, pero sigo estando muy contento y satisfecho de lo que se hizo. Sé por su amiga Alina Gandini, que también participa del disco, que realmente se sintió honrado, emocionado con el homenaje. Justo cayó en el año de su cumpleaños número 70, y más allá de cosas que pudieron haberle gustado más o menos, en general está contento que hayan revalorizado su obra. Aunque por supuesto su principal interés es que la gente escuche lo que está haciendo ahora, no lo que hizo hace 30 años, y eso es comprensible, porque él sigue produciendo a la misma velocidad de siempre. Dicho esto, creo que lo valora como gesto de amor.