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A dos horas de la capital inglesa, se alza la ciudad de Brighton. Es lo más cerca que está un londinense de la playa. Durante el periodo estival británico, la temperatura máxima del mar no difiere tanto de la de La Feliz. Mientras que su pico de calor ronda los 20 grados. Los músicos de The Magic Numbers pisaron por primera vez un escenario argentino en Mar del Plata, en medio del clímax del verano. Lo hicieron debajo de un sol incandescente, con esas ropas negras que irradiaban aún más ardor y que contrastaban con su piel pálida. Aunque alcanzaron a pedir bronceadores para no achicharrarse. Pese a su carencia de cultura playera, el cuarteto cautivó al público de tal forma que entre 2010 y 2016 jugaron de locales en la Argentina. Cada dos por tres estaban acá. Hasta que un día dejaron de venir.
“Amamos Argentina”, afirma con una sonrisa encantadora Michele Stodart, bajista y cantante del grupo inglés, al otro lado del zoom. “Si no volvimos para allá fue por temas económicos, técnicos o logísticos, que es la parte aburrida de la música. Y no nos involucramos demasiado con eso. A veces todos los planetas tienen que estar alineados para que las cosas sucedan. Pero el público argentino sigue siendo el mejor de todos, eso no cambió para nosotros. Nos encantaría estar ahí todo el tiempo que fuera posible, y estamos trabajando para que suceda a partir del próximo año. También queremos quedarnos unos días más para disfrutar del país. Así seguimos sumando anécdotas, bronceadores y shows increíbles. Los necesitamos con nuestras almas y corazones. Es por eso que estamos muy felices con este reencuentro”.
The Magic Numbers regresa a Buenos Aires este jueves, a las 20 hs, en Teatro Vorterix, para ponerse al día con sus fans de esta parte de occidente. De hecho, la música atiende a esta entrevista en medio de la grabación del que será el sexto álbum de estudio de la banda de música indie. “Pensamos que íbamos a llegar allá con todo el nuevo material listo, pero aún no pudimos terminarlo. Por cómo viene la mano, el disco estará disponible el año próximo”, augura. “Sin embargo, tocaremos algunos de los temas que ya terminamos, y por supuesto también haremos esas viejas canciones muy queridas por todos nosotros. De manera que habrá mucha música sonando a lo largo del recital. Como siempre, con corazón y disfrute todos podemos celebrar el hecho de estar juntos en un mismo lugar”.
-Transcurrieron ocho años entre su último disco, "The Outsiders", y el que están preparando. ¿Podés adelantar cómo serán esas nuevas canciones?
-Aún tratamos de entender lo que estamos haciendo, porque nos encontramos en pleno proceso exploratorio. Lo que buscamos fue expandirnos como banda, musicalmente y líricamente, pero en términos de cómo ya sonamos. Obviamente, existe un hilo conductor que atraviesa a cada grabación. El desafío radica en intentar capturar lo bien que nos la pasamos cuando grabamos. Eso es la honestidad hecha realidad. Además de armonías, ganchos y melodías, el nuevo repertorio tiene esa locura que conocemos y amamos.
-¿Sentís que las letras están influenciadas por la Inglaterra post Brexit?
-Creo que sí. Al igual que sucede con la vida en general, hay muchas cosas aconteciendo y también hay un montón de preguntas por responder. Si bien la sociedad cambia constantemente, la política termina siendo un añadido en nuestra vida. Es innegable que éste será un disco marcado por el Brexit. Me atrevo a afirmar que algunas canciones tienen cierta mirada retrospectiva de cómo llegamos hasta esta situación. Lo que incluye a la pandemia. Por otra parte, no sólo crecimos como músicos, sino también como personas. Y todo eso salpica al relato.
-El año próximo se cumple el vigésimo aniversario de su homónimo disco debut. Ese trabajo desató pasiones, al punto de que se dijo que ustedes eran los nuevos The Mamas & the Papas. ¿Qué recuerdos tenés de esa época?
-Uno de los planes para el 2025 es celebrar ese disco, que nos trajo tantas alegrías. Y seguramente prepararemos algunos shows especiales para ello. Es increíble y loco que hayan pasado ya 20 años desde que salió. Ni en sueños suponíamos todo lo que pasó después (el grupo está conformado por dos parejas de hermanos: los Stodart, que completa el cantante y guitarrista Romeo; y los Gannon, con Angela en teclados y Sean en batería). Me emociona el amor que la gente tiene por esas canciones. Lo que más recuerdo de esa época es la exposición mediática que tuvimos, la cantidad de recitales y programas de televisión en los que tocamos.
-¿Los llegó a desbordar el éxito que tuvo el álbum?
-No nos pasó porque nos supimos rodear de personas muy buenas. Pese a que trabajamos con mucha gente tras ese disco, el equipo que nos acompañó en nuestro primer álbum fue increíble. Siempre pienso que eso nos permitió consolidarnos como banda. La clave ha sido descubrir a la gente adecuada con la que queremos trabajar, que nos comprenda y que nos permita hacer lo que hacemos. Cuando eso no sucedió, hubo brechas, distancias y nuevos comienzos de cero. Ésa es la parte frustrante, pero nos permitió volvernos más fuertes.
-De los integrantes de la banda, fuiste la que ahondó en una carrera solista. ¿Cómo te va con eso?
-El año pasado lancé mi tercer disco solista (se titula Invitation), y lo estuve presentando en el Reino Unido, donde tuvo muy buena recepción. Espero poder presentar mi música en Sudamérica alguna vez, pero al ser una artista independiente las cosas cuestan más. De todas formas, no tengo apuro. Allano el camino gradualmente hasta que pase. Si bien aún me estoy estableciendo como solista, lo que viví hasta ahora fue emocionante.
-Este año tocaron en Buenos Aires dos de los músicos de la banda inglesa The xx. Aunque a priori sus compatriotas no parecieran tener nada en común con ustedes, sus formas de comprender y encarar la melancolía en la música son similares. Quizá porque son contemporáneos. ¿Es descabellada esta analogía?
-Nunca antes nos compararon con ellos. Así que tendré que escucharlos un poco más para ver si tiene sentido lo que decís. Me parece que ni siquiera llegamos a compartir festivales. Además, ellos salieron un poco después que nosotros. Por más que suene triste, somos muchos los que encontramos en la melancolía y lo sucio una combinación que nos hace felices. Es lo mismo que siento cuando escucho a artistas a los que admiro como Beach Boys y Fleetwood Mac. Nos ayudan a remontar un mal día o a llevar la pérdida de un ser querido. Al final, nos terminamos inspirando los unos a los otros.