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Soledad Cuello juntó todas las fuerzas que pudo para contener las emociones acumuladas durante 16 años, miró a los jueces y las juezas del Tribunal Oral Federal 3 de Córdoba e imploró que necesita saber dónde están los restos de su hermana, Yamila. "Ella no se fue, se la llevaron", dijo en el inicio del juicio por la desaparición de esta joven de 21 años, víctima de femicidio y trata de personas. De esos delitos están acusados su ex pareja, Néstor Antonio Simone, y el hermano de éste, Horacio Ramón Palacios. "Luego de tanto tiempo, al poder estar ahí frente al tribunal le costó un poco controlar tantos sentimientos, sobre todo al ir hacia los días previos a la desaparición de Yamila, y contar cómo era ella y cómo eran sus vínculos", dijo a Página/12 la abogada Graciela Taranto sobre la declaración testimonial de Soledad del viernes 21.
"Tenía una relación violenta con Néstor Simone, con 20 años de diferencia de edad porque ella era una adolescente, Sole explicó muy bien la asimetría que había y tomamos conciencia gracias a que crecimos como sociedad y tener una perspectiva de género, que quizás en 2009 no la teníamos", explica Taranto. "También Sole era pequeña, tenía 23 años, y ella también creció como mujer, hoy le da una resignificación a esa violencia y esa sumisión de Yamila respecto de Simone", agregó.
Yamila Cuello tenía 21 años, vivía en el barrio Coronel Olmedo y cuidaba a su abuela. El 25 de octubre de 2009 salió para ir a almorzar con unas amigas pero nunca más la volvieron a ver. Un rato antes había tenido una discusión telefónica con Simone, su ex novio. La abuela escuchó que estaba discutiendo. Cuando Sole supo de la conversación se dió cuenta que hablaba con Néstor. "No me tratés mal porque sino no voy ni bosta", fueron las palabras que Sole reconoció porque así hablaba Yamila. Con el tiempo y una investigación que, como suele ocurrir en estos casos, la familia se puso al hombro, verificó que era él.
Su familia cuenta que tenía una buena relación con ella, que se hacía cargo de sus cosas y la de otros. No había ninguna posibilidad de que se hubiera ido por sus propios medios. Así comenzó la búsqueda, con el también clásico rechazo en tomarle la denuncia a Sole. "Hay que esperar 72 horas", le dijeron en la unidad judicial de su barrio. "Es un delito no receptar la denuncia, pero es lo que sucede porque el crimen organizado tiene una pata estatal", apuntó la abogada.
Pasados tres días Soledad Cuello pudo asentar en sede judicial la desaparición de su hermana. Fue el inicio de una causa compleja en sí, pero que además tuvo dilaciones del aparato judicial. Página/12 pudo saber que algunos testigos no quisieron declarar porque implicaba generarles conflictos, el manto de silencio tuvo múltiples razones pero básicamente muy pocas personas iban a asumir que tuvieron relaciones sexuales con Yamila. La responsabilidad estatal quedó en evidencia cuando a los diez meses del hecho el juez (Alejandro) Sánchez Freytes le dictó el sobreseimiento por el delito de trata, con acuerdo del fiscal (Gustavo) Vidal Lascano. Los investigadores que sí avanzaron no encuentran justificación para tal apuro, con tan pocas pruebas en el expediente y con la víctima desaparecida. Por esa razón, en este juicio Simone solamente responde por el homicidio de Yamila.
Yamila como moneda
Soledad Cuello relató a las juezas Noel Costa y Carolina Prado, y al juez Fabián Asís, las marcas que vió en el cuerpo de Yamila, moretones y quemaduras, y que su hermana le decía que se las había provocado Néstor, quien la entregaba como medio de pago. "La cosificación es algo que podemos decir hoy, pero en aquellos años no. Él la usaba como moneda de cambio porque es un ludópata, participaba en mesas de juego y se endeudaba cuando perdía sus apuestas, entonces cuando no quería entregar bienes, por ejemplo su auto, pagaba con el cuerpo de Yamila", afirmó la letrada. "Él se jactaba de ella, la lucía como un objeto, su novia jovencita que sacaba a relucir en los ambientes de la noche adonde se movía, en eso Soledad fue muy clara, y lo corroboran otros testigos", describió.
