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En las próximas horas, volverá a operar un tarifazo a los servicios públicos, aprobado por el Gobierno de Javier Milei con la excusa de garantizar el abastecimiento en el verano y recortar subsidios. Desde este 2 de noviembre, empezará a regir un aumento del 2,5 por ciento en las tarifas de luz y del 2,7 por ciento en las tarifas del gas. La decisión se formalizará con la publicación, este viernes, en el Boletín Oficial, y se da el mismo día en el que también habrá subas importantes en otros servicios, como el de AYSA y los combustibles.
Con esta decisión, el Gobierno encadena dos subas fuertes consecutivas en la energía, dado que ya habían subido las tarifas un 4 por ciento en septiembre. Cabe recordar que, en julio, el ministro de Economía, Luis Caputo, había frenado un aumento a aplicarse en agosto para evitar que esa alza impacte en los niveles de inflación.
Este dato es clave para entender el contexto: Milei y Caputo vienen perjudicando al usuario y favoreciendo a las empresas con aumentos, pero manipulan dónde caen las subas para que el número final del IPC del INDEC, se compense. Cuando ven que no hay fuertes subas en Alimentos, aprovechan para meter alzas de precios regulados. Como el Índice de Precios al Consumidor del organismo oficial es un promedio de aumentos, van compensando y jugando con las cifras, sólo para que el número general refleja una realidad distinta a la que ocurre. Esto sin contar que la canasta del IPC es del 2004 y no pesa de manera correcta la importancia que tienen hoy en los gastos familiares los servicios públicos.
Esta metodología sirve para que el número general de inflación se vaya acomodando, pero para los usuarios sigue siendo un golpe. De hecho, el mes pasado, cuando la inflación fue del 4 por ciento, los precios regulados subieron casi 8 por ciento. Esto explica por qué la gente en la calle sigue diciendo que el dinero no le alcanza, aún cuando el IPC va desacelerando desde el 12,8 por ciento que dejó Sergio Massa.
Respecto a las subas que aplican en lo inmediato, Energía filtró a la prensa que "con el objetivo del Ministerio de Economía de seguir bajando el gasto en subsidios y alinear los valores de las boletas a sus costos reales de producción de gas y generación eléctrica". La preocupación de algunos, en la interna del Gobierno, es que estos aumentos que se siguen dando casi mensualmente, empiecen a coincidir con cortes de energía ya con el calor del verano bastante instalado.
Es curioso, pero el Gobierno asegura que es momento de hacerlo porque el menor consumo hogareño de gas en temporada estival "va a hacer que la gente sienta menos los aumentos". Nadie dice nada de la luz, que ya es un consumo intensivo por el uso de aires acondicionado.
Los tarifazos ya se notan en el bolsillo
Esta semana, la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec), dio a conocer una baja del consumo eléctrico general del 6,6 por ciento en septiembre. Todos los sectores (comercio e industria) reportaron bajas, pero la caída más fuerte fue en el consumo domiciliario. Aún con temperaturas más altas, los hogares consumieron un 11 por ciento menos, afectados por las subas que se vinieron dando desde que Milei es Gobierno. La caída del gasto es el doble de lo que cayó el gasto en el comercio y refleja lo ajustado de la economía de las familias, que tienen que usar sus ingresos para pagar costos fijos, resignando consumos básicos.
Además, según el propio Gobierno, todavía faltan aplicar nuevas subas: hoy, hogares, industria y comercio de altos ingresos (N1) pagan el 64% del valor del gas; los de ingresos bajos (N2), el 23%, y los de ingresos medios, el 29%. Todo el resto lo paga el Estado con subsidios.
Asimismo, un informe reciente de ADDUC, la ONG de consumidores que conduce Osvaldo Bassano, muestra la relación entre los aumentos de tarifas y el crecimiento de los ingresos, reflejando por qué en la calle, y sobre todo en los sectores medios, el golpe de las tarifas a los bolsillos es letal
El relevamiento de ADDUC determinó que, en el AMBA, la tarifa de luz que más subió es la que alcanza a la clase media. En detalle, denuncian que hubo un "incremento del 758%, frente a salarios medios que subieron menos del 154% (entre noviembre de 2023 y octubre de 2024)".
Asimismo, destacaron que "en el caso de la tarifa del gas, también en el AMBA, la clase media sufrió un incremento de 198,8%, mientras que aumentó un 225,9% para el sector con menos ingresos y un 113% para el grupo de mayor poder adquisitivo", agregaron y luego sentenciaron: "Los precios de la electricidad, el gas y otros combustibles acumularon un alza de 357,9%, mientras que la inflación general aumentó 146,9% en el mismo período (noviembre 2023 - agosto 2024)".