¿Por qué bajan el dólar y el riesgo país?

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La fiesta cambiaria y bursátil de estas semanas tiene como punto de partida una medida alejada del manual discursivo anarcocapitalista de Javier Milei: la intervención directa del Banco Central en el mercado del dólar contado con liquidación.

A mediados de julio pasado, había subido a 1430 pesos, con el riesgo país rumbo a los 1600 puntos (tocó el máximo de 1653 el 5 de agosto). Los últimos cierres fueron 1177 pesos y 1109, respectivamente.

Luego de algunas semanas de desconfianza de los financistas acerca de la firmeza del equipo económico para aguantar la estrategia de intervención en el mercado, irrumpió otro factor clave para aliviar tensiones cambiarias: el éxito del blanqueo de capitales.

El régimen de exteriorización de capitales no declarados al fisco, más beneficioso (barato) en comparación con los realizados en gobiernos pasados, acumula unos 12 mil millones de dólares (en efectivo) depositados en bancos.

Qué es el carry trade

Ambas movidas (administrar el CCL vía el BCRA y el blanqueo) facilitaron extender el núcleo de la política de estabilización cambiaria del ministro de Economía, Luis Caputo: la bicicleta financiera, denominada carry trade en jerga de la city. Es lo mismo que hizo en los dos primeros años del gobierno de Mauricio Macri, con Federico Sturzenegger aceitando la bicicleta desde la conducción del Banco Central con las Lebac.

El carry trade es una operación financiera que busca aprovechar, en base a los lineamientos cambiarios y monetarios adelantados por el Banco Central, una ganancia extraordinaria en dólares. La tablita cambiaria de Milei-Caputo de ajuste mensual promedio del 2% entrega esta oportunidad.

La secuencia de la bicicleta es la siguiente: se venden dólares y los pesos obtenidos se colocan en una inversión (bonos ajustados por inflación o plazo fijo) cuya renta es superior a ese 2% preestablecido; la utilidad en pesos aumenta medida en dólares mes a mes hasta que, en un momento, por algún evento inesperado, el capital en moneda doméstica se convierte a dólares. Es cuando estalla la crisis.

Mientras tanto la oferta de dólares en el mercado es mayor a la demanda porque el negocio reside en subirse a esta bicicleta. Son las semanas de tranquilidad del mercado cambiario, no sólo porque no sube la paridad, sino que retrocede, entregando de este modo una percepción de bonanza extraordinaria a financistas y una euforia exagerada a funcionarios de Economía y el Banco Central.

¿Cuánto durará?

El Banco Central está convalidando una tasa de interés del 4% mensual con una devaluación mensual del tipo de cambio del 2%, lo que anualizado es un 26%. En dólares. Es una fiesta mientras todo se mantenga estable. La ganancia es todavía más elevada cuando bajan las paridades de los dólares financieros.

La cuestión que desvela a cada uno de los protagonistas de esta bicicleta, como así también a analistas y políticos, es cuánto tiempo puede extenderse este juego especulativo. Mientras haya dólares disponibles en la plaza local para sumarse a esta bicicleta y convencimiento de los jugadores acerca de la existencia de margen para continuarla, el carry trade seguirá.

El momento de la reversión es la principal interrogante pero, a la vez, es fuente de motivación de especuladores puesto alimenta la esencia de la codicia.

El blanqueo de capitales aportó a consolidar el cuadro de disponibilidad de dólares de corto plazo. El ingreso de estos dólares al circuito formal, vía depósitos en bancos, tuvo dos efectos: por un lado, aumentaron las reservas del BCRA por el encaje (porcentaje del dinero que debe ser inmovilizado en una cuenta en el Banco Central por regulaciones monetarias) sobre esos depósitos, y por otro, crecieron los créditos en dólares.

Estos préstamos incrementan la oferta de dólares en el mercado puesto quienes los reciben deben venderlos en el mercado único de cambio para financiar el proyecto por el cual recibieron las divisas. También existe la tentación de utilizar esos dólares para participar del carry trade.

De una u otra forma, hay más dólares en la plaza cambiaria, se relajan las presiones sobre la paridad y, si actúa la seducción de la bicicleta financiera, se va reforzando la oferta de billetes verdes.

Vender dólares porque el ingreso mensual no alcanza

A este panorama especulativo se agrega otro factor relevante: el persistente desahorro de dólares por parte de familias de clase media y media alta y de comerciantes e industriales para hacer frente a los gastos mensuales. Como los ingresos han retrocedido en términos reales, para mantener el mismo nivel de vida previo o para cumplir con compromisos con proveedores, el pago de impuestos y/o salarios, estos agentes económicos están vendiendo dólares.

Así se ha ido conformando otra fuente de provisión de dólares, la cual está estrechamente vinculada con la existencia de menos ingresos disponibles en pesos para comprarlos.

Aquí aparece la misma duda: ¿hasta cuándo durará? Es similar al interrogante que refiere a la evolución de la tasa de inflación, reprimida por el cuadro general recesivo que pone límites a los aumentos de precios. ¿Qué sucederá con la inflación cuándo empiece un ciclo de recuperación de la economía?

Los vetos son festejados en la city

El riesgo país también ha ingresado en tendencia declinante. Cuando suben las paridades de los títulos públicos en dólares disminuye el indicador elaborado por el JP Morgan. Y suben cuando se despeja el horizonte sobre la capacidad de pago de un stock de deuda muy exigente sobre las cuentas públicas.

Con los dos vetos a leyes aprobados con amplias mayorías, que luego no pudieron ser ratificadas en el Congreso, el gobierno de Javier Milei ha enviado una señal muy contundente a los inversores de bonos argentinos: pagará los intereses y el capital sin importar el costo político ni el daño provocado a la población, aunque sea un sector vulnerable como las y los jubilados.

El mensaje político que ha recibido el mercado de bonos es que el ajuste fiscal para pagar la deuda se hará sin importar el costo social. El objetivo de esta brutalidad es reducir el riesgo país hasta niveles que permitan a Caputo volver a colocar deuda en dólares en el mercado local e internacional para, de este modo, refinanciar los próximos vencimientos de capital y pagar los intereses.

Es la esencia del mesadinerista que ocupa el cargo de ministro de Economía: emitir y aumentar la deuda en dólares, que será una mochila cada vez más pesada sobre la economía.  

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