De a poco, Soledad fue reconstruyendo los días 24, 25 y 26 de octubre de 2009, previos y posteriores a la desaparición, y está segura que Simone y Palacios fueron responsables de la muerte de Yamila. En esas horas, la fue a buscar a la casa de Simone, que en esa época andaba en un Renault 12, porque cuatro años antes la había encerrado allí. Soledad logró descubrir un espacio de juegos y bar donde iban ambos imputados, allí entregaban chicas jóvenes como medio de pago. Toda la información que fue recogiendo la entregó a la fiscalía.
Proceso sin cuerpo
En la década y seis años que pasaron, los imputados nunca declararon y ni siquiera aceptaron hablar en la primera audiencia de este juicio, que comenzó el jueves 20. "Nunca colaboraron en dar información, sí sabemos por testigos indirectos lo que les dijeron, que la habrían matado y enterrado, aunque sin precisión del lugar", dijo Taranto. El fiscal general Carlos Gonela informó que hay un expediente de búsqueda con nuevas herramientas tecnológicas para cuadrangular antenas y ubicar mejor el recorrido de los imputados. Además de las desapariciones forzadas cometidas durante la dictadura, en períodos constitucionales hay antecedentes de juicios con la ausencia del cuerpo de la víctima, tal el caso del estudiante de periodismo platense Miguel Bru.
En este proceso --que se desarrolla en el fuero federal por la imputación del delito de trata de personas y que podría extenderse por un par de meses-- hay otro querellante, el padre de Yamila, Nicolás Abraham Cuello, asistido por la defensora oficial Mercedes Crespi. En la audiencia del viernes declaró una amiga íntima que contó que Yamila no era una persona miedosa salvo respecto a Néstor. De hecho, en 2005 Soledad tuvo que ir a rescatarla. "Fue una privación de la libertad, ella le pasó a una vecina el teléfono de Sole, la mujer la llamó y le avisó que estaba encerrada en la casa de Néstor", recordó Taranto. En esa época, Yamila tenía 17 años, eran novios y convivían. Luego se separaron, la joven retomó sus vínculos familiares y la secundaria. Sin embargo, siguió viendo a Simone.
La próxima audiencia será el jueves 27 y está previsto que declaren otros siete testigos, tras lo cual se producirán los alegatos de las partes. El requerimiento de elevación a juicio fue presentado por el fiscal federal Enrique Senestrari; la titular de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), Mariela Labozzetta, y los titulares de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), María Alejandra Mángano y Marcelo Colombo.
La investigación determinó que los encuentros entre Cuello y Simone eran siempre a escondidas de la familia de Yamila, cuya situación estaba marcada por la vulnerabilidad socio-económico-familiar que ella atravesaba. Esto le permitió a Simone y a Palacios "aprovecharse de ella, dominando su voluntad para explotarla en su beneficio personal. Así, durante octubre de ese año ambos acusados consumaron varias estafas en distintos comercios de la ciudad de Córdoba", expresó el dictamen de la fiscalía.
Según ese requerimiento, “los acusados se valieron de esta situación de vulnerabilidad con el fin de someterla a mantener relaciones sexuales con distintos hombres, la utilizaron como medio de pago para saldar sus deudas de juego y como mercancía para ganar dinero y continuar apostando en los distintos lugares de juego clandestino a los que concurrían”. Estos acontecimientos ocurrieron entre finales de 2005 y diciembre de 2008, período que coincidió con el tiempo de convivencia entre Simone y Cuello. La situación se prolongó hasta que la hermana de la víctima, junto con varios amigos, la rescataron de la casa de su pareja, tras tirar abajo la puerta del domicilio.
La desaparición
El 25 de octubre del año 2009 Simone pasó a buscar a Yamila por las inmediaciones de la casa de su abuela, donde ella residía, y la trasladó en su automóvil Renault 12 a la casa de sus padres, donde él vivía. De acuerdo a la acusación, allí se reunieron con Palacios y en circunstancias y motivos que aún se desconocen, la asesinaron en presencia de una amiga de ella. Ambos hombres desecharon el cuerpo que, hasta el momento, no ha sido encontrado. Por su parte, la mujer --que fue sobreseída en la causa-- se dirigió a la casa de la abuela de la víctima, donde ingresó para buscar el teléfono celular de Yamila para formatearlo.
Durante la investigación, familiares de la víctima y diversos testigos dieron cuenta del vínculo que ella mantenía con los dos acusados. Uno de ellos, de identidad reservada, aseguró que el día de la desaparición, Simone fue visto intentando limpiar manchas de sangre que se encontraban en el tablero y en el piso del asiento de su auto y que, en otra ocasión, Palacios le habría manifestado a una tercera persona que sabía cuál había sido el destino final de Cuello y dónde se encontraba enterrado su cuerpo.