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Detrás de una pantalla de vidrio blindada, Donald Trump dijo este miércoles que millones de puestos de trabajo "desaparecerán de la noche a la mañana" si Kamala Harris gana las elecciones estadounidenses de noviembre, en su primer acto de campaña al aire libre desde el intento de asesinato que sufrió en julio. El mitin convocado en el estado clave de Carolina del Norte estuvo centrado en la seguridad nacional. Trump aprovechó para alegar que Estados Unidos era más fuerte bajo su mandato y para subrayar que guerras como la de Ucrania no habrían sucedido si se mantenía en el poder: "Yo paraba guerras con llamadas de teléfono".
En el museo de la aviación de Asheboro, con el ruido de aviones de guerra como telón de fondo, Trump dijo que si triunfan los demócratas "los ahorros de toda su vida desaparecerán por completo". "Si la camarada Kamala gana este noviembre, la Tercera Guerra Mundial está prácticamente garantizada", sostuvo el expresidente y reiteró que su rival es la "persona de izquierda más radical" que jamás se ha presentado a la Casa Blanca.
"Vamos a devolver la paz al mundo"
"Ella quiere fronteras abiertas" y "si fuera presidenta en cuatro años" habría entre "60 y 70 millones" de migrantes de todo el mundo, afirmó Trump, cuya retórica antimigración se convirtió en un eje de su campaña. El magnate prometió que si gana los comicios hará que "Estados Unidos vuelva a ser fuerte y grande" y se jactó de ser capaz de evitar una guerra con una llamada telefónica.
"Vamos a devolver la paz al mundo y, sobre todo, puedo hacerlo con una llamada telefónica" para advertirle al país que si entra en guerra no podrá "hacer negocios en Estados Unidos" y pagará "aranceles del 100 por ciento", declaró Trump. El candidato republicano buscó respaldo a sus dichos en un líder de la extrema derecha europea: "Si miramos a Hungría, un país muy fuerte, un líder muy fuerte, Viktor Orbán, dijo que lo único que salvará al mundo entero es que Trump sea presidente nuevamente".
Trump también incidió en la promesa de erigir en Estados Unidos una Cúpula de Hierro como la israelí. "Ayudamos a Israel y otros países. (El expresidente) Ronald Reagan la quiso hace muchos años. Tenía razón, pero entonces no teníamos la tecnología adecuada. Hoy contamos con una tecnología increíble. Otros países la tienen y este país debería tenerla", sostuvo.
El expresidente estadounidense volvió a repetir que los países de la OTAN no pagan sus cuotas como miembros de la alianza. "Oh, las noticias falsas me hicieron pasar un mal rato por eso. La prensa se volvió loca", dijo Trump, tal vez anticipando una nueva reacción a sus comentarios. En febrero el magnate republicano sostuvo que se negaría a defender a alguno de los países frente a Rusia, en caso de que no cumplan con sus obligaciones financieras.
Según informó el diario The Guardian, la campaña de Trump presiona al expresidente para que se centre en su programa político y deje de lado los ataques personales. Pero el candidato republicano está escapando al libreto. Molesto por los comentarios de Barack Obama el martes en la convención demócrata, disparó: "Anoche estuvo muy desagradable. Trato de ser amable con la gente, pero es un poco difícil cuando se ponen personales". Trump incluso preguntó a sus seguidores si debería seguir aludiendo a temas personales y, ante el clamor popular, remató: "Mis asesores están despedidos".
Obama había atacado duramente a Trump, describiéndolo como un multimillonario egoísta y charlatán que solo ve el "poder como un medio para conseguir sus fines", y que recurre a "apodos infantiles" y "teorías conspirativas locas" para combatir su mayor "miedo", que es perder ante Harris en las elecciones de noviembre. Obama recurrió incluso al ataque personal y, en tono de burla, dijo que Trump tiene una "extraña obsesión con el tamaño de las multitudes", lo que provocó automáticamente el aplauso del público presente en el United Center de Chicago.
Primer acto abierto post atentado
El magnate neoyorquino, de 78 años, resultó herido en una oreja el pasado 13 de julio después de que un joven le disparara en un mitin en Butler, Pensilvania. El agresor se encontraba en el techo de un edificio ubicado fuera del recinto en el que se celebraba el acto político y, antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad, mató a una persona del público e hirió a otras dos.
La entonces directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle, terminó renunciando 10 días después por los errores en la seguridad en ese encuentro y después de haber afirmado que ese intento de asesinato supuso el "mayor fallo operativo" de la agencia en décadas. La semana pasada se supo que el Servicio Secreto aprobó un plan para incrementar la seguridad de Trump que incluye el uso de pantallas de vidrio blindado. Normalmente esas láminas a prueba de balas solo se proporcionan a los presidentes y vicepresidentes cuando se considera necesario en apariciones al aire libre.
Desde el atentado Trump, acostumbrado a los actos multitudinarios, celebró una decena de actos de campaña en recintos cerrados. Este miércoles se mostró tranquilo. En un momento del discurso abandonó el escenario y se acercó a la multitud para interesarse por una persona que parecía sentirse mal. Al finalizar también se tomó su tiempo para salir saludando al público presente.
Preocupación por las encuestas
La comparecencia de Trump de este miércoles se enmarca en una intensa semana de campaña en la que él y su candidato a vicepresidente, el senador J.D. Vance, intentan contrarrestar el foco mediático que se cierne sobre la Convención Nacional Demócrata de Chicago, que oficializó la candidatura de Harris a la Casa Blanca. Trump y su equipo acudirán en estos días a cuatro estados clave: Pensilvania, Michigan, Carolina del Norte y Arizona, en los que se centrarán en cuestiones cruciales para los conservadores de cara a las presidenciales del 5 de noviembre, como la inmigración, la seguridad o la economía.
Desde que el presidente Joe Biden tiró la toalla, Harris infundió esperanza al partido y movilizó a muchedumbres de hasta 10 mil personas en estadios, además de disparar la recaudación de fondos. Aún quedan más de dos meses de campaña y la suerte no está echada para ninguno de los candidatos, que deberán luchar para ganarse el voto de los jóvenes, los independientes o indecisos y las minorías, sobre todo los latinos y los afroestadounidenses. Él no lo tiene tan claro y este miércoles se quejó de que los demócratas están obsesionados con él e instrumentalizan la justicia, que lo condenó en mayo en un caso penal y abrió otras causas contra el exmagnate.
Pero lo que más preocupa a Trump es el giro en las encuestas, en las que la demócrata tiene una ligera ventaja en algunos estados clave. Carolina del Norte es uno de los pocos estados bisagra que probablemente decidan el resultado de las elecciones del 5 de noviembre. La mayoría de los estados se inclinan por los republicanos o los demócratas, pero en unos siete la batalla electoral es muy reñida y los candidatos se centran en ellos.
Hasta el momento Harris encabeza la intención de voto con un porcentaje del 46,6 por ciento, 2,9 puntos más que Trump, según la media de sondeos efectuada por la web FiveThirtyEight. "Van a mentir como demonios para ganar las elecciones porque no tienen límites", dijo este miércoles Trump sobre el bando demócrata y agregó: "Si nosotros no ganamos vamos a estar en un problema muy grande como país. Ya lo estamos, pero yo lo voy a arreglar".