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Los trabajadores y trabajadoras de la Línea B del subterráneo porteño denunciaron este martes que atraviesan un brote de sarna producto de la falta de higiene y por el "marco general de abandono" de la línea. Sostienen que en ella hay plagas de ratas, alacranes, cucarachas y otros vectores de transmisión de enfermedades por la falta de limpieza que, aseguran, se agravó en el último tiempo por la escasez de personal de higiene. Desde la concesionaria Emova salieron a desmentir la denuncia y aseguran que realizan fumigaciones "periódicas" para mantener las "condiciones de limpieza adecuadas".
La denuncia fue realizada por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP) y el cuerpo de delegados de la Línea B, en un comunicado en el que advirtieron que "por la falta de limpieza y fumigación de los trenes y espacios públicos" comenzó en las últimas semanas un brote de escabiosis (nombre científico de la sarna) que "ya afectó a varios trabajadores y acecha a los usuarios". "Está causando estragos entre los trabajadores, ya que causa graves afectaciones al cuerpo y requiere un tratamiento médico que incluye la aplicación y administración de diferentes fármacos", continuaron.
La palabra del delegado
En diálogo con Página/12, Claudio Dellecarbonara, delegado de la línea, contó que los primeros casos comenzaron a registrarse hace dos semanas, aunque en principio creyeron que se trataba de picaduras de pulgas, algo más habitual en la cotidianeidad laboral del subte: "Muchos compañeros se empezaron a quejar de que al subir a las cabinas les picaba todo el cuerpo. En general cuando pasa esto es porque hay pulgas y lo informamos a la empresa para que empiece a fumigar, pero no hubo limpieza ni fumigación porque el sector se fue vaciando y no hay personal suficiente", aseguró.
El panorama comenzó a agravarse cuando algunos de los trabajadores decidieron realizar consultas médicas por la picazón y los brotes en el cuerpo. Allí fue que, cuenta Dellecarbonara, "a varios les diagnosticaron escabiosis". "A las ratas, cucarachas, alacranes y basura que hay habitualmente ahora se le suma la sarna", alertó el trabajador. Y agregó que el objetivo de hacer pública la denuncia es "exigir que fumiguen como corresponde, con los productos que corresponden y con la periodicidad que corresponde".
Este diario consultó a fuentes de la empresa sobre la situación y negaron, en principio, haber recibido una denuncia formal sobre el tema más allá del comunicado difundido por el gremio. De todos modos indicaron que Emova "procedió a realizar un refuerzo de sus protocolos de limpieza y desinfección" y que el lunes por la noche "se solicitó un monitoreo especial en la totalidad de las formaciones por parte del proveedor de fumigaciones y el mismo informó que, habiendo analizado tanto los salones de pasajeros como las cabinas de conducción, no se encontró presencia alguna de plagas en el interior de los coches, como tampoco en las instalaciones de las estaciones".
Los delegados de la B, sin embargo, pusieron en duda que estos trabajos hayan existido: aseguran no se dejó constancia de ello en ningún lugar. "Supuestamente fumigaron algunos trenes por la noche, pero cuando se hace eso deben dejar un sticker en el lugar con los datos. Eso no apareció en ningún lado y los compañeros siguen teniendo la picazón en las cabinas", señaló Dellecarbonara.
El certificado médico
Por la tarde, y tras la desmentida de Emova, los delegados difundieron la fotografía de un certificado médico firmado este lunes por un médico laboral de la compañía que, en efecto, muestra el diagnóstico por escabiosis e indica realizar tratamiento con ivermectina. Dellecarbonara explicó que "es el certificado de una compañera de la que resguardamos el nombre pero que, además del diagnóstico, recibió siete días de reposo por parte de la empresa para no contagiar".
Los trabajadores argumentan que no hay otra manera de que el brote se haya propagado, si no es dentro del ámbito laboral. La sarna se contagia por contacto piel a piel o con algún elemento contaminado. Según Dellecarbonara, las dos variantes son posibles en este caso, ya que comparten diversos lugares de trabajo como cabinas, vestuarios o comedores, y están en permanente contacto con herramientas en común o con los propios asientos de las cabinas.
Desde Emova sostienen que las tareas de limpieza y fumigación son "periódicas" y que se realizan "en todas las instalaciones del subte como medida de prevención contra la proliferación de insectos y roedores". Aseguran que así "se mantienen las condiciones de limpieza adecuadas" para "contrarrestar la presencia de bacterias, virus y hongos que puedan ser producto de insectos y roedores".
El panorama dista mucho del que plantean los trabajadores que aseguraron que la línea está en un "marco general de abandono". Más allá de las condiciones de higiene, advierten en especial sobre el estado de los trenes de la línea, cuya flota está conformada en un 50 por ciento por las formaciones más viejas de toda la red de subte, los Mitsubishi Eidan Series.
El gremio viene alertando desde hace años sobre diversos desperfectos técnicos de esos trenes y reclamando el recambio integral de la flota. Tras varias postergaciones en la licitación para la compra de nuevos vehículos, en septiembre de este año el Gobierno porteño comunicó que decidió avanzar con la adquisición de 29 formaciones nuevas para renovar toda la línea. Ese proceso recién está en sus primeras etapas y se espera para diciembre la apertura de sobres de los ofertantes.