¿Pólvora de Argentina con destino a Ucrania?

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El gobierno de Javier Milei está haciendo todo lo posible por involucrar a la Argentina en la guerra en Ucrania. Con su alineamiento a Estados Unidos y al Reino Unido no sólo busca que el país se integre a la OTAN, sino que también ambiciona ser uno de los principales proveedores de pólvora para la fabricación de municiones.

El gobierno argentino ya ha dado dos pasos significativos para posicionarse en este rol de productor y exportador de pólvora.

Por una parte, el 24 de junio, el ministro de Defensa argentino, Luis Petri, firmó con su par de República Checa, Jana Černochová, un memorando para sostener una colaboración más estrecha en el ámbito técnico-militar entre ambas naciones.

El acuerdo hubiera pasado desapercibido si se desconociera que a través de la así llamada “Iniciativa Checa”, la OTAN se propone la consecución de municiones y proyectiles en cualquier lugar del mundo a partir de gestiones diplomáticas encabezadas por el gobierno de Pitr Fiala, para ser luego utilizados en el ataque de Ucrania contra Rusia.

El segundo paso tuvo lugar dentro del ámbito local y se vincula directamente con la reestructuración neoliberal del gobierno. El horizonte es la reconversión de una empresa estatal emblemática de la defensa nacional como Fabricaciones Militares, para operar como una sociedad anónima y, de ese modo, orientar su producción hacia el exterior, ahora bajo criterios mercantiles.

En los últimos meses, las distintas sedes de Fabricaciones Militares recibieron a emisarios de empresas armamentistas interesadas en su privatización, como la española Hispania Grou, y desde los Estados Unidos, que incluso envió una representación del Departamento de Estado.

Hasta el momento, quien más posibilidades tiene de adquirir Fabricaciones Militares es el “Grupo Checoslovaco” (Czechoslovak Group-SCG) uno de los principales proveedores de municiones de los ejércitos ucranianos. Y obviamente, uno de los beneficiarios más importantes de la “Iniciativa Checa” promovida por los gobiernos de la OTAN.

La empresa fue creada por el checo Jaroslav Strnad, quien en los años ’90 se dedicó a comprar chatarra militar de la era soviética destinado a ser desguazado. Luego conformó un pequeño emprendimiento familiar para su reacondicionamiento y posterior venta a nuevos compradores.

En 2013 fue Michal Strnad, hijo de Jaroslav, quien se hizo cargo de la empresa, convirtiéndola en una de las principales corporaciones europeas dedicadas a la industria bélica.

El rápido crecimiento se aceleró en 2022, tras la intervención rusa de Ucrania, ya que la empresa pudo suministrar tanques de la era soviética reacondicionados, así como equipos nuevos, mientras aumentaba la producción de proyectiles de manera acelerada.

Los beneficios básicos se duplicaron con creces en 2023 hasta alcanzar los 439 millones de euros. Mientras tanto, CSG tuvo una fuerte demanda de equipamiento militar pesado y munición de gran calibre a medida que los países aumentaron su gasto en defensa en medio de la guerra en Ucrania.

La fabricación anual de cartuchos se multiplicó por 10 hasta llegar a más de medio millón de proyectiles de tanques y balísticos, una parte significativa de la capacidad europea actual. Con 31 años, Michal Strnad es el empresario más joven en la industria bélica mundial, con una fortuna personal valuada en cerca de 4 mil millones de dólares.

La compañía se encuentra hoy en plena expansión: exporta a más de 50 países (varios de ellos de la OTAN), y tiene pedidos de artillería para los próximos seis años, para los que está desarrollando nuevas plantas fabriles en Eslovaquia, España y Serbia.

La principal apuesta de CSG por estos días es a acaparar el mercado occidental de municiones a través de la compra por casi 2 mil millones de dólares de la principal empresa estadounidense, Vista Outdoor, dueña de la conocida marca Remington de armas.

Siempre teniendo a Ucrania como base para su política de expansión global, los nuevos mercados a los que CSG ambiciona penetrar son un indicador de aquellos lugares en los que podrían estallar nuevos conflictos armados en los próximos años: Asia, África y Medio Oriente. Sin embargo, el principal “cuello de botella” para SCG, como para otras productoras de municiones, consiste en la adquisición de sus principales componentes: pólvora y nitrocelulosa.

El gobierno argentino supone que con la privatización e internacionalización de Fabricaciones Militares no sólo tendrá un negocio redituable, sino que además pondrá también su cuota personal para derrotar militarmente a Rusia.

Lo que seguramente no evalúa serán las pérdidas en todo sentido que conlleva un alineamiento internacional de estas características, ni menos aun, el abandono de la neutralidad y el involucramiento directo en una guerra incentivada por los grandes productores y comerciantes de armas, y en la que la amplia mayoría de los argentinos no desean participar.

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