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Una nena de diez años se deslizaba con rollers hacia el mástil de Parque Centenario. De la mano, iba su mamá explicándole dulcemente: “La Educación Sexual Integral es cuando te enseñan a respetar a los otros y lo que les pasa”. El Festival XMásESI estaba haciendo ruido en la cabeza de más de 200 personas.
Atrás de ellas, bajo un árbol, la organización Ancestras encimó en una mesa latas con etiquetas como "pobreza", "cultura antiedad", "belleza hegemónica", "vejeces invisibles". Una niña se arrimó timidamente, pero tiró con determinación. "¡Cuánta fuerza que tienen estas infancias!", exclamó sorprendida una de las ancestras y le leyó a la niña sus victorias: "Derribaste: 'vejeces sin ESI', 'mandatos' y 'estereotipos de género'". Otra de ellas, exclamó: "A ver cuándo alguien tira 'violencia contra los jubilados'".
"La ESI está muy vapuleada últimamente y se tiende a deslegitimar nuestro laburo que tiene mucho reconocimiento y mucho valor en las escuelas. Entonces no dudamos en sumarnos a la propuesta y la recepción que estamos viendo es realmente interesante. Se acerca gente, nosotras estamos más acostumbradas a trabajar con adolescentes, porque es el público con el que trabajamos habitualmente, pero están viendo niños a jugar", contó Lucía, capacitadora en ESI en escuelas secundarias de CABA.
Para el Festival, adaptó un juego de preguntas y respuestas sobre sexualidad, género y derechos. Las preguntas del juego y las respuestas de quienes participaban por tres preguntas eran disparadores para seguir ampliando información y tendiendo puentes para la palabra. Dos varones de casi 30 años se acercaron a jugar. "Les tocó una pregunta de las que estaban acá, que al principio los dejó medio como tecleando, con algo de vergüenza y 30 segundos después se estaba enumerando cinco formas de nombrar las relaciones sexuales. Dejó los nombres académicos para irse a los más coloquiales", contaba fascinada sobre la rapidez de la participación y de superar las barreras.
En un mapeo colectivo de las escuelas que tienen perspectiva de género, Nancy marcó al sur del mapa, en Lomas de Zamora, la escuela donde trabaja. "La Educación Sexual Integral es algo que permite la igualdad y la escucha de voces, que abre espacios para sostener a las infancias. También para aprender que tenemos ciertos derechos y a veces, aunque son esenciales, están vulnerados. En la zona donde yo trabajo fuimos infancias vulneradas también y ahí estamos peleandola para que las generaciones que vengan tengan un mejor un mejor bienestar que puedan habitar mucho mejor los espacios--la escuela, el barrio, la comunidad, la vida--".
Cerca, sobre una banqueta, había un pizarrón con fibrones y una consigna: "¿Qué hubiese sido diferente si hubiésemos tenido ESI?". A veces, las respuestas de los adultos se quebraban en distintas direcciones: "No hubiera callado el dolor", "Hubiese sabido decir 'no' o "Nadie hubiese opinado sobre mi cuerpo". Otras, parecían seguir una conversación: "hubiese podido identificar el abuso", "capaz me hubiese acordado que fui abusada por el hermano de mi abuela antes de los 18 años (hoy tengo 30)" y "No hubiera abusado a nadie y no me habrían abusado a mí" -- firmada por Adriano, de 66--.
Hacer del Parque una trinchera
"El fascismo nos amenaza. Nuestros deseos no serán reprimidos", gritaba un cartel del Frente Docente Disidente. El movimiento organizador del Festival nuclea a nivel federal a personas del ámbito educativo, pero en el Parque había rondas de todas las edades y de distintas profesiones: el factor común era el mate y la conversación. El sector del Parque parecía una trinchera de resistencia.
Susy Shock, cantautora trans, deslizaba cada palabra como si fuese un poema: "La trinchera siempre va a ser la calle, la trinchera siempre va a ser la comunidad y la trinchera siempre va a ser ese espacio poderoso de pensamiento que es lo que atacan sobre todo. No quieren que pensemos. Nosotras insistiremos hasta el último aliento de la vida en pensarlo todo".
"Estamos en un contexto sociopolítico gravísimo donde todos los derechos están siendo claramente atacados y vulnerados. Entonces, demostrar que somos muchas las personas que vamos a seguir defendiéndolos y comprometiendo para sostener algo que de verdad le cambia las posibilidades de vida y de los niños, sobre todo los adolescentes con quienes trabajamos", subrayó Lucía, a pesar de todo, con una sonrisa.
Entre la gente, una docente reiteraba el lugar de contención que significa la escuela. Uno de sus alumnos tomó todas las pastillas que había en su casa y después fue a la escuela. Los docentes lo vieron y lo llevaron al hospital. D. estuvo cinco días internado, pero cuando volvió, les confesó a esos profes que fue a la escuela porque sabía que ellos se iban a ocupar.
Desde el Festival remarcaron: "A 18 años de la sanción de la Ley Nacional de ESI 26150 y la Ley de CABA 2110 renovamos nuestro compromiso ético, político y pedagógico con una ESI situada, transfeminista, diversa, disidente y no binaria, atenta a las necesidades, derechos y deseos de sus protagonistas, que promueva la construcción de un mundo más justo y democrático".
Además, pidieron una "plena implementación de la ESI en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en un contexto de desfinanciamiento, vaciamiento y tergiversación de los contenidos de la ESI por parte del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires". Roxana Perazza de la Defensoría del Pueblo de CABA explicó que la reforma educativa de la ciudad busca reemplazar las capacitaciones en ESI por cursos de “Bienestar socioemocional”: una educación emocional enfocada en la regulación y el control individual de las emociones, descontextualizada y pragmática.
"Aunque la sociedad invita a pensarse solamente en términos individuales, el desafío justamente es poder pensarse en términos individuales, pero en relación con un otro. No estamos acá solos y la escuela es un buen lugar para que los chicos y las chicas adquieran esas herramientas para insertarse en la sociedad", sostuvo esperanzada de que haya políticas públicas que acompañen a la institución.
En nombre de la libertad
Frente a la avanzada de las derechas, una parte del Parque estaba lleno. En el gazebo de la radio abierta alguien tomó el micrófono a viva voz: "Es imposible pensar el 8 de marzo y el 3 de junio sin la Ley de ESI. Esta ley formó generaciones. Es una ley que nos transforma como educadoras, como personas, como estudiantes". Tomando una breve respiración y color en las mejillas, continuó: "En nombre de la libertad no quieren dejar que nos libremos de estructuras que nos reprimen. Lejos de las divisiones que quieren fomentar, las feministas estamos al lado de las familias".
Susy Shock también se hizo eco de los discursos de odio del gobierno nacional dirigidos a los feminismos y a la comunidad LGBT+: "Todo lo que esta derecha recalcitrante toma como enemigo de alguna manera cobra un valor enorme porque implica una antítesis: pone en peligro a la matriz violenta y fascista de las sociedades".
Mientras cierra la radio, se prepara el espectáculo en el escenario "La ESI es un derecho". Abajo, el grupo de percusión Furia repiquetea tambores. Alrededor de las 13 mujeres, la gente se agrupa.
Sobre la tarima, luego estuvieron Verdevioletacuentos e Ian Moche -- acá, las infancias también son tenidas en cuenta para repensar la ley-- y cantaron Lour Aro, David Tagger, La Banda de Les Mostres y Susy Shock.
Informe: Natalia Rótolo.