ARTICLE AD BOX
Un Elton John de seis metros de altura se desploma desde unas gigantescas botas Dr. Marten, derrotado en el flipper por el flamante Pinball Wizard. Roger Daltrey, vestido de crucificado, sonríe y se estremece cuando una doncella de hierro plateada de ciencia ficción se cierra a su alrededor, con sus púas como agujas de jeringas de infusión de sangre. Eric Clapton pronuncia un sermón de blues desde el púlpito de la iglesia de Santa Marilyn Monroe. Y Ann-Margret, en el papel de la rica matriarca alcohólica y culpable de la obra, se retuerce eróticamente en un lujoso dormitorio entre los torrentes de espuma de detergente, salsa de chocolate y porotos cocidos que salen a borbotones de su televisor roto.
Desde escenas mesiánicas desde lo alto hasta disturbios en campamentos de vacaciones espirituales, la impactante imaginería de la adaptación cinematográfica de Ken Russell de la ópera rock Tommy de The Who, que llegó a los cines hace 50 años, está grabada a fuego en la memoria del cine de rock'n'roll.
Al llevar a la gran pantalla la historia de Tommy, el héroe sordomudo y ciego del pinball, Russell unió los hilos surrealistas de las películas musicales de la era psicodélica, desde Help! y Magical Mystery Tour de The Beatles hasta Head, de The Monkees, y 200 Motels, de Frank Zappa. Del mismo modo, adoptó la naturaleza fantástica y llamativa de las portadas de los álbumes de los años setenta y, al hacerlo, creó la experiencia cinematográfica del rock definitiva en aquel momento, aunque se enfrentaría a numerosas críticas en las décadas siguientes por sus personajes de poca calidad y sus vocalizaciones poco convincentes. Además de una maravillosa malevolencia, Oliver Reed aportó el registro vocal de un panqueque poco cocido a su papel de padrastro asesino de Tommy, posiblemente una influencia temprana en un joven Ian Brown.
"Rusell estaba interesado en algo visual", explica Paul Nicholas, estrella de Just Good Friends. Nicholas, amigo del baterista de The Who Keith Moon desde sus años de adolescencia en las bandas de Wembley, fue elegido del teatro musical para interpretar al sádico primo de Tommy, Kevin, tras haber aparecido en las producciones teatrales del productor Robert Stigwood de Hair y Jesucristo Superstar. Afortunadamente, Nicholas tampoco era "muy diferente físicamente" del actor principal, Roger Daltrey, lo que permitió un parecido familiar. No estoy seguro de hasta qué punto Russell se metió en la caracterización en términos de interpretación", continúa, "pero fue bastante atrevido y visualmente interesante. Creo que encontraron al director adecuado, lo suficientemente peligroso como para darle el carácter rock'n'roll que necesitaba".
La película resultaba a la vez sobrecogedora y perturbadora: la visión de Daltrey con las piernas abiertas frente a un sol naciente en el clímax se yuxtaponía a su trato cruel y manipulador a manos de la Acid Queen de Tina Turner, el primo Kevin de Nicholas y el caricaturescamente perverso y abusivo tío Ernie de Moon.
Y, sin embargo, estuvo a punto de fracasar a la primera de cambio. Cuando a Russell le propusieron dirigir una versión cinematográfica de la ópera rock de Pete Townshend -en la que Tommy queda sordo, ciego y mudo de niño al presenciar la muerte de su padre (Robert Powell) a manos del nuevo amante de su madre-, su primera parada fue el álbum original de 1969. "Me lo llevé a casa, puse el lado A y pensé 'Es la basura más horrible que he oído nunca'", confesó.
Pero la idea del cine de rock'n'roll atrajo a Russell, un director cuya primera inspiración fue el impulso de poner imágenes a Romeo y Julieta de Tchaikovsky. Y el viaje de Tommy a través de la terapia y el abuso hasta su despertar definitivo para convertirse en una superestrella líder de culto recordó a Russell un guión que había abandonado previamente para una continuación de su película de 1971 Los demonios, protagonizada por Vanessa Redgrave y Oliver Reed. La secuela, titulada Los ángeles, iba a estar protagonizada por Mia Farrow en el papel de una cantante convertida en falsa mesías. Tommy no era más que un eco de la historia, pero al menos tenían financiación. "Me dijeron que Los ángeles no era comercial y que no podría conseguir financiación", declaró el directir al crítico de cine Mark Kermode en 2004. "Esto podría ser una amalgama de las dos cosas".
