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El primer monumento dedicado al Che Guevara debería haberse levantado en Argentina, en Cuba o en Bolivia. Pero no. Fue en Chile. La idea del proyecto era crear un Jesucristo latinoamericano en San Miguel, un barrio de clase media ubicado en Santiago. A partir de ese dato curioso, el autor chileno Juan Pablo Meneses despliega su novela Revolución (Tusquets), donde vuelve a cruzar la ficción literaria con la crónica para contar cómo se inició en su país el culto mundial al Che.
El monumento tiene casi 10 metros de alto, fue inaugurado en 1970 durante el gobierno de Salvador Allende y Fidel Castro comentó que era la primera vez que veía a "un amigo convertido en bronce".
En 1973 el dictador Augusto Pinochet ordenó hacer desaparecer esa estatua. Juan, el protagonista, es guionista y una empresa latinoamericana de streaming le acaba de comprar la idea para una serie documental sobre la construcción del primer monumento al Che. Junto a Celia, coguionista 16 años menor, emprenden la primera búsqueda oficial de aquella estatua.
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