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Moldes, que fue el único fiscal ante la Cámara Federal porteña durante más de dos décadas y tuvo un rol central en la marcha en memoria de Alberto Nisman, había presentado su renuncia en 2019 por problemas de salud, la cual se hizo efectiva a partir del 1° de noviembre.
Sus restos serán velados hoy, desde las 17, en O’Higgins 2842. La ceremonia de inhumación será mañana, a las 10, en el Parque Memorial de Pilar.
De carrera judicial, fue nombrado fiscal por Carlos Menem. Moldes había sido además funcionario de su gobierno; fue secretario de Población de José Luis Manzano en el Ministerio del Interior.
Volvió al Poder Judicial en 1994, cuando lo nombraron fiscal ante los Tribunales Orales en lo Penal Económico de la Capital. En mayo de 1995, fue designado a cargo de la fiscalía ante la Cámara Federal en reemplazo de Gustavo Hornos, que había sido ascendido a camarista de Casación.
Como único fiscal ante la Cámara Federal, a Moldes le correspondía decidir si mantenía o desistía las apelaciones de los fiscales de primera instancia contra los fallos de los doce jueces de Comodoro Py, con las causas más sensibles para el poder político. También tenía la atribución de recurrir -o no- los fallos de ese tribunal ante la Cámara Federal de Casación, máxima instancia penal.
Cuando en 2007 Joaquín Morales Sola lo entrevistó y le dijo que no recordaba otro momento en el que hubiera habido tantos exfuncionarios presos en Ezeiza (en alusión a exfuncionarios kirchneristas con prisión preventiva), Moldes le contestó: “Tampoco recuerdo otro gobierno que haya dejado semejante tendal”. En aquella entrevista en TN, destacó que fiscales, jueces y camaristas habían coincidido en que en el kirchnerismo se montó una “asociación ilícita” para cometer delitos desde y contra el Estado.
En todas las causas donde se evaluaba la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final Moldes se excusó siempre. Durante la dictadura, cuando era secretario del juzgado de instrucción 20, estuvo preso junto con otros empleados y funcionarios judiciales.
De una presencia imponente, Moldes ejercía el poder con enorme soltura. Siempre tuvo nexos con la política y su ascendencia en Comodoro Py era tal que había fiscales de primera instancia que le llevaban sus dictámenes para que los viera antes de presentarlos.
“Quédese tranquilo, yo no llegué por concurso”, decía un papel impreso que tenía en un tarjetero, sobre su escritorio. Fue de allí que tomó la frase el juez federal Claudio Bonadio, que mandó a imprimirla en un chapa que tenía, él también, en su despacho de los tribunales de Retiro. Bajo el vidrio del escritorio de Moldes, a su derecha, se leía una copia de un párrafo de La Eneida: “También murió Patroclo, que harto más que tú valía”.
Su oficina estaba en el segundo piso del edificio de Comodoro Py 2002, del lado que da a Retiro. Allí tenía también un cuadro de la cancha de San Lorenzo, el club del que era hincha.
Moldes vivió varias temporadas en Roma, contratado por un programa de Naciones Unidas sobre migrantes, y fue siempre un apasionado de su cultura. En 2015 publicó el libro “Cuarenta iglesias romanas”, sobre los principales templos de la ciudad, y en 2019, “Roma, un día hace 2000 años”. También fue autor de “Maquiavelo, ayer, hoy y mañana” (2008). “Me enamoré de Roma con una pasión que no encontraba más cauce ni freno que el de la razón y la investigación histórica”, dijo Moldes en una entrevista con la revista Noticias, en 2020. Su último libro fue “Florencia y el esplendor del Renacimiento”, publicado en 2022. Moldes era amante del ópera y asistía regularmente al Teatro Colón.
Estaba casado con Indiana Pena, que fue defensora pública en la justicia civil y hoy está jubilada. Tenía cuatro hijos: Manuel, Juan, Carolina y Amparo.
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