Tras reutilizar escenas de Los ángeles para Tommy, Russell insistió en dar el papel principal a Daltrey. El líder de The Who se metió de lleno en el personaje, haciendo la mayoría de sus propias acrobacias, como correr descalzo por un cementerio de máquinas de pinball en llamas (en tomas posteriores se le puede ver con una quemadura en el brazo) y sumergirse bajo el agua (en un momento dado, el equipo tuvo que zambullirse y salvarle de morir ahogado). "Haría cualquier cosa por Ken", dijo en 1975. "Él saca de mí cosas que nadie más puede".
Daltrey se relacionó profundamente con el arco problemático del personaje debido a sus propios años inciertos con The Who en el período previo a la grabación del álbum; en 1965 fue expulsado de la banda después de golpear a Keith Moon, al parecer después de descubrir que Moon estaba suministrando drogas a los otros compañeros de banda. "Me habían invitado a volver, pero tuve que regresar con la promesa de que cambiaría mi forma de ser", declaró a la radio Ultimate Classic Rock en 2019. "Psicológicamente perdí mi propia identidad, porque estaba luchando por averiguar cómo pasar por la vida de una manera diferente... De repente me di cuenta de que había sido ese chico sordo, mudo y ciego durante tres años. Eso es lo que había sido, Tommy. Así que me identifiqué totalmente con él".
Nicholas recuerda la estoica inmersión de Daltrey en el papel. En el papel del primo Kevin -un personaje motoquero prot-punk, y uno de los varios cuidadores imprudentes de Tommy- empapa, ahoga, quema y plancha a Tommy, y Daltrey se abre camino a través del tormento con la fortaleza de un santo. "Fue muy fácil para mí, porque lo único que hice fue arrastrar a Roger", dice Nicholas. "Él era el que tenía que sufrir, yo sólo repartía el castigo. Roger es genial. Simplemente se pone manos a la obra".
Resulta sorprendente que no fuera Daltrey quien sufriera la peor lesión en el rodaje. Durante su legendaria escena del baño de barro con porotos, Ann-Margret -en el papel de la madre de Tommy que se regodea en la fama y la fortuna de su hijo recién "concienciado"- se lastimó el brazo con un trozo de cristal del televisor que había roto antes con una botella de champán. La espuma se tiñó de carmesí. "Empapada en sangre, me envolvieron rápidamente en una manta y me sacaron del set, y luego me llevaron corriendo al hospital", recordaba en un comentario posterior en DVD. "Los médicos me dieron 27 puntos para cerrar la herida... filmé una escena con el brazo escondido debajo de una mesa".
Otras estrellas lo pasaron bastante mejor. El "Dios del Fuego Infernal" Arthur Brown fue llamado en el último minuto para interpretar al asistente clerical El Sacerdote, robando enérgicamente una escena ambientada en la iglesia de un culto a Marilyn Monroe después de que El Predicador -interpretado por un Eric Clapton con los ojos en blanco, entonces en su fase de heroína pesada- no terminara su interpretación de "Eyesight to the Blind". "Nunca llegué a entender por qué no quería hacer la última estrofa", dice Brown, que retozó a lo largo de 22 tomas cada vez más enérgicas de comunión blues rock.
Incluso Jack Nicholson se pasó por allí para interpretar al seductor doctor -apodado El Especialista- de camino al Festival de Cannes, filmando su papel en un solo día porque, como explicaría Daltrey, "era todo lo que podíamos permitirnos". "En toda mi carrera, sólo hubo una vez en la que un director me dijo: 'OK, bajá al escenario y ponete lindo, Jack'”, diría Nicholson más tarde. "Fue Ken Russell en Tommy".
Tina Turner disfrutó con su lascivo papel de Reina del Ácido, tras haber ganado a varias leyendas del rock la oportunidad de invitar a Tommy a una memorable noche de drogas duras en aquella doncella de hierro Maschinenmensch. "Más tarde comprendí que estaba entre David Bowie y yo, y gané", dijo más tarde. De hecho, se le había ofrecido el papel a Mick Jagger, pero fue retirado rápidamente después de que insistiera en cantar tres de sus propias canciones. "No puedo imaginar a nadie haciéndolo con la energía y el empuje que Turner aportó al papel", dijo Russell, y la autobiografía de Turner de 2018 reveló que estaba temblando de emoción genuina en todo momento. "Estaba encantada", escribió. "Ike me mantenía con la correa muy corta, así que era emocionante cada vez que había una oportunidad de salir de debajo de su sombra".
Elton John, por su parte, interpretó el papel de El Campeón, derrocado como supremo del pinball durante la deslumbrante secuencia "Pinball Wizard". Su papel consistió en gran medida en mantenerse vertical. "Realmente no implicaba actuar, solo tratar de no caerse mientras llevaba un par de Doc Martens de metro y medio", escribió en The Guardian en 2019. John rechazó inicialmente la oferta, y posteriormente había ganado en la ronda de otros grandes nombres de los setenta, como Stevie Wonder y David Essex.
"Se pusieron en contacto con Rod Stewart y le dije que también lo rechazara", escribió John. "Yo no lo tocaría ni con un palo, querido'. Entonces me llamó Townshend y sentí que no podía decir que no. Rod estaba absolutamente furioso: '¡Puta! Lo hiciste a propósito'. Obviamente, he pasado una gran parte de mi vida intentando molestar a Rod deliberadamente, esa es la naturaleza de nuestra amistad, pero aquella vez fue completamente accidental".
A pesar de su reparto de estrellas del rock'n'roll y de sus cursis homenajes cinematográficos (la nueva obertura de apertura hacía referencia a Escalera al cielo y a Breve encuentro), Tommy abordaba subliminalmente una serie de temas serios. Tomada de otro proyecto archivado de Russell titulado Music, Music, Music (sobre un compositor frustrado por verse obligado a escribir jingles publicitarios para salir adelante, inspirado en sus primeros trabajos en anuncios), la famosa escena de los porotos hacía un guiño a la portada del álbum de The Who de 1967 The Who Sell Out y actuaba como sátira del comercialismo: Ann-Margret fue literalmente asfixiada por los productos que salían de su televisor.
Las pruebas de Tommy tocan la drogodependencia, la rebelión punk, la explotación religiosa y la agresión sexual. Sus escenas como mesías post-pinball, mientras tanto, se enfrentan a la obsesión por las celebridades, la megalomanía corporativa, la esclavitud asalariada y la falsa profecía. Para Brown, Tommy refleja la fascinación real por las sectas y los maestros espirituales de los setenta. "Por extraño que parezca, había un público enorme", afirma. De todos sus astutos comentarios sobre la sociedad británica de los setenta, sólo uno destaca hoy por su malicia. Tras ensañarse con el indefenso Tommy mientras canta la inquietante "Fiddle About", el tío Ernie es castigado con el incendio de su ejemplar del Gay Times.
Aunque consolidaría un modelo para las películas de rock venideras (viñetas surrealistas, mezclas estilísticas y un serio compromiso con lo ridículo, como se ve en The Wall de Pink Floyd), Tommy aterrizó en 1975 en el extraño terreno de culto de El cristiano mágico o su prima con botas de plástico The Rocky Horror Picture Show. La siguiente película de los Who, Quadrophenia (1979), dirigida por Franc Roddam, se consideraría la mejor adaptación. Sin embargo, esta extraña, rica, desconcertante y desafiante obra del cine de vanguardia fue un éxito de taquilla.
Con un rodaje de 22 semanas y un presupuesto de 2 millones de dólares, Tommy recaudó 27 millones de dólares (equivalentes a 119 millones de dólares actuales) y obtuvo varias nominaciones a los Oscar, para Ann-Margret y el propio Townshend. La crítica contemporánea, abrumada, se mostró dividida: The New York Times la calificó de "la última palabra en arte pop"; "espectacular en todos los sentidos", dijo Variety; "banal", señaló The Washington Post. Los comentaristas posteriores la clasificarían como el primer musical moderno de la pantalla. En la actualidad, sigue siendo objeto de culto entre los fans de Who.
"Creo que es una película brillante", afirma Brown, que sigue interpretando "Eyesight to the Blind" en su actual espectáculo multimedia A Human Perspective. "Captó todas las energías surrealistas que había en aquella época, tanto en la música como en el mundo del cine, y fue algo asombroso de dominar en el campo del rock y que no pareciera una pantomima".
Russell, que trasladaría la fiebre musical surrealista a su siguiente película (la locura de su autoría Lisztomania, también protagonizada por Daltrey), calificaría Tommy tanto de la más comercial como de "una de las películas más fáciles y placenteras que he tenido que hacer". Y su opinión sobre la música de The Who había cambiado claramente desde aquella primera escucha. "Fue una gran alegría hacer esta película por mis dos cosas favoritas", dijo. "Encontrar una imagen increíble y ponerla con una música increíble". Viéndola de nuevo 50 años después, todavía hay emoción a sus pies.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.